01 abril 2011

Cera de abeja: calidad e importancia para la apicultura

Por: Stefan Bogdanov Centro Suizo de Investigación Apícola
Con el apoyo de una presentación muy didáctica e ilustrada, Bogdanov explicó los conceptos básicos de la producción de cera por las abejas, ofreciendo algunos datos llamativos como que una escama de cera pesa alrededor de 0,0008 g y que para producir un kilo de necesitan aproximadamente una 15.000 abejas.
Otro apartado de interés en la conferencia fueron los factores a tener en cuenta para la producción de cera en calidad, destacando entre los citados: que el calentamiento a temperaturas muy elevadas puede dañar la cera y oscurecerla; los recipientes donde se calientan no pueden estar hecho de aluminio, acero zinc o cobre porque estos metales la tornan también más oscura; los panales con miel fermentada no se deben fundir para conservar el aroma propio de la cera; las esporas de Paenibacillus larvae (loque ameracana) no mueren con temperatura normal de procesado de ebullición(sólo se puede matar las esporas con calentamiento bajo presión a 1400hPa a 120º C durante 30 minutos); con aguas duras se pueden producir emulsiones aguacera; después de fundida la cera no es suficientemente pura, debe permanecer al ,menos durante una noche en baños de agua a 75-80ª C (decantando por la diferencia de densidad) y con posterior filtrado).
 El ponente ofreció algunos criterios de calidad para la cera: color amarillo o amarillo marronoso; consistencia que no se pegue al corte; punto de fusión entre 61-65ºC; densida 0,950-0,965; índice de refracción, 1440-1445; acidez, 18-23; esterificación 70-80; peróxido, al menos 8.
El aspecto con mayor énfasis fue la prevención de contaminantes en la cera. Bogdanov dijo que los principales contaminantes de la cera son los productos químicos utilizados por los apicultores, mientras la contaminación ambiental es mucho menos importante. Expuso los datos de un estudio realizado en Suiza buscando residuos de 96 pesticidas muy comunes y sólo se hallaron trazas. La cera se contamina, señaló, pues básicamente por la acaricidas lipófilos usados contra Varroa, en rangos que va desde los 0,5 a los 10 mg/Kg.
Los estudios de seguimiento realizados durante cinco años, le llevan a concluir que a concentración de acaricidas aumenta con el número de aplicaciones del producto (ejemplo fluvalinato) pero decrece muy lentamente cuando se deja de aplicar el acaricida (ej. Bromopropilato). La vida media de un acaricida en la cera es de cinco años, y el tiempo en desaparecer totalmente depende de la concentración inicial. Puso el ejemplo del bromopropilato que no se usa en Suiza desde 1991; y aunque desde entonces los niveles han ido disminuyendo, dijo, no bajarán de límite de detección actual (0,1 mg/Kg) hasta después de 2006.
Lamentó también que no existan límites máximos de residuos para la cera y apuntó que en la cera ecológica utilizada en Italia, Alemania o Suiza sólo se permiten máximos entre 0,1 y 1 mg/Kg dependiendo del acaricida, límites que, dijo, garantizan que los acaricidas no pasarán a la miel.
Otras sustancias como el paradiclorobenceno utilizado contra la pollilla y algunos protectores de la madera contaminan también la cera, comentó.
Finalmente señaló que el hecho de no utilizar acaricidas en Brasil, hace que su cera no esté contaminada y la demanda de este producto libtre de residuos esté creciendo a nivel mundial.
La parte final de su conferencia estuvo dedicada a los usos de la cera desde la antigüedad. En nuestra época, la cera de abejas tiene todavía diferentes destinos, aunque el principal es la elaboración de productos cosméticos. Otros son la fabricación de velas, su uso en pintura (batik), fabricación de gomas de máscara, etc.
La cera, comentó, tiene propiedades antibacterianas, aplicada sobre la piel mejora al elasticidad; la cera templada tiene aplicaciones en la inflamaciones musculares, nerviosa y de articulaciones.

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