LA
NUTRICIÓN Y ALIMENTACIÓN DE LAS ABEJAS - NUTRITION AND FEEDING OF
BEES
Las
abejas, al igual que cualquier otro ser vivo, tienen una distribución
natural en determinadas regiones del planeta. Es así, que
naturalmente solo existen en aquellos lugares donde los alimentos que
ingieren, les permiten obtener en el tiempo, los nutrientes
necesarios para el funcionamiento óptimo de sus reacciones
metabólicas relacionadas con el mantenimiento, crecimiento, trabajo,
reproducción y producción. En estos lugares la abeja no nos precisa
para nada y establece un equilibrio con el medio, adaptándose y
variando el comportamiento de uno al variar el otro. Son los errores,
o los intereses económicos de los apicultores, los que han llevado a
que hoy en día exista la apicultura en zonas y regiones del mundo
donde naturalmente la abeja por si sola, jamás hubiera llegado; y
aunque así fuera, no subsistiría. La abeja como parte esencial del
ecosistema para muchísimas especies animales y vegetales, ve cada
vez más comprometida su existencia al desaparecer sus fuentes de
alimentación. Paralelamente, la misma mano del hombre a través de
las transformaciones de naturaleza ecológica que produce, día a día
limita las fuentes de recursos naturales que favorezcan su dispersión
y perpetuidad.
El
medio ambiente además de ser utilizado en forma irracional y sin
pensar en la manutención de ese equilibrio entre las especies que
habitamos el planeta, es cada vez más atacado con productos químicos
de síntesis que ahorran en el corto plazo mano de obra y disminuyen
los costos de producción de alimentos. Esta destrucción de flora
nativa, incremento indiscriminado de monocultivos e industrias, uso
abusivo de herbicidas y pesticidas en general; es lo que llevará en
un futuro muy cercano a pagar costos económicos y ecológicos, muy
elevados.
Las
principales zonas apícolas ya no producen como antes. La apicultura
tradicional esta transformándose cada vez más en “trashumante”;
obligando al apicultor a tener que analizar e interpretar mejor los
distintos ambientes donde lleva sus abejas. Los costos de producción
de la apicultura actual hacen que todas estas relaciones y
comportamientos deban ser correctamente planificadas y analizadas. El
apicultor debe tener la mayor información posible del comportamiento
tanto de la abeja como del medio ambiente y de su interacción; para
de esta forma poder tomar las decisiones correctas en los momentos
acertados. Todos estos aspectos que hoy hacen peligrar la
persistencia de la abeja; son los que harán de la apicultura en
general, y de la abeja en particular, elementos cada vez más
necesarios e imprescindibles. Hoy existen una cantidad de cultivos
comerciales que no se entenderían como tales sin la presencia de
abejas. De futuro este hecho se ira agravando y teniendo cada vez más
relevancia.
Es
intención en el presente trabajo, analizar los distintos factores
que intervienen en la alimentación de las abejas de forma de lograr
una correcta y adecuada nutrición de las mismas. En este aspecto, se
pretenden describir las distintas relaciones existentes en una
explotación apícola y que se vinculan con el tema. Muchos de los
efectos de una correcta alimentación y nutrición de las abejas,
tienen su explicación en aspectos biológicos y fisiológicos de la
abeja; siendo la digestión y asimilación de los alimentos realizada
a través de muy complejos mecanismos y estructuras. El apicultor, en
su afán por obtener el máximo de beneficios con el mínimo de
gastos, también juega un rol fundamental; y cualquier orientación
productiva que yo le de a la colmena (reinas, núcleos, polinización,
etc.), estará estrechamente ligada a distintos requisitos
alimenticios y nutritivos de la abeja. Existe una relación muy
grande entre una correcta nutrición y la sanidad de las colmenas;
por lo que, un correcto manejo del tema que nos ocupa, esta llevando
a eliminar el uso de antibióticos y otros productos medicamentosos.
Las normas internacionales sobre la calidad final de los productos
apícolas son cada vez más exigentes; por lo que cualquier manejo
que realicemos para disminuir el uso de posibles contaminantes en la
colmena será una excelente inversión. La miel y los subproductos
apícolas se caracterizan por su naturalidad; tratemos de no perder
esa categoría.
Hoy
existen muchas dietas apícolas que producen “cantidad” de
abejas. El desafío a enfrentar es producir abejas de “calidad”.
Como
se podrá apreciar más adelante, en la abeja melífera se ponen de
relieve una combinación de sus características individuales con un
comportamiento colectivo de cooperación social de la colonia como un
todo, que es difícil de encontrar en el reino animal.
Los
manejos y paquetes tecnológicos que lleva adelante cada apicultor, -
al igual que los recursos alimenticios (naturales y artificiales) y
la gestión de su propia explotación -, están sujetos a un
constante cambio y revisión; por lo que todo empresario apícola
esta obligado a conocer las características y opciones de la
alimentación artificial, como una herramienta más de su manejo. El
arte de la apicultura es saber combinar a las abejas con un medio
ambiente determinado para obtener un determinado producto. El
“manejo” que yo haga de esta combinación, es lo que me va a
permitir acercarme a obtener el máximo de producción posible.
No
son pocos los desafíos al encarar el tema Alimentación y Nutrición
de las abejas. Se puede decir que recién a mediados de la década de
los 80 fue que se empezó a trabajar en el tema; por lo que existe
muy poca investigación básica. El funcionamiento de la colonia de
abejas es extremadamente complejo existiendo necesidades nutritivas
distintas para los distintos individuos, en las distintas etapas de
su vida y de acuerdo a los distintos objetivos productivos de mi
explotación. Paralelamente la fuerte adaptación de la abeja al
polen y al néctar como únicas fuentes de alimentos en la naturaleza
genera una interacción del medio ambiente con el estado fisiológico
interno de la colonia, muy difícil de manejar. Las investigaciones
actuales se orientan a monitorear el nivel de proteína y otros
nutrientes del cuerpo de las abejas (tal cual un análisis de sangre
o de suelos) que permitan saber como y con que alimentar. Se especula
que el gran desafío de la apicultura para este siglo XXI será un
correcto manejo de la nutrición y de las feromonas de las
abejas.
Alimentación
y Nutrición: dos conceptos relacionados pero no
equivalentes.
“Alimentación”
y “Nutrición” son dos conceptos relacionados y que muchas veces
se utilizan erróneamente.
Se
considera “alimento” a toda sustancia o mezcla de sustancias que,
ingeridas por un individuo, aportan a su organismo los materiales y
la energía necesarios para el desarrollo de sus procesos biológicos.
Se llama entonces “alimentación”, al conjunto de actividades y
procesos mediante los cuales se toma por ingestión de alimentos, una
serie de sustancias necesarias para la “nutrición”. Existen
muchos alimentos, cada uno compuesto por distintas sustancias; siendo
normalmente sólo algunas de ellas, útiles para el
metabolismo.
“Nutrientes” son, por lo tanto, aquellas
sustancias, integrantes de los alimentos, indispensables para el buen
funcionamiento del organismo. “Nutrición” es, por ende, el
conjunto de procesos mediante los que el cuerpo usa, transforma e
incorpora sustancias con tres fines:
Aportar la energía necesaria
para mantener la integridad y el correcto funcionamiento de las
estructuras corporales.
Proporcionar los materiales para la
formación de estas estructuras.
Aportar las sustancias
necesarias para regular el metabolismo corporal (conjunto de
reacciones físicas y químicas que se producen en las células para
obtener energía y sintetizar las sustancias necesarias para su
mantenimiento).
De lo anterior se desprende que una abeja
que obtiene alimentos; bien puede no estar convenientemente nutrida,
por no ingerir con su alimento los nutrientes necesarios. En algunas
circunstancias, una incorrecta alimentación – por más abundante
que sea -, puede alterar severamente la nutrición.
REQUISITOS
NUTRICIONALES DE LA ABEJA MELÍFERA
La abeja tiene sus propios
requisitos nutricionales; debiendo existir un balance y aporte
adecuado de los mismos para poder llevar adelante sus funciones
vitales y perpetuar la especie. Estos requisitos nutricionales son
distintos, no solo para los distintos individuos de la colonia, sino
que además varían en las distintas etapas de su vida. También
existirá una variación, de acuerdo al objetivo productivo que yo
persiga en la explotación y a la distinta proporción de los
distintos individuos en la colonia.
No debemos olvidar que las
abejas, al igual que la mayoría de los seres pluricelulares, son
transformadores y no creadores de energía y de materia. Esto lleva a
que todos los nutrientes deban ser aportados desde el exterior.
La
vida de las abejas requiere de un aporte de energía externo,
proveniente fundamentalmente de los alimentos y que ellas
exteriorizan a través de distintas formas y manifestaciones (calor,
trabajo, vuelo, etc.). Asimismo, para su desarrollo también
requieren de los alimentos que le aporten los nutrientes tanto en
cantidad como en calidad, para formar su cuerpo y estructura. No
olvidemos, que no siempre una abundante alimentación nos asegura una
correcta nutrición.
En términos de apicultura, la energía para
el desarrollo de sus funciones es aportada por el néctar y/o la
miel, y los elementos para el desarrollo de su estructura corporal
son aportados por el polen. Es así, que ambos alimentos son
imprescindibles para el crecimiento y desarrollo de la colonia,
causando la muerte de la colonia a corto o mediano plazo, la falta,
escasez o mala calidad de cualquiera de ellos.
De los elementos
nutritivos que requiere la abeja y que forman parte del néctar y/o
del polen analizaremos el agua, los carbohidratos, los lípidos, las
vitaminas y los minerales. Las proteinas seran analizadas en el
siguiente capitulo.
Requisitos energéticos.
Los
carbohidratos
Las abejas obtienen en la naturaleza la energía
para cumplir con sus procesos vitales, de los carbohidratos
producidos por las plantas bajo la forma de néctar, o de secreciones
azucaradas de ciertos insectos que se alimentan de la savia de
algunos vegetales.
El
néctar, es transportado a la colmena en el "buche melario",
el cual se encuentra ubicado en el abdomen de la abeja y forma parte
del canal alimentario. En momentos en que el buche melario esta
lleno, el abdomen se expande, y cuando esta vacío se contrae. Esta
función del abdomen de contraerse y expandirse, le permite a la
abeja utilizarlo no solo como sistema de bomba, sino que además, le
permite incrementar el ingreso de oxígeno en momentos de gran
actividad y consumo de energía.
El
néctar contiene entre el 5 y el 80% de azúcares, así como pequeñas
cantidades de compuestos nitrogenados, minerales, ácidos orgánicos,
vitaminas, lípidos, pigmentos y sustancias aromáticas. Este
alimento es, entonces, el utilizado mayormente como fuente energética
y como materia prima para ser convertido en reservas corporales. Una
vez que las abejas llegan a la etapa de trabajos en el exterior de la
colmena, sus requisitos nutricionales prácticamente se limitan al
consumo de azúcares; pudiendo vivir largos períodos alimentándose
exclusivamente de estas sustancias azucaradas.
Los
requisitos energéticos de una colonia son, al igual que para el caso
de las proteínas, muy variables y dependientes de una serie de
factores como ser su fortaleza, cantidad de cría, condiciones
climáticas, época del año, ingreso natural de néctar, etc. Al
aumentar el tamaño de la población como respuesta al medio
ambiente, se da el máximo de consumo de energía, ya que aumenta
considerablemente en la colonia el trabajo de pecorea y el de
alimentación de la cría. Tampoco debemos de olvidar, que la
regulación de la temperatura de la colonia, siempre se hace en base
al consumo de energía, ya sea para mantener el calor en épocas
frías, o para ventilar en condiciones de exceso de calor.
La
generación de energía durante todas las actividades físicas que
desarrolla la abeja se produce a partir del desdoblamiento de
azúcares; de donde, se hace imprescindible la presencia de los
mismos como reservas en todo momento. Las abejas no pueden utilizar
el polen como fuente de energía ni la miel con fuente proteica.
Los
carbohidratos de la miel y del néctar pueden ser totalmente
sustituidos artificialmente alimentando con sacarosa.
Para el
desarrollo de una larva de abeja obrera se ha estimado que se
requieren 142 miligramos de miel; por lo cual para producir un cuadro
de cría se requieren 600 gramos de miel. El consumo promedio de este
producto en una colonia en el transcurso del año, es de unos 60 a 80
kilos.
Además del rol como fuente de energía para las abejas,
los carbohidratos son utilizados como material constitutivo de sus
cuerpos, ya que el esqueleto externo de las abejas está formado por
quitina (N-acetil glucosamina), que también es un
carbohidrato.
Frente a la gran variedad de azúcares que utiliza
el apicultor para alimentar a las colmenas, es importante recordar
que existen una serie de carbohidratos (galactosa, lactosa, manosa,
rafinosa, xilosa, arabinosa, pectina y agar-agar que, dependiendo de
sus concentraciones en los jarabes, pueden resultar tóxicos para las
abejas.
Requisitos de vitaminas.
Las vitaminas
son sustancias orgánicas, imprescindibles para el mantenimiento de
todas las funciones del organismo (crecimiento, salud, fertilidad,
rendimiento, etc.). Por regla general el organismo animal no puede
sintetizar por si mismo estas sustancias naturales biológicas, por
lo que es preciso que se les suministre a través de la alimentación
; siendo que la falta de las mismas en la dieta resulta en
enfermedades que habitualmente se conocen como “carencias”. Por
esta razón se les considera como micronutrientes esenciales
(vitales). Cada una de las vitaminas desempeña funciones especiales,
que ninguna de las otras vitaminas puede ejercer del mismo modo.
Se
las clasifica de la siguiente manera:
a) Vitaminas
hidrosolubles (solubles en agua): B1 (tiamina), B2 (rivoflavina), PP
(Acido nicotínico), B5 (Acido pantoténico), B6 (piridoxina), B12
(cianocobalamina), M (Acido fólico), H (Biotina), C (Acido
ascórbico) y Colina, Inositol.
b) Vitaminas
liposolubles (solubles en lípidos): A (retinol), D2
(ergocalciferol), D3 (colecalciferol), E (tocoferol) y K
(naftoquinona). Existe abundante bibliografía que demuestra la
importancia del complejo vitamínico B para un correcto desarrollo de
las crías (Haydak y Dietz, 1965). Herbert y Shimanuki (1978a)
demostraron la importancia de la tiamina y la riboflavina para el
desarrollo de las glándulas hipofaríngeas. Haydak y Dietz (1965) y
Anderson y Dietz (1976) demostraron la esencialidad de la piridoxina
para la cría de las abejas. Nation y Robinson (1966, 1968)
demostraron la importancia del inositol y el ácido giberélico para
el desarrollo de la cría de abejas.Por su parte, los requerimientos
y funciones de la vitamina C en las abejas no han sido demostrados
(Herbert, 1992). Herbert y Shimanuki (1978b) demostraron la
importancia de las vitaminas A y K para la cría de las abejas.
Los
requerimientos vitamínicos de las abejas adultas son mínimos. Las
nodrizas si requieren de una buena provisión de vitaminas en la
dieta para la secreción de alimento larval de buena calidad.
En
este aspecto, se han realizado trabajos que demuestran la importancia
del grupo de vitaminas del complejo B en un correcto desarrollo de
las crías y de las vitaminas A, C y K en el desarrollo y longevidad
de las abejas. Si bien se han realizado una serie de estudios en
referencia a los requisitos vitamínicos de las abejas, se puede
manifestar que el polen es muy rico fundamentalmente en vitaminas
hidrosolubles y contempla todos los requisitos básicos de las
abejas. Una serie de microorganismos que conviven con la abeja en su
tracto digesrtivo, también producen algunas vitaminas que aportan a
la abeja. El contenido tanto de proteínas digestibles como de
vitaminas del pan de abejas, decrece con el tiempo de almacenaje en
el panal. Se sabe que los requerimientos en vitaminas de las abejas
adultas son pocos y cubiertos a través del néctar y el polen que
consumen, tomando mayor importancia al nivel de las abejas
nodrizaspara una correcta secreción del alimento larval en cantidad
y calidad.
Requisitos de lípidos.
Los
lípidos, dentro de los cuales se encuentran las grasas y las ceras,
se forman por la unión de un alcohol (generalmente glicerol) y de
ácidos grasos. En la abeja tienen funciones de reserva energética y
en la constitución de las membranas celulares. En condiciones
normales, las abejas cubren sus requerimientos de lípidos a partir
de los existentes en las cubiertas del polen. De acuerdo al origen
floral, el polen puede contener del 1% al 20% de lípidos (Herbert,
1992).
Los esteroles son un tipo de lípidos, y dentro de los
esteroles se encuentra el colesterol, el cual resulta esencial para
las abejas (Herbert, 1992). Se ha demostrado que la adición de
colesterol a la dieta de las abejas resulta benéfica para el
desarrollo de las crías (Herbert et al., 1980).
Requisitos
de minerales.
No es mucho lo que se sabe acerca del
requerimiento de minerales por parte de las abejas. El polen, la miel
y el agua son fuentes de minerales para las abejas. El polen contiene
del 2,5% al 6,5% de minerales en base a peso seco, siendo el potasio,
fósforo, calcio, magnesio y hierro los más comunmente encontrados
(Herbert, 1992). Por su parte, los minerales más frecuentes en el
cuerpo de las abejas son el potasio y el fósforo, siendo menor el
contenido de calcio, magnesio, sodio y hierro (Dietz, 1971).
Los
minerales menores u oligoelementos (minerales necesarios sólo en
ínfimas cantidades) tales como el cobre, el cobalto, el zinc y el
manganeso si bien son necesarios para la abeja, ésta los encuentra
normalmente en sus fuentes de alimento natural por lo que su adición
a la dieta rápidamente puede resultar nociva. Existe, además,
interacción entre los micronutrientes de la dieta. Así, Galuszca et
al. (1977) demostró que la alimentación de abejas con jarabe
conteniendo trazas de cobalto provocaba una reducción del contenido
de hierro y cobre del cuerpo de las abejas.
En general, un
contenido elevado de minerales en la dieta puede resultar tóxico
para las abejas por lo que se debe evitar el uso de concentrados
vitamínicos y minerales desarrollados para otras explotaciones
animales.
Las mieles oscuras y las mieles de mielato presentan un
contenido de minerales más elevado que las mieles claras (White y
Doner, 1980). La acumulación de estos minerales en el tracto
digestivo de las abejas puede resultar nociva durante la invernada,
si no se realizan frecuentes vuelos de evacuación de las heces. Esta
toxicidad por exceso de minerales en la dieta se debe a una reducción
de la actividad de la enzima catalasa en el recto, lo que provoca
diarreas (Bocquet, 1994).
Requisitos de minerales.
Las
abejas no recolectan minerales por separado, y los requisitos que en
esta materia tienen, son cubiertos a través de los que obtienen de
la recolección del polen, el néctar y el agua. En este sentido
merece resaltar el aporte que realiza el polen, el cual normalmente
contiene entre el 3 y el 8 % de minerales.
Si bien hay apicultores
que aconsejan agregar sal común (ClNa) a las dietas de abejas, su
beneficio aún no ha sido demostrado, considerándose que niveles
superiores al 0,3% puedan causar algún tipo de toxicidad y trastorno
a nivel de las abejas. Lo que si se ha demostrado es que las mieles
oscuras, al contener mayor cantidad de minerales, pueden originar
perjuicios en la abeja, si son utilizadas como reservas invernales;
ya que en su consumo, se generan mayor cantidad de desechos; los
cuales se acumulan a nivel de la ampolla rectal y, de no ser
eliminados, pueden acortar la vida de las abejas. En invierno es muy
común que por motivos fundamentalmente climáticos, la abeja deba
permanecer varios días confinada en el interior de la colmena sin
poder realizar vuelos de higiene. Es así, que de dejar miel como
reserva invernal, se aconseja utilizar las mieles claras. Este es uno
de los aspectos que lleva a aconsejar como más ventajoso, utilizar
sacarosa o jarabes de fructosa en lugar de mieles como reserva
invernal.
Requisitos proteicos/nutricionales de las
diferentes castas de abejas en las distintas etapas de desarrollo.
Requisitos
proteicos.El polen es la fuente natural de proteínas de las abejas;
y es utilizado dentro de la colmena fundamentalmente por las abejas
nodrizas, ya sea para el desarrollo de sus glándulas o, para
utilizarlo con algún grado de procesado, en la preparación de la
papilla con que se alimenta a todas las larvas. Es además utilizado
– como se vera más adelante - para regular la proteína corporal
de la abeja en las distintas etapas y situaciones.
El néctar y la
miel tienen niveles muy bajos de proteínas (normalmente menores al
1%). Su contenido proteico varia con la especie vegetal y nunca llega
a niveles de significación como alimento plástico. El aminoácido
libre mas común en las mieles es la prolina; utilizándose muchas
veces su presencia y niveles, para detectar adulteraciones en
miel.
El polen es además utilizado por las abejas jóvenes
para poder completar su desarrollo corporal y el de ciertas glándulas
que le permiten cumplir con una serie de funciones en sus actividades
dentro de la colmena.
A nivel de la alimentación larvaria el
polen juega un rol fundamental, siendo directa e indirectamente, el
responsable de un aumento de peso de la larva de obrera en ese
período de 900 veces (1700 en reinas y 2300 en zánganos). El canal
alimentario en esta etapa de vida de la abeja, esta fundamentalmente
diseñado para asimilar nutrientes, con una estructura muy simple, y
donde la mayor parte del mismo esta formado por el mesenterón o
ventrículo.
El comportamiento y alimentación que las
nodrizas brindan a las larvas esta fundamentalmente controlado por la
secreción de una hormona llamada "hormona juvenil"; la
cual es segregada a nivel de las larvas por unos órganos denominados
"corpora allata". El correcto desarrollo de estos “corpora
allata” está supeditado a una buena nutrición de la larva. No
debemos de olvidar, que de las características cuali y cuantitativas
del alimento que reciban las abejas en esta etapa larval, dependerá
la funcionalidad y comportamiento del individuo en su etapa de
adulto. Las abejas criadas en momentos de escasez de polen son de
menor tamaño y con carencias de desarrollo. Abejas alimentadas con
una dieta libre de polen fueron incapaces de producir veneno, dándose
además un menor desarrollo de los ovarios. Asimismo, la postura de
la reina se inicia antes y perdura por más tiempo si se suplementa
la dieta con polen.
Las proteínas que forman parte de
determinados órganos de la abeja, pueden ser trasladadas de una
parte a otra del cuerpo, y es así, que cuando las abejas por
ejemplo, dejan de producir jalea real al fin de su etapa de nodrizas,
la proteína de las glándulas hipofaríngeas es transferida a las
glándulas cereras y luego a los músculos de vuelo. Como se mencionó
anteriormente, la abeja tiene cierta capacidad de almacenar proteína
en el cuerpo a nivel de los cuerpos grasos.
Las características
tanto en calidad como en cantidad de la alimentación proteica en la
etapa larvaria y juvenil, hará variar sensiblemente la longevidad de
la vida de las abejas, fundamentalmente por el almacenamiento que se
pueda realizar a nivel de los cuerpos adiposos. La fracción lipídica
del polen sirve como fuente para generar reservas grasas, de
glicógeno y albúmina, para utilizar en momentos de escasez de
alimentos y ser transformadas en glucosa. Si bien este almacenamiento
es casi insignificante durante la primavera y el verano, es
especialmente importante en las abejas que nacen previo al período
invernal, donde las abejas deben no-solo subsistir por varios meses,
sino que además deben alimentar a la primer generación de cría de
la primavera. Aunque viejas, las abejas de invierno son capaces de
asumir la tarea de nodrizas, aún en ausencia de polen, gracias a sus
reservas de proteínas. No debemos olvidar que los constituyentes
lipídicos y el espectro de ácidos grasos pueden conformar hasta el
20% del peso de la abeja.
El polen provee a la colonia de abejas
de toda la proteína necesaria para el desarrollo del cuerpo y su
normal funcionamiento. Las abejas utilizan las proteínas existentes
en el polen fundamentalmente para el desarrollo de los músculos,
glándulas y demás tejidos corporales.
Sin entrar a
analizar la serie de aminoácidos contenidos en el polen, y que son
de carácter esencial para el desarrollo normal de las abejas, se
sabe de algunos de ellos, que sin ser esenciales, tienen efectos
estimulantes sobre todo en momentos de escasez proteica. Existe una
estrecha relación entre el aporte de polen a una colmena y la
duración de la vida de la abeja.
Las abejas no pueden
utilizar el polen como fuente de energía ni la miel como fuente
proteica. (No pueden realizar el proceso de la gluconeogénesis).
Se
ha comprobado que abejas que nacieron y se desarrollaron sin una
correcta alimentación proteica disminuyen la duración de su vida
hasta en un 50%.
Como
se mencionara anteriormente, el consumo de polen es fundamental para
el desarrollo de las distintas glándulas; las que una vez
desarrolladas, le permiten a la abeja construir panales o segregar
jalea a partir de miel o azúcar. Es en el período de desarrollo de
las glándulas en que se van acumulando las distintas sustancias
nitrogenadas que luego formarán parte del producto segregado. Es por
tal motivo que una adecuada nutrición proteica de la larva y la
abeja nodriza, me garantizan una rápida renovación de las abejas
nodrizas y un menor desgaste metabólico de la misma. Este menor
desgaste me determinara abejas más longevas y productivas.
Tiempo
necesario para aumentar la proteína corporal.
La recuperación
de la abeja frente a distintas situaciones de variación de sus
niveles de proteína corporal es variable. En este sentido en
mieladas abundantes de una especie que tiene un buen aporte de polen
con más del 20% de proteína cruda, abejas bien nutridas, todavía
utilizan algo de su proteína corporal; reduciéndolo levemente.
Estas colonias recuperaran en corto periodo sus niveles iniciales de
proteína cruda (Fig. 3).
En casos de aporte pobre de polen
cuando hay poco polen de más del 20% de proteína, o abundante polen
con menos del 20%, se origina una baja severa de la proteína
corporal. Cuando estas colonias inician su crecimiento, la ampliación
del área de cría causa una gran demanda de proteína, lo que es lo
mismo que cuando una colonia en crecimiento es trasladada desde una
zona con un aporte de polen rico en proteínas a otra con aporte
pobre de polen. En tales circunstancias si éstas colonias que
bajaron las reservas de proteína corporal, pasan nuevamente a una
zona con contenido proteico de 20 %, para restablecer sus niveles de
proteína corporal al 60%, necesitan un período de 12 semanas. Si
las pusiéramos en una zona con pólenes con 40% de proteína, solo
necesitarán unas 4 semanas.
El grado de la carencia
proteica es el que condiciona la extensión de la fase de
recuperación. Esta fase de recuperación constituye actualmente uno
de los grandes temas de la apicultura. La limpieza continuada de las
"malezas y/o yuyales" y las modernas técnicas de
agricultura intensiva han reducido notablemente las disponibilidades
de polen. Esta situación no solamente aumenta las ocasiones en que
una colmena cae en un déficit proteico por debajo de un 20% sino que
además hace mucho más difícil encontrar condiciones adecuadas para
una rápida recuperación.
La proteína y el estrés.
La
proteína corporal de la abeja esta estrechamente ligada a las
distintas situaciones que la colonia esta pasando en un momento dado.
Las abejas no solo presentarán distintos niveles de proteína
corporal de acuerdo al estrés a que están sometidas, sino que
además, requerirán distintas cantidades de aporte proteico. Esto es
de fundamental importancia, pero a veces difícil de comprender y
aprender a manejar por lo que, sí logramos entender el concepto de
estrés en la abeja, estaremos en condiciones conocer y justificar
una cantidad de hechos y situaciones de nuestro trabajo diario con
las colmenas; de los que no teníamos explicación. El comprender
este concepto nos va a permitir tomar mejores decisiones de manejo en
nuestra explotación.
La longevidad de las abejas y su relación
con la nutrición.Colonias con gran fortaleza significan mayor
productividad. De acuerdo con lo explicado solo conseguiremos colonia
populosa con una buena nutrición; ya que cuanto más longevas sean
las abejas de una colonia, a mayor población podrá llegar. El
mantenimiento del nivel poblacional de una colonia en plena mielada,
estará condicionado a mantener un aporte proteico acorde a las
necesidades. Hay floraciones, pero fundamentalmente ambientes o
zonas, que permiten mantener niveles cercanos al máximo de población
posible; mientras que en otras los niveles poblacionales comienzan a
disminuir drásticamente mientras dure la floración. Si bien este
aspecto tiene mucha relación con la estabilidad de los niveles de
postura de la reina en las semanas anteriores; juega un rol
fundamental la longevidad de las abejas, lo cual se maximiza con una
correcta nutrición. Es así, que encontramos zonas o ambientes
apícolas que permiten un crecimiento poblacional durante los
momentos de mielada, y otros, donde por disminución de la longevidad
de las abejas por un bajo nivel de proteínas corporales se maximizan
las muertes de abejas. El resultado es colonias poco populosas, que
no pueden mantener una gran área de cría minimizando nacimientos y
maximizando las muertes.
Digestión del polen por parte de
la abeja.
En este sentido, merece aclarar, que poco se sabe
aún de los mecanismos de digestión del polen por parte de las
abejas.
A
nivel de la alimentación larvaria el polen juega un rol fundamental,
siendo directa e indirectamente, el responsable de un aumento de peso
de la larva de obrera en ese período de 900 veces (1700 en reinas y
2300 en zánganos). El canal alimentario en esta etapa de vida de la
abeja, esta fundamentalmente diseñado para asimilar nutrientes, con
una estructura muy simple, y donde la mayor parte del mismo esta
formado por el mesenterón o ventrículo. El comportamiento y
alimentación que las nodrizas brindan a las larvas esta
fundamentalmente controlado por la secreción de una hormona llamada
"hormona juvenil"; la cual es segregada a nivel de las
larvas por unos órganos denominados "corpora allata". El
correcto desarrollo de estos corpora allata está supeditado a una
buena nutrición de la larva. No debemos de olvidar, que de las
características cuali y cuantitativas del alimento que reciban las
abejas en esta etapa, dependerá la funcionalidad y comportamiento
del individuo en su etapa de adulto. Las abejas criadas en momentos
de escasez de polen son de menor tamaño y con carencias de
desarrollo. Abejas alimentadas con una dieta libre de polen fueron
incapaces de producir veneno, dándose además un menor desarrollo de
los ovarios. Asimismo, la postura de la reina se inicia antes y
perdura por más tiempo si se suplementa la dieta con polen.
Las
abejas manejan el polen en sus mandíbulas mezclado con néctar o
miel. Si bien, algunos autores atribuyen a este trabajo como parte de
la rotura de las capas externas del polen; se ha determinado que a
nivel del estómago de la abeja nunca aparece polen roto y, solamente
un 1% de los granos presentes en el intestino presentan signos de
rotura mecánica. Por lo tanto se asume que las distintas acciones
que se realizan en el manipuleo mandibular del polen, cumplen una
función pasiva al igual que para la ingestión de líquidos.
El
material es mecánicamente transportado desde el aparato bucal al
buche melario por la acción de ondas peristálticas a lo largo del
esófago. En el buche melario no permanece más de 20 minutos; desde
donde es rápidamente transferido a través del proventrículo al
intestino medio. En este sentido, es asombroso el hecho de que en
este pasaje al intestino medio, solo se da el traslado del bolo de
polen y prácticamente sin nada de jarabe o néctar. La acción de
los pelos o espínulas de los labios del proventrículo es más de
colado que de ruptura de los granos.
El ventrículo de la abeja es
la parte más importante del canal alimentario. El pasaje del polen
hacia el ventrículo es dirigido por la válvula proventricular. Una
vez que la masa de polen llega al ventrículo se pone en íntimo
contacto con las membranas peritróficas; las que cumplen un papel
fundamental en la digestión del polen. La forma y función de estas
membranas cambian con el tipo de alimento. Dentro de las funciones de
estas membranas esta la de proteger a la abeja de la superficie
abrasiva y muchas veces puntiaguda y espinosa de los granos de polen.
La temperatura juega un rol importante en el tiempo de pasaje del
polen por el canal alimentario; siendo que por ejemplo a 20º
centígrados, el pasaje del polen por el ventrículo, demora 2 o 3
veces más que a 35º. Normalmente son necesarias de 2 a 3 horas para
que se de el pasaje de la masa de polen a través del ventrículo de
una abeja pecoreadora, y de unas 12 horas en las abejas nodrizas. La
masa de polen entra al intestino posterior alrededor de las dos horas
y media luego de haber sido ingerido. Una vez llegado a este punto,
pasan a formar parte de los residuos de la digestión y quedan
almacenados hasta que la abeja realice su próximo vuelo de limpieza.
Paralelamente, los residuos de los líquidos nitrogenados son
absorbidos desde la sangre por los Tubos de Malpighi y pasados hacia
el intestino para su posterior expresión.
Los granos de polen
sufren cambios físicos en su pasaje por el canal alimentario de la
abeja. La celulosa, la pectina y la cubierta de esporopolenina del
polen son indigestibles para los insectos; debiendo darse la
extracción de nutrientes a través de las propias células de la
pared y/o de las pequeñas rupturas que puedan existir en la misma.
La ruptura de los granos no es necesaria para que se logre y complete
la digestión. Si bien en el buche melario se dan pocos cambios, el
polen absorbe humedad y se hincha como cuando se prepara para
germinar. Esta hinchazón y absorción de humedad se da sobre todo en
las células de la zona del poro germinativo. La digestión comienza
pocos minutos después que el polen llega al ventrículo. A los 10
minutos el contenido celular del polen empieza como a empujar hacia
afuera la pared del grano formando una vacuola transparente, la que
aumenta de tamaño. Alrededor de los 30 minutos, se da una
desaparición de los materiales de coloración y pigmentación del
grano. En este momento se pueden encontrar distintas lipasas y
enzimas encargadas de la digestión de proteínas en el interior del
ventrículo. Es también en estos momentos, en que la digestión
avanza rápidamente, extrayéndose la mayoría del contenido celular.
Este proceso digestivo parecería ser igual tanto en la larva como en
el insecto adulto. La actividad enzimática y el proceso digestivo
son mayores al principio del intestino grueso, dándose la absorción
de metabolitos mayormente hacia el final del ventrículo.
La
digestión de proteínas, lípidos y carbohidratos se realiza
fundamentalmente a través de los poros de germinación del polen. Si
analizamos los residuos de la digestión del polen, aparecen las
estructuras exteriores del grano prácticamente incambiadas.
Las
proteínas que forman parte de determinados órganos de la abeja,
pueden ser trasladadas de una parte a otra del cuerpo, y es así, que
cuando las abejas por ejemplo, dejan de producir jalea real al fin de
su etapa de nodrizas, la proteína de las glándulas hipofaríngeas
es transferida a las glándulas cereras y luego a los músculos de
vuelo. Como se mencionó anteriormente, la abeja tiene cierta
capacidad de almacenar proteína en el cuerpo a nivel de los cuerpos
grasos.
Las características tanto en calidad como en cantidad de
la alimentación proteica en la etapa larvaria y juvenil, hará
variar sensiblemente la longevidad de la vida de las abejas,
fundamentalmente por el almacenamiento que se pueda realizar a nivel
de los cuerpos adiposos. La fracción lipídica del polen sirve como
fuente para generar reservas grasas, de glicógeno y albúmina, para
utilizar en momentos de escasez de alimentos y ser transformadas en
glucosa. Si bien este almacenamiento es casi insignificante durante
la primavera y el verano, es especialmente importante en las abejas
que nacen previo al período invernal, donde las abejas deben no solo
subsistir por varios meses, sino que además deben alimentar a la
primer generación de la primavera. Aunque viejas, las abejas de
invierno son capaces de asumir la tarea de nodrizas, aún en ausencia
de polen, gracias a sus reservas de proteínas. No debemos olvidar
que los constituyentes lipídicos y el espectro de ácidos grasos
pueden conformar hasta el 20% del peso de la abeja.
El polen es
además un alimento fundamental a nivel de las abejas jóvenes, para
poder completar su desarrollo corporal y el de ciertas glándulas que
le permiten cumplir con una serie de funciones en sus actividades
dentro de la colmena.
Contrariamente a lo que se cree, se ha
demostrado que las abejas cuando nacen, todavía no han completado su
desarrollo fisiológico y requieren de una alimentación altamente
proteica. El inicio del funcionamiento de las glándulas para
alimentar a la cría, el desarrollo y acumulación de reservas a
nivel de los cuerpos grasos, el fortalecimiento de los músculos
alares, el endurecimiento del exoesqueleto y el desarrollo de otros
órganos como las glándulas cereras; requieren de nutrientes
protéicos. Estas abejas recién nacidas, inician su consumo de polen
alrededor de las dos horas después de nacer; dándose el máximo
consumo alrededor de los 5 días, disminuyendo a partir del 8 - 10
día de vida, para suspender su consumo a los 15 - 18 días, cuando
se prepara para realizar los trabajos fuera de la colmena.
Merece
resaltar que el consumo de polen por parte de las abejas nodrizas,
varía sensiblemente con la época del año y con la cantidad de cría
a alimentar. Los consumos máximos de polen, se dan a los inicios del
flujo de néctar y en momentos de gran desarrollo de la cría en la
colmena.
La cantidad de polen que consume una colonia de abejas
anualmente es muy variable; pero se puede estimar en el orden de los
20 a 50 kilos.
Los insectos necesitan en su alimentación los
mismos diez aminoácidos que son esenciales para los mamíferos.
Estos son: arginina, histidina, isoleucina, leucina, lisina,
metionina, fenilalanina, treonina, triptófano y valina.
Sin
entrar a analizar la serie de aminoácidos contenidos en el polen, y
que son de carácter esencial para el desarrollo normal de las
abejas, se sabe de algunos de ellos, que sin ser esenciales, tienen
efectos estimulantes sobre todo en momentos de escasez proteica. No
debemos olvidar la estrecha relación que existe entre el aporte de
polen a una colmena y la duración de la vida de la abeja.
Las
abejas no pueden utilizar el polen como fuente de energía ni la miel
como fuente proteica. (No pueden realizar el proceso de la
gluconeogénesis).
El
polen provee a la colonia de abejas de toda la proteína necesaria
para el desarrollo del cuerpo y su normal funcionamiento. Las abejas
utilizan las proteínas existentes en el polen fundamentalmente para
el desarrollo de los músculos, glándulas y demás tejidos
corporales.
Cuando se da un período de escasez de polen con
ingreso de néctar, las abejas nodrizas no desarrollan correctamente
sus glándulas hipofaríngeas; por lo cual no pueden alimentar a la
cría. En éstos casos, las abejas adultas son las que traslocan
nuevamente proteína de su cuerpo, desde sus reservas a nivel de los
cuerpos grasos, a las glándulas productoras de jalea, y son ellas
las que alimentan a la cría. Este proceso solo se puede dar durante
un corto período, y a expensas de las reservas proteicas de las
abejas adultas. Es así, que en esta situación se produce un
desequilibrio en el funcionamiento normal de la colonia, que en la
mayoría de los casos lleva generaciones de abejas para
restablecerse. La intensidad de trabajo como nodrizas y el desgaste
sufrido por la abeja en esa etapa de su vida, van a determinar la
longevidad de la misma. Un caso extremo en las necesidades de polen
se puede dar frente a cortes repentinos de flujo de néctar y/o de
aportes protéicos, donde las abejas reducen el nido de cría
rápidamente, llegando en casos de escasez de reservas, a eliminar
los huevos y las larvas de zángano y las del borde exterior del nido
utilizándolas como fuente proteica. Son éstas situaciones extremas,
en que se produce este tipo de "canibalismo" entre las
abejas, las que tienen consecuencias nefastas desde el punto de vista
productivo; ya que al faltar toda una generación de crías, la falta
de nacimientos se hará notar recién algunas semanas después de
iniciada la escasez, aunque ésta ya haya cesado. Asimismo tendremos
problemas de disminución poblacional de pecoreadoras cuando se
cumplan las seis semanas de iniciado este proceso. De más estaría
mencionar aquí las graves consecuencias de este hecho, de producirse
en las semanas previas a la mielada.
Se ha comprobado que abejas
que nacieron y se desarrollaron sin una correcta alimentación
proteica disminuyen la duración de su vida hasta en un 50%.
Como
se mencionara anteriormente, el consumo de polen es fundamental para
el desarrollo de las distintas glándulas; las que una vez
desarrolladas, le permiten a la abeja construir panales o segregar
jalea a partir de miel o azúcar. Es en el período de desarrollo de
las glándulas en que se van acumulando las distintas sustancias
nitrogenadas que luego formarán parte del producto segregado. Es por
tal motivo que una adecuada nutrición protéica de la larva y la
abeja nodriza, me garantizan una rápida renovación de las abejas
nodrizas y un menor desgaste metabólico de la misma. Este menor
desgaste me determinara abejas más longevas y productivas.
Distintos
estudios han concluido que se requieren 3,2 miligramos de nitrógeno
para criar una abeja desde la eclosión del huevo hasta su
nacimiento. Esta cantidad de nitrógeno se obtiene de entre 120 a 150
miligramos de pan de abeja, dependiendo fundamentalmente de las
características nutritivas del mismo, aspecto que será analizado
más adelante. La carga promedio de polen por viaje es de unos 10 a
30 miligramos. La cantidad de polen necesaria para producir un cuadro
de cría es de 450 gramos.
A nivel práctico se ha planteado como
indicador de la cantidad y calidad de polen en la colmena, la
realización de observaciones con respecto al desarrollo de zánganos
en la misma.En
este sentido se plantea el siguiente cuadro:
ESTADOS DE
ZÁNGANOS EN LA COLMENA CONCLUSIONES
SOBRE EL POLEN EN LA COLMENA
Adultos
- Pupas - Larvas - Huevos
Polen
Abundante
Adultos - Pupas - Huevos Escasez de
polen durante las últimas 48 horas
Solo Adultos Escasez de polen durante al menos 7 días
Ausencia total
de zánganos
Severa escasez de polen durante 2 a 4 semanas