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08 septiembre 2016

TENER UNA REINA JOVEN - HAVE A YOUNG QUEEN.

TENER UNA REINA JOVEN - HAVE A YOUNG QUEEN.
Hay algo que diferencia a un apicultor de un "tenedor de abejas o abejero" y eso es el tema del cambio de reinas, porque si lo pensamos un poco "¿porqué cambiar la reina?" si todos los apicultores saben que cuando la reina envejece la colonia la reemplaza en forma natural. ¿Para qué intervenir en el curso normal de las cosas? 

La respuesta es breve y simple: somos apicultores y no abejeros y ser apicultor significa que tenemos claro el concepto de manejo y que a través del manejo ayudamos a la colonia en su trabajo de obtener una buena cosecha.

La buena práctica de la apicultura consiste en considerar los cuatro principios fundamentales del manejo:

1- Cada colonia debe tener una reina joven de buena procedencia genética.

2- Cada colonia debe tener una adecuada y suficiente provisión de miel y polen.

3- Cada colonia debe mantenerse libre de enfermedades y parásitos.

4- Cada colonia debe estar correctamente instalada en una buena colmena y protegida de condiciones climáticas extremas.

Los grandes productores admiten y reconocen el valor de una reina joven aún cuando no la reemplacen tan a menudo como ellos quisieran. 

Muchas veces se encuentran limitados por flujos de caja, la dificultad de obtener grandes cantidades de reinas y también el trabajo que implica este manejo de reemplazar un gran número de reinas. Sin embargo, lo más importante es que todos estos apicultores exitosos tienen gran conciencia del valor de una reina joven.

A veces el costo de una reina parece ser una barrera: 10-12 dólares por una simple reina! Pero esto no debe influir, es necesario hacer un balance entre el costo y los beneficios. Mirado de otra forma: el costo de una reina equivale a tres marcos con miel, es decir 10 kilos de miel y en el peor de los casos, en una muy mala cosecha una reina joven aumentará su producción en mucho más de eso, generalmente aumentará por lo menos en un alza. 

Y no es sólo esta la diferencia, ya que mantener una reina joven en una colonia hará el manejo más fácil, más predecible y no habrá tendencia a la enjambrazón -aunque hay que aclarar que son varios los factores que afectan la enjambrazón, incluyendo la superpoblación, clima y, de todos, la edad de la reina es la primera causa-.

TENER UNA REINA JOVEN - HAVE A YOUNG QUEEN.Una colonia liderada por una reina joven se desarrollará en forma pareja produciendo gran número de pecoreadoras para la recolección tendrá tendencia a fallar justo en momentos críticos. Pero surge la interrogante: ¿cuándo una reina es vieja? Recordemos que pueden vivir 5 años o más. 

En la práctica muchos apicultores dirán que hay que tratar de tener las reinas de menos de dos años de edad; esto no quiere decir que las reinas no son buenas después de dos años pero significa que su rendimiento bajará en forma notoria (más del 20%). La recomendación es el cambio de reinas, ojalá una vez por año si es posible, más aún cuando hablamos de climas templados con inviernos benignos.
Sin embargo, para hacer este cambio o renovación existen dos dificultades: una es conseguir las reinas cuando se necesitan y la otra es a veces encontrar la reina que se debe reemplazar y en especial introducirla correctamente.

El primer problema se soluciona haciendo el pedido de reinas en forma oportuna, es decir con bastante tiempo, no una o dos semanas antes sino un par de meses antes de tal forma de asegurarse.

No hay que olvidar que todos los apicultores quieren las reinas en casi las mismas fechas, y si el clima no acompaña los criadores no podrán asegurar fecha de fecundación y el despacho se atrasará con los problemas que ello implica. 

Las reinas nuevas deben estar disponibles temprano para que la colonia pueda desarrollarse y evitar una enjambrazón temprana, situación muy común. El tiempo ideal para el cambio de reinas es a fin de temporada, en otoño. Sin embargo, igual deben reservarse con meses de anterioridad.

El otro problema es la introducción de una nueva reina. En este sentido hay muchos métodos y algunos que sirven para unos, no resultan para otros. Hay tres reglas comunes para todos los métodos de introducción:

1- la colonia debe estar absolutamente huérfana;

2- debe estar alimentada; y

3- debe tener abejas jóvenes emergiendo.

La primera regla es obvia. La orfandad debe ser de no menos de 7 días (recordar proceso de metamorfosis). 

En cuanto a la segunda: ¿por qué debe alimentarse?, porque las posibilidades de aceptación de una nueva reina se reducen cuando no hay entrada de néctar, por lo tanto es recomendable alimentar por lo menos unos 4 ó 5 días antes de la introducción. 

Por último (tercer regla) debe tener abejas jóvenes ya que se dificulta mucho la introducción de una reina en una colonia que ha estado huérfana y con toda la cría ya nacida. En esas condiciones es preferible tomar de otra colmena dos o tres marcos de cría naciente y agregarlo a la colonia sin cría antes de introducir la nueva reina. 

FOTO: NACIMIENTO DE REINA - PHOTO: BIRTH OF QUEEN.
No hay que olvidar que la reina es alimentada por abejas jóvenes que tienen en actividad sus glándulas hipofaríngeas. Sin estas abejas jóvenes en la colonia las chances de que la reina sea bien aceptada son insuficientes.

Finalmente el reemplazo de las reinas de sus colonias es una de las técnicas de manejo más beneficiosa que puede hacer el apicultor: el manejo primaveral se hará más fácil, se reducirá el riesgo de enjambrazón y estimulará y ayudará a la colonia a desarrollar su población para recolectar la máxima cosecha. 

También se verá reducido el riesgo del estrés de la colonia, ayudándola a controlar posibles enfermedades, y si la colonia es agresiva el cambio de reina cambiará completamente su temperamento haciendo de la apicultura la actividad agradable que siempre debiera ser.

Por Rossy Castillo Orozco, Perito Apicultor, Olmué, Chile.

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16 junio 2016

CUANTAS ABEJAS TENEMOS EN UNA COLMENA? - WE HAVE MANY BEES IN A BEEHIVE?

Hay miles de especies de abejas, unas viven solas, otras en agujeros en el suelo, algunas no tienen aguijón. 

La Apis Mellifera (o abeja doméstica) forma colonias de entre 15.000 y 80.000 abejas, dependiendo de su fortaleza, climatología y hábitat. 

Las colmenas definen al super organismo que forman tres tipos de individuos: Hembra reina (una), hembras obreras (casi la totalidad) y machos zánganos (menos del 4% o ninguno, dependiendo de la época del año).

Cuando una colmena es fuerte y su reina joven puede “enjambrar”, dividir la colmena con salida de parte de las abejas y la reina, que es sustituida por una nueva. 

Este proceso de expansión se llama “enjambre”, y si se repite días más tarde con un número menor de individuos se llama “jabardo”.

Más información:

Las abejas sociales poseen una organización no igualada por ninguna otra especie, con un complejo sistema de castas en el que el individuo en sí mismo carece de valor a favor de la colectividad de la colonia. 

Por eso se habla de una colonia de abejas como un superorganismo en el que la interacción entre sus componentes da lugar a un único individuo. 

Reflejo de este hecho es que los apicultores hablan de una colmena sana o enferma o, incluso, de la muerte de una colonia aunque en ella todavía vivan varios miles de abejas.

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28 marzo 2016

LOS ENJAMBRES - THE SWARMS.

Uno de los fenómenos más importantes relacionados con los colmenares tradicionales hace referencia a los enjambres.

Recibe el nombre de enjambre la salida de la colmena de una parte de las abejas obreras, entre 10.000 y 20.000, acompañadas de una reina y de unos pocos zánganos.

Este fenómeno que dependiendo de los años puede ser intenso o no, se debe al instinto de reproducción de la especie, y suele coincidir con el período de máximo desarrollo de la colmena.

Muchos colmeneros capturan todos los enjambres posibles, porque para ellos es la única forma de reponer las abundantes bajas invernales. Ya lo dice el refrán “de una colmena, ciento; y de ciento, una”, lo que indica la facilidad con la que puede aumentar el colmenar y la rapidez con la que desaparece.

Por eso, en verano, después de comer, los vecinos se dan una vuelta por su colmenar para ver cuántos enjambres tienen “posados”. Algunos, incluso, durante ese tiempo se pasan todo el día en el colmenar.

La salida del enjambre.

Los días previos a enjambrar, las abejas se muestran inquietas, disminuye su actividad de campo, se apiñan a la entrada de la colmena , forman la “barba” (acumulación de abejas inactivas) y se atiborran de miel para tener provisiones suficientes hasta que encuentren otro alojamiento.

La salida del enjambre, normalmente al mediodía, se convierte en un espectáculo emocionante, mezcla de alegría e incertidumbre. Antes de salir, se ven muchas abejas revoloteando alrededor de la colmena, con la cabeza inclinada hacia la piquera, alejándose y regresando de inmediato, hasta que se produce un zumbido especial por la salida masiva de abejas.

Luego se forma en el aire como una nube que parece inmóvil hasta que sale la reina y toma la decisión de “posarse” o emprende el vuelo. A veces la reina tarda en salir, por lo que el grupo retorna una y otra vez a la colmena.

Lo normal es que el enjambre se pose en un arbusto próximo al colmenar, especialmente si es el primero del año porque lleva la reina madre y al estar fecundada tiene dificultades para volar, adoptando el típico aspecto de piña o de racimo, para desde allí enviar a las abejas exploradores (unas 50 por colonia) con el fin de encontrar un alojamiento definitivo.

Para evitarlo, los colmeneros colocan sobre una rama o un palo clavado en el suelo una amalgama de hojarascas o ramaje que llaman “poner sobras” para, como decimos, atraer a los enjambres e impedir que se marchen.

Persecución

Cuando el enjambre no se “posa” en el entorno del colmenar, la nube de abejas se traslada a baja altura, entre los 20-25 kms. por hora.

Yo pienso que esas creencias no tienen fundamento científico ni dan resultado, sino que sirven para alertar a los demás de que ese enjambre ya tiene dueño.

Lo más probable es que esta costumbre de perseguir a los enjambres con ese alboroto proceda de la época romana, en que el dueño del enjambre para acreditar la propiedad del mismo tenía que seguirlo por el campo repleto de agricultores, y lo hacía voceando y haciendo ruido, para dejar constancia de la pertenencia de aquella nube de abejas viajeras.

Sí parece eficaz, sin embargo, lanzar sobre el enjambre chorros de agua a modo de lluvia, arrojar puñados de tierra al aire o deslumbrar a las abejas con espejos, pues, quizás, con esos efectos, se simula una especie de tormenta imprevista que puede llevar a las abejas, asustadas y confusas, a aterrizar apresuradamente.

Recogida

Una vez que la reina aterriza, es rodeada por sus súbditas y se forma un racimo bien compacto. Y, como el tiempo que permanece parado el enjambre es variable, entre varias horas y dos días, no debe demorarse la recogida del mismo no vaya a ser que tras una breve pausa emprenda de nuevo el vuelo.

El enjambre, una vez asentado, se debe recoger con calma y sin movimientos bruscos, variando el modo de proceder dependiendo de la situación en que se encuentre: si el racimo de abejas está en el suelo, entre las hierbas, lo mejor es acercar un cajón o enjambrera.

Con un poco de humo conseguiremos que las abejas entren por sí mismas; si el enjambre está colgado en una rama a gran altura, se puede emplear un artilugio casero a modo de saco abierto, suspendido en el extremo de una barra o palitroque.

 Ese recipiente se coloca debajo del enjambre y con un golpe seco sobre la rama se hace caer dentro la masa de abejas; si las abejas están suspendidas de una rama pequeña, se la corta con una tijera y se traslada en la misma al nuevo alojamiento. 

Instalación en la colmena

Una vez que el grupo de abejas se ha apaciguado se sacude dentro de la colmena.

A veces las abejas no aceptan la nueva morada, marchándose una y otra vez. Para impedirlo, es bueno rociar la colmena con agua miel.
En el supuesto de que nadie recoja el enjambre se vuelve errante hasta que él mismo se mete en un hueco de árbol, en una chimenea, en el caño del techo de una casa, en el hueco de una persiana, etc.

Hay colmenas muy propensas a enjambrar hasta tal punto que llegan a emitir hasta diez o doce enjambres cada año, cada vez más pequeños y que el colmenero abandona.

Salvo el primero, que suele ser el mejor, todos los demás llevan reina joven sin fecundar, por lo que vuela con gran facilidad y no suele posarse cerca del colmenar.

Por: Félix Herrero García.


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