El ciclo de vida de todos los insectos, independientemente de la especie e incluyendo a la abeja de la miel, se inicia con la etapa de huevo.
Durante la temporada de invierno, una reina forma una nueva colonia al poner sus huevos dentro de las celdillas de un panal de cera.
Los huevos fertilizados eclosionan para convertirse en obreras, en tanto que los huevos no fertilizados llegan a ser zánganos (abejas machos).
Para que una colonia sobreviva la reina debe poner huevos fertilizados que al convertirse en obreras desempeñen el rol de buscar alimentos y cuidar de la colonia.
Cada colonia contiene sólo una reina, la cual se aparea a una edad temprana y recoge más de cinco millones de espermatozoides.
Una reina abeja de la miel participa en un único vuelo nupcial y en tal ocasión acumula suficiente esperma para poner huevos a lo largo de su vida.
Cuando una reina ya no puede poner huevos, las nuevas reinas son responsables de aparearse y poner huevos.
Los huevos de las abejas de la miel miden entre uno y 1.5 milímetros de largo, aproximadamente la mitad del tamaño de un grano de arroz.
Antes de poner sus huevos la reina se mueve a través del panal y examina minuciosamente cada celdilla.
El proceso de la puesta de un huevo dura sólo unos segundos y una reina es capaz de poner hasta 2.000 huevos en un día.
Una joven reina pone sus huevos en forma organizada, colocando cada huevo junto a otros dentro de cada celdilla.
La reina comienza a poner los huevos en el centro del panal de cera para que las obreras puedan luego poner miel, jalea real y otros alimentos para la larva en los bordes externos de cada celdilla.
A medida que la reina envejece pone menos huevos y lo hace en forma menos organizada.
Cuando la reina pone un huevo, éste es adherido a la celdilla por un filamento mucoso.
Durante la primera etapa de desarrollo se forma el sistema digestivo, el sistema nervioso y la cobertura exterior.
Después de tres días, el huevo eclosiona en larva, la cual es alimentada por las obreras con miel, jalea real y otros líquidos obtenidos de las plantas.
La larva no tiene patas, ojos, antenas ni alas.
Se asemeja a un grano de arroz con una boca pequeña.
Las larvas se alimentarán hasta convertirse en obreras, reina o zánganos.
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