14 octubre 2015

LA COLMENA: UN ECOSISTEMA EN EQUILIBRIO - BEEHIVE: A BALANCED ECOSYSTEM.

http://lafamiliapicola.blogspot.com/2015/10/la-colmena-un-ecosistema-en-equilibrio.html
Reseña: El objeto de este artículo es visualizar a la colmena como un ecosistema en equilibrio y tratarlo como tal. Las intervenciones del apicultor suelen romper el equilibrio existente en la colmena dando lugar a trastornos que afectan el desarrollo equilibrado de la población como la sanidad de la misma, ya que ante factores de estrés, la colonia enferma.

Introducción
Todo ecosistema está integrado por elementos bióticos y no bióticos que se encuentran en equilibrio en forma natural.
Los elementos climáticos como la luz solar, la temperatura, las precipitaciones y la presión atmosférica, entre otros, se combinan con los factores edáficos y condicionan el desarrollo de tipos particulares de vegetación que sostienen determinadas clases de animales herbívoros y éstos dan lugar a los carnívoros y todos, cuando mueren, vuelven al suelo donde son descompuestos por los microorganismos. Ésta es, en apretada síntesis, un prototipo de ecosistema terrestre En cada uno hay un flujo de energía y materiales que entran y salen del mismo y todo el conjunto se encuentra en equilibrio ... hasta que el hombre interviene.
 
La población
Una colmena es un ecosistema en equilibrio. En un determinado espacio se desarrolla una población de abejas que crece en primavera, se estabiliza en verano y decrece en otoño e invierno hasta la próxima primavera. En primavera crece la población hasta completar la totalidad del espacio disponible y, una vez cubierto, la población se subdivide mediante el fenómeno de la enjambrazón.
 
http://lafamiliapicola.blogspot.com/2015/10/la-colmena-un-ecosistema-en-equilibrio.htmlUna colonia no es sólo un conjunto de abejas. Hay una organización perfectamente adaptada para cubrir todos los requerimientos que les permite a esta familia no sólo sobrevivir, sino también producir sus propias reservas de alimentos, reproducirse, conservar la especie y difundirse geográficamente. Para ello cada miembro de la colonia (o familia) realiza una actividad sumamente especializada. Una colonia es un Sistema, es decir, un conjunto de elementos que interactúan tan estrechamente unos con otros que resultan inter-dependientes. En una colonia cada tarea, que cada abeja realiza, resulta imprescindible para todas las demás ya que cada una no puede sobrevivir sola, necesita del conjunto, y por sí mismas no se encuentran dotadas para sobrevivir ni cumplir con todas las demás funciones biológicas.
Hay otros componentes bióticos en este ecosistema. Hay, por ejemplo, microorganismos (hongos, bacterias, etc) que se mantienen controlados gracias a la producción de propóleos. Este producto, producido por las abejas a partir de resinas que cosechan de ciertos árboles, es el elemento antiséptico y desinfectante con que cuentan las abejas para mantener una población sana en tan reducido espacio.
En el transcurso de su crecimiento poblacional, las abejas construyen panales de cera donde depositan cría, polen, néctar y miel. Del exterior traen agua, néctar de flores o azúcares de otras fuentes (como pulgones, por ejemplo), resinas y polen o, en casos de emergencia, elementos proteicos de otras fuentes.
Este ambiente interior de la colmena se desarrolla en ausencia de luz y está fuertemente influenciado por la temperatura y la humedad, dos factores ambientales determinantes en la supervivencia, en la sanidad y en la conducta de las abejas.
 
La Temperatura
La colonia es un ecosistema en equilibrio y si bien las abejas son organismos de "sangre fría", necesitan mantener el calor dentro de un rango apropiado a las circunstancias.
La colonia de abejas posee una serie de mecanismos que tienden a mantener la temperatura dentro de un rango que les permite sobrevivir y desarrollar los trabajos propios en cada estación del año.
La colonia mantiene su temperatura en los rangos apropiados merced a los siguientes mecanismos:
 
Apiñamiento
Las abejas (de distintas edades en forma mezclada) se apiñan formando un racimo que en invierno se lo llama "bolo invernal". Los enjambres que permanecen a la intemperie hasta dirigirse al lugar definitivo también lo hacen, al igual que las abejas que son transportadas en forma de paquetes. Aún en primavera o en otoño o puede suceder en veranos frescos, cuando la temperatura disminuye sustancialmente, las abejas se agrupan para mantener la temperatura o generar calor.
En este racimo funcionan dos tipos de movimientos:
Por una parte las abejas -tomadas de las patas- se acercan o separan entre sí contrayendo o expandiendo el racimo.
Por otra parte, en invierno o en períodos prolongados de frío, hay un movimiento de revolución: las abejas de la periferia se mueven hacia el interior del racimo y las del interior a la periferia. Sin este segundo mecanismo, las abejas del borde terminarían por morir dejando en la periferia a una segunda línea de abejas que también terminarían muriendo y así sucesivamente hasta la muerte de todo el racimo. En cambio con este movimiento de revolución todo el racimo sobrevive reduciendo al mínimo la mortandad de las abejas por hipotermia.
En la estructura del racimo existe otro hecho que permite conservar el calor. Las abejas de la periferia -en un espesor de 2 a 7 cm- se encuentran más juntas, más apretadas que las del centro formando una banda protectora.
 
Batido de alas
Las alas, además de ser los órganos anatómicos que utilizan para volar, son empleadas para generar calor o para ventilar para lo cual generan con ellas un movimiento circular logrando así sus propósitos. En el racimo este mecanismo se pone en marcha para generar calor cuando la temperatura del mismo desciende hasta los 14°C y para refrescar (ventilación) cuando supera los 35°C. No todas las abejas participan de este movimiento, sino sólo algunas, las necesarias para lograr el propósito.
Cuando existe cría en desarrollo dentro del nido, la temperatura de crianza de las larvas es de 34°C. Cuando no hay cría (lo cual sucede en invierno en regiones frías) el racimo de abejas puede ir disminuyendo su temperatura hasta los 14°C. Si la temperatura sigue bajando el racimo de abejas se contrae (las abejas se aprietan) y, para generar calor, desarrollan una actividad con las alas similar a las que realizan cuando están ventilando. Mientras en el centro del racimo la temperatura se mantiene a 14°C, en la periferia las abejas pueden estar a 6°C y mueren cuando la temperatura desciende por debajo de los 6°C. Pero el movimiento de revolución mencionado anteriormente les permite ir renovándose evitando la muerte por hipotermia.
En verano, la temperatura es mantenida a través de la ventilación que realizan las abejas enviando, con su batido de alas, una corriente de aire desde la piquera hacia el interior, mientras otras abejas lo hacen en sentido inverso provocando así una corriente que circula por el interior de la colmena refrescando el ambiente. En días calurosos y cuando la población de abejas es numerosa muchas de ellas se desplazan hasta la piquera y allí se arraciman formando una barba para permitir que la ventilación en el interior de la colmena se pueda realizar eficientemente. Si bien esta barba de abejas no es un signo de una próxima enjambrazón parece indicar un espacio reducido que las abejas despejan saliendo al exterior. Esto debe advertir al apicultor sobre la falta de espacio de la colonia.
 
Calafateo con propóleos
Cuando las aberturas que se dejan en la piquera o cuando hay demasiada separación de partes móviles, las abejas calafatean con propóleos rellenando el exceso de aberturas. Con esto regulan el intercambio gaseoso entre el espacio interior y el exterior.
De manera que una de las principales actividades de una colonia es mantener su temperatura dentro del rango apropiado a la circunstancia que está viviendo. Pero también es importante mantener la humedad en un rango aceptable para el desarrollo normal de la colonia.
  
La Humedad
El exceso de humedad dentro de una colmena, particularmente en invierno, provoca un disturbio sustancial en la vida de la colonia y desencadena procesos que conducen a la generación de problemas sanitarios que favorecen la mortandad de abejas. Este es un problema en la zona cordillerana, como en cualquier otra región donde la humedad relativa, en invierno especialmente, es alta o donde las masas de aire frío mantienen un tenor alto de humedad. La humedad se genera en el interior de cada colmena por el consumo de miel que hacen las abejas. Por cada litro de miel consumida se genera un litro de agua. Esta humedad, en época de actividad de las abejas, sale de la colmena mediante el mecanismo de ventilación que desarrollan. Pero en invierno las abejas, arracimadas, no utilizan el batido de alas en la piquera para ventilar, de manera que la colmena en sí debe estar dispuesta para que se favorezca la ventilación sin la intervención de las abejas, lo cual es importante en la zona cordillerana de Patagonia.
Si el ambiente externo es muy húmedo el intercambio gaseoso entre la colmena y el exterior favorece la acumulación de la humedad en el interior de aquella condensándose principalmente en la parte inferior de la entretapa, en las paredes laterales y en los panales más cercanos a éstas. Esto suele suceder en nuestra cordillera en invierno y esta situación se agrava si el apiario está ubicado erróneamente en un mallín o en un área baja donde se acumula el aire frío y húmedo que baja de las laderas circundantes. También sucede cuando la población invernal de abejas no es numerosa.
Aparecen así procesos como el de fermentación de la miel y de las pérdidas de polen por ataque de hongos.
Hay que tener en cuenta que en la zona de cordillera las abejas se encuentran en actividad hasta bien entrado el otoño y hasta es común observar colonias que no cortan totalmente la postura y mantienen pequeñas áreas de cría. Las que interrumpen la postura lo hacen a partir de la segunda quincena de abril y puede ocurrir que en días, donde la temperatura llega a los 12°C, haya algo de entrada de néctar en ese mes. El riesgo de esta pequeña entrada de néctar es que no alcance a perder la humedad suficiente para transformarse en miel y permanezca con un contenido de agua excesivo pudiendo fermentar si el interior de la colmena no está suficientemente ventilado y con exceso de humedad. El néctar se acidifica, toma un olor avinagrado y, si las abejas lo consumen, les resulta mortal.
La miel con exceso de humedad fermenta cuando el rango de temperatura se encuentra entre 10 y 25°C. La temperatura ideal de fermentación es de 15,5°C. Recordemos que el racimo invernal internamente trata de mantenerse por encima de los 14°C, por lo tanto, la temperatura de fermentación coincide con la del racimo. Si éste se desplaza para ir consumiendo reservas, puede alcanzar los cuadros donde hay néctar acumulado con exceso de humedad. Por lo tanto, en una colmena el exceso de humedad que se encuentra condensada en las paredes y panales laterales cargados de miel y polen resulta particularmente peligroso cuando la temperatura se encuentra en el rango mencionado.
Por su parte el polen, cuando está sometido a un exceso de humedad, es atacado por hongos. Si el ataque es severo provoca fuertes pérdidas en la reserva de polen ya que se forma una costra dura y blanca que a las abejas les resulta imposible remover. Recordemos que una buena provisión de polen resulta esencial para mantener una buena población de abejas entre los meses de abril a agosto y especialmente se transforma en un alimento crítico cuando comienza la postura en la segunda quincena de julio o principios de agosto en la cordillera patagónica. Este fenómeno -el del polen atacado por hongos- no sucede generalmente cuando la colmena pasa el invierno con una buena población de abejas que mantienen el calor en casi todos los cuadros y cuando la colmena se encuentra bien ventilada impidiendo la acumulación y condensación de humedad.

Intervención del apicultor
Es imprescindible que el apicultor tenga conciencia de los mecanismos que utilizan las abejas para mantener a raya la temperatura y la humedad ya que sus intervenciones en ningún caso deben interferir con los mismos. Si lo hace genera una situación de estrés que le abre la puerta a numerosos problemas sanitarios, muchos de los cuales, especialmente los bacterianos y los fúngicos se desencadenan a partir de situaciones provocadas por el mismo apicultor. Por el contrario sus intervenciones deben ayudar a la colonia acompañando a la población de abejas a mantener la temperatura y la humedad dentro de los rangos de tolerancia. Para ello dispone de varias herramientas:
 
Localizar correctamente el apiario
Ante todo hay que localizar correctamente el apiario en un lugar seco donde no haya acumulación de aire frío durante las noches ni tampoco en lugares húmedos como los mallines cordilleranos.
 
Orientar adecuadamente las colmenas
Hay que proteger las colmenas de las corrientes ventosas. En la cordillera patagónica es aconsejable que las piqueras estén orientadas al N.E. ya que los vientos en esta región provienen del cuadrante oeste y sudoeste. De esta forma se evita la entrada de aire frío y al mismo tiempo se facilita el calentamiento por el sol del frente de la colmena y de la pared lateral orientada hacia el oeste.
 
Permitir una separación adecuada entre colmenas
Conviene que las colmenas estén separadas entre sí dejando un espacio libre de unos 50 ó 60cms entre una y otra. Si las colmenas están en bancos de apoyo individuales es conveniente que la que está más al sur esté un poco adelante de la otra para que ésta no impida que los rayos del sol, en su desplazamiento hacia el oeste, evite que se caliente la pared lateral de la primera. En bancos donde se colocan varias colmenas, si están muy juntas la que no está expuesta al sol del norte o del oeste es una colmena más fría.
 
Regular la apertura de la piquera
Si bien cada apicultor desarrolla sus propios métodos de trabajo es importante transmitir a otros, especialmente a los novatos, las experiencias que se van reuniendo. A quien suscribe el presente artículo le ha dado mucho resultado mantener en las piqueras -de colmenas bien desarrolladas- dos aperturas laterales, en lugar de una central, durante todo el año. Estas aperturas tienen una longitud de unos 4 centímetros. Cuando es necesario, se agrega un suplemento en cada apertura para achicarla, lo cual sucede en invierno o en plena temporada cuando desmejora el tiempo durante un período prolongado.
En la cordillera patagónica se debe tener en cuenta que la variación térmica en plena temporada es muy amplia. Durante las noches refresca bastante y una piquera totalmente abierta (sin guardapiquera) puede conducir a las abejas a arracimarse en lugar de mantener la actividad durante la noche.
Por otra parte la doble apertura de piquera facilita la circulación del aire manteniendo un adecuado % de humedad y una correcta ventilación.
En colmenas que se encuentran en crecimiento conviene provocar su desarrollo desde la pared oeste que es la más calentada por el sol y mantener abierta la piquera de ese lado cerrando la otra abertura con un puñado de pasto que- cuando se seca- permite el paso de algo de aire facilitando la ventilación aún de la zona no ocupada por las abejas.
Como se dijo anteriormente, si la apertura del guardapiquera es excesiva las abejas tratan de reducirlo rellenándolo con propóleos.
 
Abrir o cerrar la apertura de la entretapa
Para que las colmenas en invierno estén bien ventiladas no sólo es suficiente que haya una piquera con aberturas laterales sino que hay que mantener abierta a medias la apertura de la entretapa. En el mes de mayo conviene levantar un poquito la entretapa en la parte de atrás. Basta para ello la colocación de una maderita de tres milímetros de grosor colocadas en los esquineros posteriores de la entretapa.
También en este caso las abejas propolizan el exceso de aberturas.
 
Regular el espacio interior
A la entrada del invierno conviene sacar un panal y juntar a los restantes al medio de la cámara de cría dejando un espacio de unos 2 cm en los laterales que permite la ventilación de las colmenas debido también a las aberturas laterales del guardapiquera y las aperturas en la entretapa.
Cuando la colonia es pequeña como sucede cuando se introduce un paquete o un núcleo es importante utilizar un paño de plástico o de papel corrugado para envolver los panales poblados de abejas, más uno o dos para que las abejas ocupen, más el alimentador (si se emplea para estimular o alimentar) colocado fuera del poncho. Personalmente prefiero el poncho de plástico ya que el de cartón es roído por las abejas. Si la colmena está bien ventilada no se junta humedad en el plástico.
Asimismo, no hay que agregar alzas en forma prematura ni dejar que el espacio interior se reduzca como para incentivar la enjambrazón. Las alzas deben colocarse en el momento oportuno.
 
Regular el número de cuadros en la cámara de cría
Cuando la colmena recién comienza y se utilizan varios cuadros con cera estampada conviene colocar 10 cuadros. Pero una vez que la colmena se desarrolló es conveniente trabajar con 9, por varios motivos, a saber: a) La colmena está mejor ventilada entre cuadros, b) las abejas construyen panales más gruesos lo cual, en la sala de extracción, permite una mejor desoperculación, c) hay más producción de cera, d) se previene mejor la rotura de celdas reales cuando se revisa la colmena.
 
Dejar las reservas invernales de miel y polen necesarias para el invierno
Una media alza repleta de miel, más lo que las abejas entran en otoño en la cámara de cría a medida que reducen la postura, suele ser suficiente reserva invernal para que la colonia llegue hasta la próxima temporada. Los meses críticos son agosto y septiembre cuando la reina activa la postura y todavía no hay entrada de suficiente néctar. Si es necesario, en ese mes, hay que suplementar con jarabe de alimentación.
Es frecuente que en otoño las abejas traigan azúcar proveniente de exudados de pulgones que se encuentran en diversas especies, especialmente sauces o álamos. Esto suele ocurrir a fines del verano, después de la última cosecha. Inmediatamente a esta cosecha hay que hacer un control contra varroa por lo cual posteriormente a este control sanitario está vedada la cosecha de miel. Si el productor se entusiasma cosechando demasiada miel, puede ocurrir que cubran posteriormente los panales con el azúcar que proviene de los pulgones. Ésta no constituye una buena reserva invernal porque no les resulta fácil disolverla y necesitan abundante provisión de agua, fenómeno que en invierno no ocurre. Esto, naturalmente, pone en serio riesgo la supervivencia de la colmena.
Una alternativa es dejarles la miel que ellas produjeron durante la primavera y el verano en la primera media alza, que muchos productores dejan como cámara de cría suplementaria. En estos casos los productores cosechan lo que está por encima de esa media alza. Un exceso de cosecha provoca estrés que, en definitiva, se traducirá en mortandad o en enfermedades.
Por otra parte, los productores que trabajan con protocolos de calidad no deberían cosechar de esa primera media alza cuando se utiliza como complemento de cámara de cría ya que así está especificado en los protocolos vigentes.
 
Conclusiones
Como conclusión general podemos decir que el control de la humedad, de la temperatura y de las reservas invernales son tres factores esenciales en la sostenibilidad de las colmenas. Si internalizamos la idea de que estamos frente a un ecosistema en equilibrio seremos más cuidadosos a la hora de intervenir en nuestros colmenares.
 
Por: Ing. Agr. Raúl Coppa Técnico EEA INTA Esquel (Estación Experimental Agroforestal Esquel, Chubut)
 
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07 octubre 2015

LA MIEL NO ESTÁ MADURA????? - HONEY IS NOT RIPE ?????

La miel, tal como se consume, es el resultado de las transformaciones que sufre el néctar a manos (a glándulas, en rigor) de las abejas. Aquellos lectores adictos a la literatura sobre apicultura recuerdan, seguramente, que la miel es un producto elaborado por las abejas a partir del néctar que ellas mismas recolectan de las flores. 

En dicha elaboración se incluyen dos procesos diferentes: uno de ellos consiste en un cambio químico en el azúcar y el otro resulta de un cambio físico, mediante el cual se elimina el excedente de agua. Este proceso lo realizan las abejas mediante su complejo sistema glandular que culmina una vez que la miel "madura". Entonces es sellada dentro de las celdas con opérculo de cera, que también producen las abejas.



Concentración
La abeja acopiadora de néctar ingresa en la colmena con su carga. Si la fuente de la cual obtuvo la " materia prima" ya es conocida por las demás pecoreadoras, camina hasta encontrarse con una abeja "doméstica", a la cual entrega parte de su carga. Generalmente, distribuye el total del néctar que trae, entre dos o tres individuos, en lugar de cedérselo a uno solo. 
Para realizar la transferencia se efectúa una aproximación entre la abeja que trae el "botin" y la que lo recibe. Cuando la abeja doméstica toma la carga de la pecoreadora, la primera camina por la colmena hasta llegar a un área descongestionada, donde toma una posición bastante característica: el largo eje de su cuerpo en posición perpendicular y la cabeza hacia arriba; inmediatamente pasa por una serie de operaciones, comenzando con las parte bucales en descanso.
Las mandíbulas se abren ampliamente y la probóscide (órgano que facilita la alimentación con líquidos, formado por los maxilares y el labio) se mueve ligeramente hacia adelante y para abajo. Al mismo tiempo la parte distal de la probóscide se mueve un poco hacia afuera y ofrece una pequeñísima gota de néctar en la cavidad preoral. 
Entonces se levanta todo el órgano y se retrae casi hasta la posición de descanso, luego se deprime nuevamente y se vuelve a levantar como antes, y así sucesivamente. Con cada depresión subsiguiente, la parte distal de la probóscide gira un poco más hacia afuera que antes, pero no llega a la posición de descanso.
A medida que se repiten el levantamiento y la retracción de la probóscide se va formando una gotita de néctar, cada vez más grande, hasta llegar al tamaño máximo. Entonces, la abeja absorbe toda la gota hacia el interior de su cuerpo. Cuando el néctar comienza a ser absorbido, la gota toma una superficie cóncava en su parte inferior. Esta parte distal de la probóscide se extiende hasta que desaparece la gota, momento en el que vuelve a doblarse hacia la posición de descanso. 
A una abeja doméstica, esta tarea le insume apenas unos segundos. Después de completar la parte del proceso de maduración descrito, la abeja busca una celda para depositar la gota que estuvo concentrando. Cabe aclarar que este producto, al que se denomina "miel verde", ya no es exactamente igual al que trajo hasta la colmena la abeja pecoreadora. 
Para poder desprenderse de la gota de néctar el insecto se arrastra hacia adentro de la celda, con su lado ventral hacia arriba, siendo esta posición característica de una abeja que deposita la miel inmadura. Si la celda esta vacía, la abeja introduce el néctar como si estuviera pintando la pared superior de la celda, en cambio, si el receptáculo de cera ya posee miel, simplemente introduce sus mandíbulas en él y agrega una gota al resto del contenido. 
Cuando el néctar entra con rapidez -y especialmente si está muy líquido-, las abejas domésticas suelen distribuirlo rápidamente, fijando una pequeña gota en el techo de las diversas celdas. 
La gota colgante expone un máximo de superficie para la evaporación. Más tarde las abejas juntan todas las gotitas y recién entonces las pasan por el proceso de maduración "por manipulación". La totalidad de este proceso tiene como finalidad una rápida evaporación del agua del néctar recién recolectado. 

Azúcar
Esta es la otra fase importante del proceso de maduración de la miel: la inversión de los azúcares comienza en el mismo momento en que se está recolectando el néctar y llevándolo a la colmena; pero la abeja doméstica agrega más invertasa (una enzima muy importante en la miel, conocida también con los nombres de sacarosa o sucrasa) mientras manipula al néctar antes de depositarlo en el panal. 
El néctar propiamente dicho, es decir, el obtenido por las abejas pecoreadoras en los nectáreos de las flores contiene un 45 % de azúcar, mientras que el depositado en las celdas como miel verde cuenta con, aproximadamente, un 60 %. Este incremento en la concentración es atribuido a las actividades de las abejas domésticas, al manipular el néctar por medio de sus piezas bucales, previo su depósito en el panal.
La gran cantidad de observaciones realizadas por los investigadores demostraron que, si en el panal hay suficiente lugar, la mayoría de las celdas no se llenan demasiado, inclusive son muy pocas las celdas que se cargan hasta más de la mitad con miel inmadura al final de una jornada de fuerte flujo de néctar. Si estos paneles se sacuden, la miel verde gotea libremente.
A la mañana siguiente de ocurrido este almacenamiento, es posible ver cambios interesantes, las celdas, que contenían pequeñas cantidades de miel de la tarde anterior, se hallan vacíos, mientras aparecen sectores del panal casi llenos, ahora con todas sus celdas repletas, al mismo tiempo que las celdas adyacentes comienzan a llenarse. 
En este momento aunque se sacudan los panales , ya no es factible volcar la miel. todo lo antedicho expresa claramente lo conveniente que resulta proveer a la colmena de suficientes panales vacíos, de modo de facilitar la maduración correcta del producto.

Agua
La velocidad con que se elimina el agua del néctar fresco o miel sin madurar, esta condicionado en alto grado por una serie de factores tales como las condiciones de tiempo y del flujo del néctar, la fuerza de la colonia, la cantidad y concentración de néctar traído en relación con determinada unidad de tiempo, la extensión de celdas disponibles para el almacenaje, las temperaturas, la humedad y la ventilación, cuando dentro de la colmena la temperatura es alta, la velocidad de evaporación también es alta, en cambio con respecto a la humedad sucede lo contrario, es decir, a mayor porcentaje de humedad, menor capacidad de evaporación. 
Es menester que se produzca un cambio del aire prácticamente continuo entre el interior de la colmena y la atmósfera exterior, para reemplazar el aire saturado de humedad del interior de las alzas. cuando la humedad exterior es mayor que la interior, la acción se invierte y la miel, en particular la que esta contenida en celdas sin sellar, absorbe humedad debido a las propiedades higroscópicas de los azúcares de la miel.
La velocidad de la evaporación será tres veces mayor si la celda se lleno hasta una cuarta parte de su capacidad, en lugar de haber sido llenadas hasta sus tres cuartas partes. Artificialmente. Puede ocurrir que las abejas se vean impedidas de madurar correctamente la miel debido a por ejemplo a altos porcentajes de humedad del aire. La miel que no madura tiende a fermentar por exceso contenido acuoso: 20-25%; en estas condiciones no es conveniente envasar el producto. 
Evidentemente para poder remediar tal situación, es necesario colocar la miel en un lugar cálido, con abundante circulación de aire. este tiene como objetivo reducir el porcentaje de humedad a un 17%. Un posibilidad adecuada para lograr la finalidad mencionada es no extraer la miel a la que le falta maduración, colocar los cuadros bien espaciados, dentro de alzas, apilarlas y luego someterlas a una corriente de aire forzada de aire templado. incluso la miel la miel operculada ya pierde algo de humedad si se la somete a este tratamiento.

Fermentación
Si bien en algún momento era habitual la práctica de traer miel sin opercular, hoy es más común dejar las alzas colocadas en las colmenas hasta que se halla producido el operculado o sellado de las celdas.
El empleo de miel inmadura redunda en algunos casos en desagradables inconvenientes y la causa habitual de dichos problemas radica en la variación del porcentaje de agua contenida en la miel de diversas procedencias, que hace variar totalmente los resultados de la fabricación. Otro problema que cabe mencionar es el referido concretamente a la fermentación puesto que una miel con mucha humedad puede comenzar a fermentar en cualquier momento.

Conclusión
El apicultor, especialmente el de regiones húmedas, debe dejar la miel durante más tiempo en la colmena. Muchos productores creen que cuando las dos terceras partes del las celdas fueron operculadas, la miel esta totalmente madura para su extracción pero esta no es una regla de oro. por ende puede suceder que, en el afán de cosechar, se obtenga un producto más acuoso. Por ello lo más aconsejable es darle tiempo a la colonia para que opercule la mayor cantidad posible de celdas.

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05 octubre 2015

INTRODUCCIÓN DE REINAS FECUNDADAS - INTRODUCTION OF QUEENS FERTILIZED.


Existen por lo menos tres situaciones que hacen necesaria la adquisición de abejas reinas fecundadas.
1) Para su empleo en COLMENAS en cuatro casos específicos :
b) Para cambiar la reina vieja por una reina nueva.
c) Para introducir una reina nueva en una colmena que enjambró y tiene celdas reales por nacer.
d) Para introducir una reina nueva en una colmena que ha reemplazado su reina y la reina resultante no satisface por su calidad al apicultor/a.
e) Cuando en ocasión de un accidente se mata a la reina, por ejemplo durante un traslado o al rozar dos marcos de la cámara de cría.
2) NUCLEOS : el segundo caso que hace necesaria la compra de reinas es cuando el productor decide multiplicar su apiario, ya sea en primavera o al finalizar el verano.
3) PAQUETES DE ABEJAS : hay apicultores que tienen posibilidad de producir ellos mismos sus paquetes pero que no cuentan con la infraestructura como para criar reinas. Es por eso que agregan a sus abejas una reina fecundada que compran a un criador.
Cada una de las tres situaciones ya mencionadas : colmenas, núcleos o paquetes requiere una metodología de introducción que comparte algunos aspectos pero que sin embargo difiere en otros. Es el propósito de este instructivo aclarar cualquier posible duda para que no fracase al introducir las reinas fecundadas que acaba de recibir.

TEORIA DE LA INTRODUCCION DE REINAS FECUNDADAS :
Es imprescindible diferenciar dos momentos :
1) Introducción : existen multitud de métodos que implican una o varias visitas al apiario y que utilizan distintos tipos de jaulas de introducción.
2) Aceptación : una reina fecundada es aceptada por la colmena, núcleo o paquete solamente después que fue liberada de su jaulita de transporte y recién una vez que ha iniciado la postura de huevos con un ritmo acorde a las necesidades demográficas de la colonia. No es verdad que la ACEPTACION tenga lugar durante el período que transcurre desde el momento de la introducción de la jaulita dentro de la colonia (durante el cual la reina permanece en cautiverio dentro de la misma) hasta que es liberada luego de que las obreras consumieron el candi. Para que exista aceptación, la reina fecundada no sólo debe haber sido liberada sino también tiene que haber demostrado que es eficiente en la tarea de poner huevos.
Basados en nuestra experiencia, de la gran variedad de métodos conocidos recomendamos los siguientes que son eficaces. Sin embargo, si Ud. conoce un procedimiento mejor o que le merezca mayor confianza utilícelo. Dada la gran cantidad de variables que influyen en el proceso de introducir una reina fecundada, no podemos garantizar el éxito de su trabajo.

INTRODUCCION DE REINAS FECUNDADAS EN COLMENAS
Deben seguirse atentamente las siguientes instrucciones :
1) Hay que matar a la reina vieja que va a ser reemplazada. Esto puede hacerse aplastándola con los dedos y luego dejarla en el piso de la colmena, justo debajo de los listones inferiores de los marcos.
2) Si la colmena no tiene reina fecundada porque enjambró o porque experimentó un reemplazo, se deberá localizar y matar a la reina virgen.
3) Se tendrá que destruir TODAS las celdas reales (operculadas o por opercular) que estén presentes en la colmena. A tal efecto, conviene sacudir las abejas de los marcos dentro de la colmena para ver si en alguna esquina o disimulada por alguna construcción de panal se nos pasó inadvertida alguna celda real. Al destruir las eventuales celdas reales que pudieran estar presentes, disminuímos significativamente las chances de que las abejas obreras huérfanas desarrollen preferencia hacia las celdas por nacer en vez de a la reina fecundada enjaulada que acabamos de introducir.
4) Luego de haber matado a la reina que va a ser reemplazada y de haber destruído la totalidad de las celdas reales que pudiera haber, hay que dejar a la colmena 48 horas en completa horfandad y sin realizar ningún tipo de manipulación sobre ella.
5) Pasadas las 48 horas se introduce la jaulita que contiene la reina en la colmena. No olvidar que se encuentre destapado el compartimiento de acceso al candi, algunos criadores de reinas acostumbran poner un corchito o tapón plástico tapando este orificio, olvidar remover el corchito o tapón al introducir la reina, es imposible que la reina sea liberada. Es muy conveniente perforar el candi con un clavo muy finito, para así ayudar a que las abejas obreras huérfanas inicien el camino de liberación de la reina. Queda sobreentendido que la perforación no debe excederse de dos o tres milímetros de diámetro, por ningún motivo la reina debe ser liberada abruptamente dentro de la colmena (esto ocurriría si por descuido o torpeza se desmoronara totalmente el candi y se produjera un orificio tal que permitiera la salida de las abejas nodrizas y de la reina.
6) Siempre y cuando la temperatura ambiente no sea inferior a 20 grados, la jaulita puede introducirse cómodamente por la piquera en sentido transversal con respecto a los listones inferiores de los cuadros, con la ayuda de la palanca empujándola unos 15 Cm dentro de la colmena. Si la temperatura fuera inferior a los 20 grados, las abejas podrían arracimarse desatendiendo a la reina que está en el piso de la colmena. Cuando las temperaturas son frías, conviene usar la siguiente técnica : sacar el techo y la entretapa, luego separar los cabezales de los marcos con mayor concentración de abejas de la cámara de cría e insertar la jaulita paralela a los cabezales con el tejido hacia abajo, de este modo evitamos la posibilidad de enfriamiento de la reina.
7) Una vez que la reina fue introducida NO TOCAR A LA COLMENA Y DEJARLA TRANQUILA por un período de 7 a 10 días. Si por impaciencia o error se perturba a la colmena en ese momento tan delicado -en que la reina está alcanzando su pleno potencial de ovipostura- puede ocurrir que la reina sea apelotonada y asfixiada por las obreras.
8) Cuando transcurrieron 7 a 10 días desde la introducción de la reina, es de esperar que al menos el 95% de las reinas esté en postura y hasta quizás con larvas recién nacidas. Esto se comprueba fácilmente extrayendo un marco del centro de la cámara de cría y observando la presencia de cría. 
No es absoluto necesario ver a la reina para averiguar que ella está presente.

INTRODUCCION DE REINAS EN NUCLEOS
Un núcleo se caracteriza por tener muchas menos abejas y cría que una colmena. Como mínimo debe tener un cuadro con cría abierta y cerrada. Valen las mismas recomendaciones que para la introducción en colmenas, respecto a la verificación de la ausencia de celdas reales en cualquier etapa de su desarrollo como así también de reinas vírgenes. Una vez armado el núcleo es conveniente darle entre 24 y 48 horas de horfandad antes de introducir la jaulita con la reina.

INTRODUCCION EN PAQUETES DE ABEJAS
Los paquetes al estar conformados por abejas solamente y no tener nada de cría, significan la alternativa más segura de introducción de reinas, ya que no existe posibilidad de que las obreras levanten celdas reales. No obstante existen dos posibles inconvenientes que pueden dificultar la aceptación de la reina fecundada enjaulada :
a) la presencia de una reina virgen que fue sacudida inadvertidamente dentro de la caja portapaquetes.
b) la enfermedad conocida como nosemosis, que puede prevalecer en abejas que se encuentran confinadas y sin posibilidad de efectuar vuelos de limpieza.

MOTIVOS DE FRACASO
A riesgo de ser repetitivos, volveremos a mencionar :
a) Haber pasado por alto una celda real al momento de revisar la colmena. Aunque parezca increíble la prefencia de la obreras huérfanas es mayor hacia una celda real operculada que hacia una reina fecundada enjaulada.
b) Haber abierto la colmena prematuramente (antes de 7 a 10 días luego de la introducción), justo en el momento que la reina está recuperando el ritmo de postura que tenía previo a su enjaulado en el criadero.
c) El problema sanitario: La nosemosis es una enfermedad que en el caso de las abejas reinas produce daños en su capacidad de postura, motivando a su reemplazo prematuro. Por más pedigri que tenga una reina, será un desperdicio de tiempo y dinero introducirla en un núcleo o colmena que padezca esta enfermedad ya que a corto plazo será inevitablemente reemplazada. Pero ¿qué es lo que ocurre que los mismos apicultores que sufren los reemplazos precoces de reinas recién introducidas no se percatan de similares problemas en sus otras colmenas donde no hicieron ningún cambio de reinas ? La respuesta es, que la mayoría de los apicultores no hace un control de sus reinas ni un manejo ordenado de la cámara de cría, les resulta prácticamente imposible saber cuantas de las reinas presentes en la primavera serán las mismas que estén encabezando las colmenas al terminar el verano. En el ínterin, muchas quizás la mayoría de las reinas habrá sido reemplazada por enjambrazón, por el impulso natural de las abejas y por FOCOS NOSEMICOS. 
Sin embargo, cuando el apicultor compra reinas a una cabaña está mucho más atento al desempeño de las mismas. Las observa casi semanalmente y en ese caso sí percibe el reemplazo prematuro, reemplazo que también observaría en sus colmenas si aplicara la misma meticulosidad.
Comprar reinas de calidad es un desperdicio de dinero, si no se aplica un manejo sanitario coherente y completo. Es imposible lograr buenos rendimientos de miel si se cambian reinas periódicamente, pero no se establece una rutina de prevención y control de enfermedades como : varroasis, nosemosis, loque europea y loque americana.

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29 septiembre 2015

QUE ES LA ROYALACTINA???? - WHAT IS THE ROYALACTINA????

Por muchos años, los científicos han sabido que cuando a una larva de una abeja se la alimenta con la jalea real secretada por las obreras, esta se convierte en una abeja reina. Sin embargo, hasta ahora no se sabía cual era el factor responsable de la diferenciación ni la forma como actúa.  La Dra. Masaki Kamakura de la Universidad de la Prefectura de Toyama identificó y caracterizó la royalactina, la proteína responsable de la diferenciación de las larvas en abeja reina.

Cuando las hembras de las abejas melíferas (Apis mellifera) llegan a adultas, pueden ser diferenciadas en dos castas: las reinas y las obreras. Esta diferenciación no se debe a diferencias genéticas —ninguna  abeja esta programada para ser reina u obrera— sino depende de si fueron o no alimentadas, cuando eran unas pequeñas larvas, con la jalea real secretada por las obreras.

La diferencia entre una reina y una obrera es bastante notoria ya que, a parte de ser mucho más grande y se desarrolla mucho más rápido, puede vivir hasta 10 veces más (de 1 a  2 años), tiene los ovarios grandes y funcionales y puede llegar a poner hasta 2,000 huevos por día. Entonces, sería lógico pensar que la jalea real contiene algún tipo de factor inductor —al cual llamaron royalactina— que determina la diferenciación de estas dos castas. Sin embargo, este factor no ha podido ser identificado hasta ahora.

Fue así que Kamakura hizo una interesante observación. Cuando se almacenaba la jalea real a  40°C  por 7 días y se alimentaba a las larvas con ella, las abejas reinas resultantes tardaban más tiempo en desarrollarse y el tamaño de sus ovarios eran mucho más pequeños. El efecto se acentuaba cuanto más tiempo permanecía almacenada la jalea (14, 21 y 30 días), tanto así que, a los 30 días, la jalea real perdía su capacidad diferenciadora y las larvas alimentadas con esta jalea se convertían en abejas obreras.

Esta observación indicaba que el factor inductor responsable de la diferenciación de las abejas presente en la jalea real se degradaba gradualmente con el paso del tiempo, perdiendo su actividad completa a los 30 días. Existen muchas biomoléculas (azucares, proteína, grasas, etc.) que se degradan cuando son sometidas a altas temperaturas, así que el factor inductor podría tener cualquiera de estas formas químicas.
Para determinar que compuesto químico era el inductor, Kamakura hizo otro experimento. Almacenó la jalea real tanto a  40°C  y  4°C  para identificar que compuestos se degradaban en uno y no en el otro, después de 30 días. Al analizar los componentes presentes en la jalea real, ni los azúcares, ni las vitaminas, ni los ácidos grasos mostraron una reducción significativa. Sin embargo, al analizarlos mediante HPLC y electroforesis en poliacrilamida (PAGE) identificaron tres proteínas —una de 450kDa, otra de 170kDa y otra de 57kDa— que se degradaron durante el almacenamiento.

Por un lado, la proteína de 170kDa se degradó completamente sólo a los 14 días de almacenamiento, descartando que esta sea el inductor porque, según el primer experimento, aún se observaba un efecto sobre las larvas a los 21 días. La proteína de 450kDa prácticamente no se degradó, quedando un 90% a los 30 días, y la proteína de 57kDa —a la cual asignaron como la royalactina— se degradó por completo a los 30 días.

Así que Kamakura purificó las proteínas de 450kDa y de 57kDa para probar su efecto sobre las larvas a diferentes concentraciones (0.5 – 2.0% de su peso). La royalactina (57kDa) fue la única que redujo el tiempo de desarrollo de las larvas (a), aumentó el peso de la abeja (b) y también el tamaño de los ovarios (c). El mismo efecto se obtuvo con una royalactina recombinante (E-Rol) producida por E. coli.

Pero, como las abejas no son muy usadas como modelos biológicos, no existen muchas cepas mutantes que permitan determinar el mecanismo de acción de la royalactina. Por otro lado, la mosca de la fruta es un modelo biológico por excelencia, así que Kamakura usó a la Drosophila para hacer los análisis genéticos y observar el efecto de la jalea real en la diferenciación.

Cuando se le sometió a las larvas de la mosca de la fruta a un 20% de jalea real, Kamakura observó un sustancial aumento en el tamaño corporal, la fecundidad y en la esperanza de vida, así como también una reducción en el tiempo de desarrollo de la mosca. En otras palabras, la jalea real tenía prácticamente el mismo efecto en la abeja y en la mosca. Gracias a este sorprendente resultado, la investigadora pudo continuar sus experimentos en la mosca.

Al usar distintas cepas mutantes de moscas, Kamakura identificó que la royalactina actuaba a nivel del receptor del Factor de Crecimiento Epidérmico (EGFR) del tejido graso a través de la activación de la p70S6K, una kinasa que actúa sobre la subunidad 6 del ribosoma, fosforilándola y promoviendo la síntesis de proteínas. Este mecanismo permite que las células adquieran un mayor tamaño. Entonces, esto indicaría que el mayor tamaño de las moscas se debe a que las células son más grandes y no porque son más numerosas. También se observó que  la EGFR  estaba relacionada directamente con la prolongación de la esperanza de vida de las moscas, siendo la primera vez que se detecta este efecto en los animales.

Por otro lado, Kimakura observó que la vía MAPK era activada por  la EGFR , permitiendo una reducción en el tiempo de desarrollo de las moscas. Además, la royalactina tenía la capacidad de inducir la expresión de la ecdisterona (20E), una hormona juvenil esencial para el desarrollo de los ovarios.
Finalmente, para demostrar que todos estos resultados obtenidos en las moscas de la fruta pueden ser extrapolados a las abejas, Kamakura usó un ARN de interferencia (ARNi) para silenciar la expresión del gen EGFR en el tejido graso de las abejas melíferas. Este experimento confirmó que el efecto de la royalactina es similar en la mosca de la fruta y en la abeja melífera.

Entonces, para resumir, la royalactina actúa a nivel del receptor del Factor de Crecimiento Epidérmico del tejido graso de las larvas de las abejas, induciendo la diferenciación en abejas reinas a través de la activación de una kinasa que fosforila una subunidad del ribosoma, promoviendo la síntesis de proteínas, aumentando del tamaño de las células y prolongando la esperanza de vida de la abeja reina. Por otro lado, también se activa la vía de señalización celular MAPK, reduciendo el tiempo de desarrollo de la larva y se promueve la expresión de la ecdisterona, una hormona esencial para el desarrollo de los ovarios.

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