22 febrero 2016

Composición del polen - Composition pollen.

El polen encierra de manera muy completa todos los elementos indispensables a la vida, elementos activos en armonía y en sinergia (lo que no puede ser realizado sintéticamente en los laboratorios).

Hay en la naturaleza 22 aminoácidos esenciales (proteinas). Existe un solo alimento conocido que contiene los 22 aminoácidos esenciales: el polen. La cantidad promedio de proteínas por peso en el polen es del 25%. El valor nutritivo o biológico es de 86, superior al de la carne de ternera y al de la torta de soja.

Composición:
  • 15% de agua (En su origen)
  • 20% de materias albuminoides
  • 40% de ácidos aminados
  • 30% de glúcidos
  • Vitaminas
  • Rutina (excelente para el crecimiento)
  • Oligoelementos naturales.

Los aminoácidos esenciales contenidos en el polen son (en%):
  • Ácido aspártico: 12.57
  • Ácido glutámico: 12.18
  • Leucina: 9.06
  • Lisina: 7.70
  • Isoleucina: 7.00
  • Valina: 6.91
  • Prolina: 6.21
  • Fenilalanina: 5.94
  • Alanina: 5.38
  • Arginina: 5.35
  • Serina: 4.95
  • Glicina: 4.81
  • Tirosina: 3.69
  • Metilonina: 1.17
  • Hidroxiprolina: menos de 1.00
  • Cistina: menos de 1.00
Contiene, en condiciones de igual peso, 5 veces más isoleucina, leucina, lisina, metionina y treonina y 6 veces más fenilanina y triptófano que la carne de vaca, y 3 veces más que el queso.

La composición mineral es la siguiente (en%):
  • Potasio: 0.3-1.2
  • Sodio: 0.1-0.2
  • Calcio: 0.3-1.2
  • Magnesio: 0.1-0.4
  • Fósforo: 0.3-0.8
  • Azufre: 0.2-0.4
  • Agua: 6-17
En el pan de abejas que es el polen pastoso almacenado en los panales, se ha encontrado también tugsteno, oro, iridio, paladio y platino.

Los carbohidratos del polen (13-37%) incluyen 00.04 - 8.00 % de azúcares reductores, 0.1 - 19.00 % de azúcares no reductores y 0.0 - 22.00 % de almidón. Los azúcares simples comprenden fructosa, glucosa y sacarosa.

Los compuestos relacionados encontrados en el polen son: callosa, pectina, y otros polisacáridos, celulosa, esperopolanina y liginina.

Los ácidos orgánicos que incluye son: p-hidroxibenzoico, cunárico, vainillico, protocatéquico, gálico, y ferúlico.

Contiene lípidos polares, monoglicéricos, diglicéricos, triglicéridos, ácidos grasos libres (palmítico, esteárico, oleico, linoleico, linolenico), hidrocarburos y alcoholes asociados, esteroles,terpenos y ácidos nucleicos. 

Las encimas contenidas en el polen son: 24 oxidoreductasas, 21 transferasas, 33 hidrolasas, 11 liasas, 5 isomerasas, 3 ligasas y otras.

Además de ser una fuente irremplazable de proteínas naturales, cada grano de polen es un complejo concentrado de sustancias nutritivas con enormes propiedades curativas gracias a sus componentes.

Ningún alimento animal o vegetal tiene tantas vitaminas como el polen. 

Su contenido de algunas es (en mg.):
  • Tiamina (vitamina B1): 9.20
  • Riboflavina (vitamina B2): 18.50
  • Piridoxina (vitamina B6): 5.00
  • Ácido nicotínico (vitamina PP): 200.00
  • Ácido pantoténico: 5.00
  • Vitamina C: 7 - 15.00
En el polen han sido identificadas casi todas las vitamnas. es particularmente rico en caroteno, también es muy rico en rutina o vitamina P, que fortalece y agranda los capilares, venas y arterias, y revierte el endurecimiento de estas últimas. Ayuda al sistema circulatorio en general y, por consiguiente, es muy importante para el sistema cardiovascular, especialmente después de los 40 años.

Contiene al menos 11 carotenoides activos de 5 - 9 mg por cada 100 g que sirven a nuestro sistema para convertir la vitamina A. También presenta más de 8 flavonoides, así como reguladores del crecimiento, tales como auxinas, brasitas, giberelinas, kininas y, además, inhibidores del crecimiento.

Los componentes eficientes del polen, o sea, aquellos que determinan su actividad biológica (de tanto interés en medicina) son: los ácidos nucleicos; las vitaminas A, C, E y B; los microelementos magnesio y calcio, las encimas y las sustancias bioactivas.

Fuente: http://www.mielarlanza.com/es/contenido/?iddoc=73

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14 febrero 2016

Varroa, el parásito se inmuniza a los plaguicidas - Varroa parasite to pesticides is immunized.

La varroa, el ácaro que a mediados de los años 80 provocó prácticamente la desaparición de las colmenas de abejas silvestres en la península Ibérica, está desarrollando resistencias –se está inmunizando- a los productos químicos que se utilizan para frenar sus efectos entre estos insectos, básicos para la polinización de los vegetales.

Los apicultores temen encontrarse la próxima primavera con mermas de más del 30 % de la cabaña si los nuevos sistemas que están aplicando de manera experimental este invierno no dan resultado. En ese caso, los efectos de la inmunización de la varroa no serán solo económicos, sino también ambientales.

Una de las principales conclusiones del Encuentro Estatal del Sector Apícola que la organización agraria COAG celebró hace unas semanas fue la “necesidad de reeducación en el sector sobre la estrategia de lucha frente a la varroa”, ante “el agotamiento de los principios activos disponibles en el mercado” para su tratamiento, especialmente “si no están acompañados de un adecuado sistema de manejo en la explotación”.

“Después de 30 años ha desarrollado resistencias”

“Después de 30 años luchando contra este ácaro, ha desarrollado resistencias contra el espectro de productos químicos que venimos utilizando desde mediados de los años 80”, explica Ángel Díaz, responsable estatal del sector apícola de COAG, quien destaca que “algunas de esas resistencias o inmunizaciones han sido demostradas científicamente, y otras han sido ya detectadas en los campos”.

La varroa, un ácaro parasitario del tamaño de una cabeza de alfiler, que se alimenta de la sangre de las abejas y que puede llegar a exterminar las colonias en apenas tres años, “es crónica en toda la península Ibérica”, señala Díaz, que explica que su presencia provoca habitualmente bajas de “entre el 25 % y el 30 % de las colmenas, aunque en algunas zonas de España supera el 50 % y el 60 %”.

Los panales se tratan en invierno con productos químicos, aunque los apicultores han comenzado a experimentar con hongos y otros tratamientos no sintéticos –ácidos incluidos-, y en primavera se ven los efectos.

“Tras la hecatombe ambiental de los años 80, que acabó con las colmenas silvestres, la colonia de abejas está viva por los apicultores, prácticamente el 100 % de la que hay en la península es productiva”, señala Díaz. El sector explota hoy 2,6 millones de colmenas. “Son más que hace unos años, tenemos muchas más, pero producen menos”, explica, por los efectos del ácaro, cuya inmunización a los productos que se utilizan para combatirla está mermando la cabaña.

“Las abejas de colmenas con varroa polinizan, pero su número desciende”, advierte, antes de señalar que “tenemos claro que este problema lo hemos de atacar desde varios puntos de vista” y utilizar nuevos métodos y otros productos. Estos, catalogados como medicamentos de uso veterinario, deben ser autorizados por la Administración y prescritos por un especialista.

La Radiografía Social del Medio Ambiente en España destaca la “vulnerabilidad” que la agricultura presenta en varias zonas de España “ante el declive de las abejas y otros polinizadores”. En el caso de Aragón, señala que “el 68 % de los principales cultivos para el consumo directo humano dependen de la polinización por insectos” y que su agricultura “tiene un ratio de vulnerabilidad del 17,3 %” con respecto a esos animales, lo que la convierte en “la cuarta Comunidad más amenazada por la pérdida de insectos polinizadores”.

El ratio de vulnerabilidad mide “la relación entre el valor económico de la polinización y el valor económico total” del cultivo, por lo que “cuanto más alto sea el valor económico de la polinización mayor será la vulnerabilidad”.

Amenazas por la reducción de la diversidad vegetal y el cambio climático

Organizaciones como Greenpeace han llamado la atención sobre los efectos de la varroa en las abejas. Además de debilitarlas, señala la entidad ecologista en su estudio El declive de las abejas, “también puede propagar enfermedades virales y bacterias. Sus efectos son graves y, si no se controlan, suelen llevar a la muerte temprana de colonias”. Los conservacionistas, por otro lado, también alertan de la presencia de residuos de acaricidas en el polen del que se alimentan los propios insectos.

Greenpeace, que en otro estudio, titulado La pesada carga de las abejas, aboga por la prohibición de algunos plaguicidas –acaricidas, entre ellos-, señala que “la destrucción o dispersión de los hábitats naturales y seminaturales, con la expansión paralela de los monocultivos y la reducción de la diversidad vegetal silvestre, también pueden desempeñar un importante papel en dificultar la capacidad de supervivencia de las poblaciones de polinizadores”.

A esos factores, añade, se sumarían “los erráticos patrones climatológicos derivados del cambio climático como un nuevo elemento cada vez más importante, si bien de momento sus efectos aún son difíciles de caracterizar, predecir o atribuir”.

By: Eduardo Bayona - Zaragoza

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12 febrero 2016

¿Qué es el propóleo? - What is propolis?


El propóleo, es una sustancia resinosa natural que se encuentra en las colmenas de abejas, las cuales la usan para sellar grietas o espacios abiertos.

A temperaturas elevadas el propóleo es suave, flexible, y muy pegajoso; Sin embargo, cuando se enfría, y en particular cuando se congela o se acerca al punto de congelación, se vuelve duro y quebradizo. 

Una vez ha sido enfriado hasta alcanzar el punto en el que se vuelve quebradizo, permanecerá en ese estado aunque vuelva a ser expuesto a temperaturas más altas. 

El propóleo se convierte en líquido a 60 a 70 ° C, aunque esto dependerá de la composición concreta de la muestra (recordemos que es un producto natural, y que por tanto existirán diferencias en función a su contexto geográfico) pudiendo en algunos casos alcanzar un punto de fusión de hasta 100 ° C.


Se ha creído generalmente que las abejas producen propóleo para ayudar a proteger la colmena. Aparte de su papel en el sellado de los agujeros, el bloqueo de grietas y suavizar las paredes internas, esta sustancia parece actuar como un antiséptico para prevenir la infección microbiana de las larvas. 

Debido a que las poblaciones de abejas están tan confinadas y viven en estrecho contacto, la enfermedad en una abeja puede propagarse rápidamente a toda la colmena.

Sin embargo, las abejas pueden mantenerse saludables dado que fabrican su propio antibiótico, es decir, el propóleo, lo que reduce es el crecimiento microbiano en las paredes de la colmena. Además, protege la colmena contra el flujo de aire no controlada y la humedad externa.

La capa delgada de propóleo proporciona un revestimiento impermeable que limita el escape de agua y mantiene constante la humedad dentro de la colmena.

El proceso de formación

El propóleo es recogido por las abejas en las hojas de árboles de diferentes especies, siendo reconocido como el de más calidad aquel que tiene su origen en especies del álamo, sauce, abedul, olmo, aliso, haya, coníferas y castaños de indias. En función a su origen, el color variará, oscilando entre tonos verdes y marrones rojizos.

Las abejas recogen las resinas protectoras de flores y hojas con sus mandíbulas para posteriormente transportarlas a la colmena sobre sus patas traseras. Una colonia de abejas recoge por término medio entre 150 y 200 g de propóleo en un año; sin embargo debemos tener en cuenta que la cantidad recogida por la colmena variará en función a la raza de la abeja.

Historia del Propóleo

Ya nuestros antepasados se dieron cuenta de los beneficios del uso del propoleo. En el antiguo Egipto y en Grecia se conocían sus propiedades antisépticas y cicatrizantes, por lo que era utlizado en el embalsamiento de los faraones, así como en la elaboración de mejunjes médicos con diversas aplicaciones.

En América Central, los incas bebían propóleo para reducir la fiebre. En el siglo XI, Avіcenа, un influente médico, científico y filósofo de origen persa recomendaba que los soldados empleasen el propóleo como tratamiento para curar sus heridas y mantenerlas libres de gérmenes gracias a las propiedades antisépticas del mismo.

El interés en el propóleo regresó a Europa durante el renacimiento, cuando se popularizó el estudio de los conocimientos clásicos. Es conocido el uso del propóleo durante el siglo XVIII por parte de Antonio Stradivari, fabricante de los considerados como mejores violines del mundo, para barnizar sus creaciones y evitar el deterioro de la madera.

Sin embargo, no es hasta principios del siglo XX cuando se inicia la investigación sobre la composición química del propóleo, y se continuó después de la Segunda Guerra Mundial. Los avances en los métodos analíticos cromatográficos permitieron la separación y la extracción de varios de sus componentes. Al menos 180 compuestos diferentes se han identificado hasta el momento.

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