13 diciembre 2021

VIRUS DE LAS ALAS DEFORME - DMW

El primer aislamiento de este virus se realizó a partir de muestras de abejas adultas, procedentes de colonias infestadas con Varroa destructor. 

VIRUS DE LAS ALAS DEFORME - DMW

Las colmenas estaban localizadas en Japón y por este motivo en un primer momento se denominó cepa Japonesa.

La sintomatología que puede desencadenar este virus se parece a la producida por Varroa destructor, por este motivo se pensó en un primer momento que los síntomas observados eran el resultado de la acción de varroa, y no debidos a un virus.

El virus de las alas deformes se encuentra actualmente ampliamente distribuido y es frecuente encontrarlo en las colonias infestadas por el ácaro Varroa. 

Las abejas afectadas tienen un tamaño inferior al normal y las alas presentan deformidades o se encuentran atrofiadas.

VIRUS DE LAS ALAS DEFORME - DMW
Este virus puede afectar a las abejas adultas y la cría, además sabemos que V. destructor actúa como vector de transmisión entre insectos sanos y enfermos, y a la cría en desarrollo. 

Como ejemplo podemos citar que en muestras procedentes de dos colonias estadounidenses con un alto grado de parasitación encontraron este virus en el 92% de los ácaros, 100% de las obreras con alas deformes, 75% de las obreras aparentemente normales, 47% de los zánganos adultos, 92% de las pupas de obrera y 80% de las larvas.

Además de su presencia en la cría de obreras, y en las obreras y zánganos adultos. Se ha detectado este virus en las reinas, en la comida que se administra a las larvas, y en el esperma de los zánganos.

VIRUS DE LAS ALAS DEFORME - DMW
Los trabajos realizados no son concluyentes acerca de la patogenicidad o capacidad de producir una enfermedad por este virus.

Probablemente no sólo sea el causante de deformidades en las alas de ciertos animales, sino que además seguramente reduce la esperanza de vida de las obreras y además esté implicado en la pérdida de animales y cría en momentos críticos.

Según explican los científicos, este ácaro, llamado varroa, extiende el virus mortal al alimentarse de hemolinfa o «sangre» de abeja. 

11 diciembre 2021

LA MARAVILLOSA ABEJA DE RAYAS AZULES - THE MARVELOUS BEE BANDED BLUE

La Amegilla Cingulata , comúnmente conocida como la abeja de rayas azules , es una abeja de la Familia Apidae nativa de Australia.

LA MARAVILLOSA ABEJA DE RAYAS AZULES - THE MARVELOUS BEE BANDED BLUE.

Actualmente, varias organizaciones científicas están llevando a cabo investigaciones sobre cómo la abeja de rayas azules beneficia a la agricultura a través de su distintiva "polinización por vibración". Estas abejas son muy importantes para la producción de alimentos y contribuyen a por lo menos el 30% de los cultivos en Australia.

LA MARAVILLOSA ABEJA DE RAYAS AZULES - THE MARVELOUS BEE BANDED BLUE.
La A. Cingulata tiene un aspecto muy sorprendente, similar a varias otras especies de Amegilla. 

A diferencia de las abejas de miel , tiene rayas azules opalescentes pálido en su abdomen. 

El macho se distingue por el número de bandas completas, que tienen de cinco a diferencia de las hembras de cuatro. 

En cuanto a tamaño, A. Cingulata puede crecer hasta 10-12 mm.

La A. Cingulata recoge la mayor parte de su néctar de flores de color azul.

LA MARAVILLOSA ABEJA DE RAYAS AZULES - THE MARVELOUS BEE BANDED BLUE.
Construye un nido solitario, pero a menudo cerca de otros congéneres. 

Tienden a anidar en los bancos secos de los ríos, sus nidos son de arcilla y pueden construir entre los ladrillos, pero también pueden enterrarse en arenisca suave y las áreas de este tipo de roca puede llegar a ser plagado de túneles. 

Las celdas al final de los túneles, contienen un huevo con una mezcla de polen / néctar para la comida de larvas.

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06 diciembre 2021

DE LA FLOR A LA COLMENA, DEL NÉCTAR A LA MIEL.

La transformación desde el néctar a la miel es un proceso de concentración en el que se reduce el contenido de agua desde un 70-92 % hasta un 17 % aproximadamente. 

Se trata de un proceso físico, además de un proceso químico en el que se reduce la sacarosa, transformándose en fructosa y glucosa, mediante la encima invertasa que contiene la saliva de las abejas.

DE LA FLOR A LA COLMENA, DEL NÉCTAR A LA MIEL.
Tras la recolección suficiente de néctar, ahora mezclado en su buche con la encima mencionada, la abeja pecoreadora pasa lo obtenido a una obrera almacenista, que también lo deposita en su buche aumentando la concentración de invertasa hasta 20 veces. 

Como en el interior de la colonia la temperatura es elevada entonces se produce una deshidratación natural del néctar. Este traspaso del néctar, con su sucesiva concentración, entre las distintas obreras de la colonia finaliza cuando la última obrera almacenista lo deposita en una celdilla, a un tercio de su capacidad.

En su interior continua el proceso deshidratante y la miel pierde agua hasta que madura. Una vez madurada, la obrera añade el segundo tercio y continúa el proceso hasta su total capacidad. Si espesa demasiado, las abejas lo diluirán con agua para guardarla en una consistencia perfecta. 

Cuando la miel está elaborada, la celdilla es operculada con cera con el fin de evitar que se reabsorba el agua del medio y no fermente.

DE LA FLOR A LA COLMENA, DEL NÉCTAR A LA MIEL.
Lo más sorprendente de todo este proceso es que las enzimas segregadas por la abeja, tras lograr su cometido invirtiendo el azúcar compuesto (sacarosa), en azúcar simple (glucosa y fructosa), se desintegran totalmente, por lo que la abeja expulsa la miel terminada de su organismo absolutamente limpia de todo componente proveniente del mismo y, por lo tanto, la miel sale sin ningún rastro del paso por el buche melario.