Por: Daniel G. Pesante, Ph.D. Catedrático y Especialista Apícola
Introducción La meta principal de todo apicultor, sea este uno comercial o de pasatiempo, es lograr que la colonia de abejas melíferas (Apis mellifera spp.) desarrolle una población adecuada de pecoreadoras: (1) que amase la cantidad mayor de néctar posible y la almacene como miel, y (2) que sea una polinizadora efectiva. Para que esto sea realisable el apicultor debe visualizar claramente y manejar efectivamente los factores más importantes que afectan la producción de miel de la colonia de abejas. Se considerarán los factores que estén bajo el control del apicultor. Podemos enumerar, en orden de importancia: (1) La calidad del panal, (2) La edad de la reina, y (3) La calidad genética de la reina.
Calidad del panal
La calidad del panal está contemplada como una parte clave del manejo de la colmena, es de vital importancia para que la colonia pueda contar con los elementos físicos necesarios para desarrollar una buena población de obreras. Sólo mediante una población numerosa de pecoreadoras será posible hacer recolecciones de néctar que sean atractivas. El apicultor debe visualizar que él es un productor de abejas y no uno de miel. Las colonias podrán almacenar, en forma consistente, una cosecha de miel lucrativa, sólo si se logra que; (1) la colonia desarrolle una población numerosa de obreras, (2) con la edad correcta, y (3) que esto se lleve a cabo en sincronía con el flujo de néctar.
La única manera de lograr este aumento en población es si los panales de la cámara de cría cuentan con la cantidad necesaria de celdas de obrera para recibir la postura de la reina. Mientras menor sea el número de celdas de obrera por unidad de área de panal, menor será la población de obreras producida por unidad de tiempo. Es por esto que se recomienda que se reemplacen los cuadros cuyos panales tengan más de un 10 a un 20 por ciento de sus celdas distorsionadas, zanganeras, o que sean espacios vacíos.
Interactuando con lo antes mencionado, debemos tener en mente que la relación población de la colonia a producción de miel, no es una lineal, sino una exponencial. A mayor cantidad de abejas en la colonia, mayor la cantidad, pero sobre todo, la proporción de miel producida por colonia. Esto es así ya que cada colonia requiere de un número determinado de abejas que guarde relación con los procesos básicos de la colonia como lo son: la alimentación de las larvas y adultos, construcción de los panales, limpieza de los panales, ventilación, almacenamiento de agua, néctar y polen, mantenimiento de la temperatura y otros procesos asociados a la estructura social de la colonia. Todas las abejas que se producen sobre esta cantidad básica estarán disponibles para salir al campo a pecorear. Mientras mayor sea esta cantidad de abejas mayor podrá ser la cosecha de miel.
La importancia de contar con un número adecuado de celdas de obrera por panal se puede palpar mediante un sencillo ejercicio numérico. Un cuadro Langstroth estándar de la cámara de cría, con su panal correctamente construido, cuenta con aproximadamente unas 5,000 celdas de obrera (total de ambas caras). En promedio, los primeros 5 cm o el 25 por ciento de la superficie del panal usualmente está destinado al almacenaje de miel o de polen, por lo que el área de postura de la reina es en realidad de unas 3,750 celdas. Esta disminución en el área de postura potencial es algo normal con lo que todo apicultor tiene que contar. No obstante, el número de celdas de obreras disponibles se convierte en un factor limitante para el desarrollo de la colonia, si el resto del panal tiene celdas zanganeras, celdas distorsionadas, huecos en el panal o sencillamente el apicultor no pudo proveer las condiciones propicias para la construcción del panal y las abejas, por ejemplo, dejaron espacios vacíos entre la cera estampada y el cuadro. Esta última serie de condiciones es muy común y con frecuencia la suma de todas estas áreas sin celdas de obreras llega a sobre pasar un 40 por ciento del espacio disponible restante. Esto quiere decir que la reina cuenta con sólo unas 2,250 celdas por panal para la postura de huevos de obrera. Aún cuando todos los otros factores sean óptimos, el número total de celdas disponibles es de 18,000, cantidad muy por debajo de lo requerido para poder producir una población adecuada para generar una cosecha significativa de miel. Estos cálculos están basados en el manejo de una sola cámara de cría con 10 cuadros cuyos cuadros uno y diez estén llenos de miel, según lo requerido en el manejo apícola tropical moderno. Los apicultores que utilizan sólo nueve cuadros en la cámara de cría, están disminuyendo aún más el número disponible de celdas de obrera, en este caso un 12.5 por ciento más, lo que disminuye el número disponible de celdas de obrera a 15,750.
Acabamos de establecer la importancia de la calidad del panal y de la cantidad de celdas de obreras disponibles para que la reina realice su postura. Veamos ahora cómo se relaciona el componente físico del panal con el biológico. Si la reina tiene una postura promedio de 1,000 huevos diarios, requerirá de un mínimo de 21,000 celdas de obrera, para satisfacer su capacidad de postura mínima promedio. Esto es así ya que desde que se pone el huevo hasta que nace la obrera y se desocupa esa celda pasan 21 días. Si la reina tiene una postura promedio de 1,500 huevos diarios, requerirá de un mínimo de 31,500 celdas de obrera disponibles. Basándonos en estos cómputos, que incorporan condiciones representativas de lo que se observa en el apiario, podemos apreciar que en la mayoría de los casos el mismo apicultor está limitando la capacidad de cosecha de miel de la colonia. De aquí que observemos que con frecuencia, la producción por colmena por año sea menor a los 20 litros (5 galones). No obstante, el punto positivo de este dato es que la calidad del panal: (1) es un factor directamente bajo el control del apicultor, y (2) que mejorando la calidad del panal podemos aumentar la producción de miel de un 40-60 por ciento.
Edad de la reina
El segundo factor en importancia en la producción de miel de abejas de una
colonia es la edad de la reina. La función principal de la reina, desde el
punto de vista del apicultor, es la de poner huevos de obrera. En realidad la reina es una máquina de poner huevos, a razón de entre 800 y 1,600 huevos diarios. Esto equivale a poner entre 0.5 y 1 huevo cada minuto. El apicultor debe velar que la colonia cuente con una reina que tenga una capacidad postura de huevos que vaya a la par con los objetivos de producción. De nada vale tener una reina que tenga una "alta" calidad genética en producción de miel (produzca pecoreadoras de gran capacidad recolectora de néctar), si ésta está muy vieja y ya no puede desarrollar la población requerida de pecoreadoras para lograr esa cosecha (o el apicultor mantiene panales de calidad pobre).
Si bien es cierto que el largo de vida biológico de una reina puede ser mayor de tres años; el largo de vida útil para el apicultor es mucho menor. Mientras más joven sea la reina, mayor será la cantidad de huevos que pone por unidad de tiempo. Reinas menores de un año consistentemente tienen las posturas de huevos más elevadas. Mientras mayor sea la postura de huevos de obrera, mayor será la población de pecoreadoras y, por consiguiente, la cosecha de miel. De aquí que se recomiende que se reemplace la reina de cada colmena por lo menos una vez cada año. Esto se debe llevar a cabo para el mes de diciembre en los llanos costeros y para enero en la zona de montaña.
En los trópicos, la reina lleva a cabo su postura durante todo el ciclo anual, por lo que es posible que su postura promedio decline mucho antes del año, lo que afectaría negativamente la producción de obreras y la de miel, para la segunda cosecha del año. En sistemas templados la reina puede "descansar" sus ovarios durante parte del otoño, durante el invierno y en algunas áreas geográficas, durante parte de la primavera, ya que las temperaturas bajas, menores de 57° Fahrenheit inician el comportamiento de agrupación en el nido de cría y la reina disminuye e inclusive llega a suspender su postura de huevos.
Acoplado a este concepto está el hecho de que estas temperaturas bajas afectan adversamente el desarrollo de la cría.
El peso de una reina varía mucho dependiendo de si es virgen o está fecunda, y de su condición fisiológica para esa época del año. Una vez fecunda, el peso depende de su razón de postura diaria lo que está directamente relacionado con la entrada de alimentos a la colonia. Una reina fecunda y en la época de alta postura llega a pesar en promedio unos 275 miligramos. Teniendo una razón de postura de 1,600 huevos por día, ésta llega a poner más de su propio peso diario en huevos (cada huevo pesa entre 150-180 microgramos). Esta razón de postura representa una carga fisiológica monumental. De aquí que postulemos que en el trópico la reina se "agota" más rápido.
De poder verificar, mediante experimentación científica, el efecto del ambiente tropical sobre la postura de la reina y su relación a la producción de miel, puede que sea rentable el reemplazar las reinas en diciembre-enero, y también en junio-julio de cada año; ya que esto podría representar un aumento en la producción de miel por colmena lo suficientemente lucrativo como para compensar el costo de esta nueva práctica.
Sustentando más el punto anterior, mientras más joven sea la reina, mayor será su producción de substancia reina o ácido oxodecenoico. Esta feromona, entre otros efectos, tiene la capacidad de estructurar los vuelos de pecoreo, haciendo éstos más numerosos y frecuentes. Esto es un factor que apoya un aumento en la producción de miel ya que aumenta la capacidad recolectora de néctar de la colmena en comparación con colonias que cuentan con la misma población (el mismo número de abejas).
Consideremos otro efecto bien importante de la edad de la reina. Es frecuente observar una variación marcada en la producción de miel de las colmenas de un mismo apiario. En la mayoría de los casos el apicultor indica que las colonias son poco productoras, implicando que la calidad genética de la reina es pobre.
La verdad es que en la gran mayoría de los casos el factor operante es que cada colonia está encabezada por una reina de edad distinta, como resultado, las reinas tienen desarrollos fisiológicos diferentes, lo que a su vez resulta en razones de postura diferentes. Las razones de postura diferentes llevan a que cada colonia tenga una población con un tamaño diferente y con una estructura de edades diferente, aumentando la variación en producción entre las colmenas de un apiario. Aumentos de un 25 por ciento en la producción promedio anual de un apiario pueden ser observados al reemplazar anualmente todas las reinas para la misma época (diciembre-enero). Recuerde, la edad de la reina tiene efectos directos e indirectos de gran importancia sobre la producción de obreras y la producción de miel de la colonia. Mantenga reinas jóvenes encabezando sus colonias y producirá más miel.
Calidad genética de la reina
El tercer factor en importancia para la producción de miel de abejas, bajo
control del apicultor, es la calidad genética de la reina. He dejado este
factor para última consideración ya que los factores de calidad del panal y la edad de la reina definitivamente toman precedencia sobre la calidad genética de la reina.
Hace 400 años que los colonizadores trajeron abejas melíferas al Nuevo Mundo, desde entonces tanto la naturaleza como el apicultor han seleccionando las abejas para aumentar la producción de miel por colonia en este ambiente tropical. Se han concentrado en este factor ya que éste es el factor más importante: (1) para la sobrevivencia de la colonia, (2) para el apicultor y (3) es el más fácil de cuantificar. Más significativo aún, debemos incluir los miles de años, previo a la importación al Nuevo Mundo, que el ser humano ha venido manejando las abejas en África y posteriormente en Asia y en Europa.
Como consecuencia de tantos años de selección directa e indirecta, hacia un aumento en la producción de miel, el margen de aumento en producción de miel que está controlado genéticamente es relativamente limitado. La calidad de los panales y la edad de la reina son factores que tienen más impacto sobre la producción de miel que el que la colmena tenga una reina de supuesto "alto linaje". En la mayoría de los casos el linaje, en base a productividad de miel, es utilizado como una forma de propaganda para atraer al consumidor y aumentar la venta de reinas. Pero la realidad es que es un factor de menor importancia.
Yendo fuera de Puerto Rico a buscar esta supuesta abeja reina más productora, el apicultor se mueve y frecuentemente adquiere, en forma ilegal, reinas del exterior. Esto históricamente ha traído una serie de inconvenientes que a corto y a largo plazo siempre ha terminado perjudicando al mismo apicultor y a la
industria apícola del país. Por un lado, la mayor parte de las reinas adquiridas en el exterior son de áreas ecológicas no compatibles con la nuestra, por lo que los patrones de postura de las reinas no están de acuerdo con nuestras floraciones.
En Puerto Rico, la colmena de abejas se desarrolla en una forma óptima si reemplazamos su reina a mediados de diciembre-enero de cada año (necesitamos proveer alimentación estimulante durante esta época de no producción de néctar).
De esta forma la colonia va a tener tiempo de desarrollarse y de producir una población de abejas obreras que pueda hacer una buena cosecha de néctar. A una colonia de abejas le toma, por lo menos, de dos a tres ciclos de cría desarrollarse, para poder aprovechar en forma óptima el flujo de néctar de primavera. Cada ciclo de cría de obrera es de 21 días y el flujo de néctar, por lo general, dá inicio a mediados de febrero en el llano seco y a mediados de marzo en la zona de altura, más o menos dos semanas. Para esta época, la mayoría de los apiarios comerciales de producción de reinas del extranjero están en pleno invierno y no pueden producir reinas para Puerto Rico. Las reinas que usted compra durante ese momento son reinas que han estado almacenadas en colonias banco desde el verano u otoño anterior. Estas reinas tienen de cuatro a seis meses en almacén, estando enjauladas sin poner huevos durante todo este período, lo que afecta adversamente la condición de los ovarios. Más aún, las reinas que permanecen enjauladas por más de 30 días tienden a recibir daños mecánicos en los tarsos, lo que afecta su habilidad de poner huevos.
Como si lo anterior fuera poco, la posibilidad de introducir enfermedades y plagas es una realidad que lamentablemente ya hemos vivido con mucho dolor con la introducción de la enfermedad bacteriana Loque Americana en el 1982; y el parásito externo Varroa jacobsoni en el 1989. Ambas introducciones fueron hechas por apicultores que supuestamente buscaban traer reinas para "mejorar la sangre local" y terminaron siendo acontecimientos altamente destructivos (sobre todo Varroa), no sólo para ese apicultor, sino para toda la industria apícola.
Dicho sea de paso, otros países todavía cuentan con parásitos y enfermedades que son más dañinos que el mismo Varroa, como lo son los ácaros Tropilaelaps clareae, Euvarroa sinai, el ácaro interno Acarapis woodi, el díptero Senotainia tricuspis, así como hongos, viruses y retroviruses. Es obvio que debemos procurar no darles paso e introducirlos a la Isla.
El Departamento de Agricultura en una acción muy sabia para la industria, prohibe la introducción a la Isla de reinas y/o cualquier otro material vivo o previamente utilizado por abejas melíferas. Sólo solicitando un permiso especial al Secretario de Agricultura se pueden comprar reinas del exterior y únicamente de aquellos productores de reinas que se sabe que históricamente no tienen enfermedades, parásitos y que son de áreas ecológicas compatibles con la nuestra. Aún así mi recomendación es encontra de importar material genético ya que, no es necesario y a la larga siempre se introducirá el o los problemas.
En Puerto Rico contamos con las abejas reinas idóneas para nuestras condiciones ambientales, por lo que recomendamos que el apicultor dé inicio a un programa de manejo que le permita reemplazar las reinas por lo menos una vez al año. Al mismo tiempo, es imperativo que el apicultor incorpore un sistema donde éste lleve un registro de producción. Es imprescindible que el apicultor sepa, sin lugar a dudas, el peso de miel producida por cada colmena, durante cada una de las cosechas del año. Esta información posteriormente será utilizada para identificar las colmenas que realmente tienen producciones de miel de abejas sobre el promedio y de las cuales se deben generar las reinas para cosechas posteriores. La idea es ELIMINAR PAULATINAMENTE del sistema las reinas que realmente tengan producciones por debajo del promedio.
Recuerde, para aumentar la producción de miel de sus colmenas préstele mayor atención a la calidad de los panales y a la edad de la reina. Conjuntamente establezca un programa de selección que le permita, eliminar las reinas que producen bajo el promedio.
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