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14 diciembre 2015

CHILE: Control biológico de Varroa destructor con hongos entomopatógenos.

En el Centro Tecnológico de Control Biológico del Instituto de Investigaciones Agropecuarias - INIA-, se desarrolla un bioacaricida para el manejo no contaminante de Varroa destructor en colmenares comerciales, en base a hongos entomopatógenos chilenos. 


El ácaro Varroa destructor (Acari: Varroidae) es originario de Asia, donde parasita a la abeja Apis cerana. Debido a la trashumancia comenzó a parasitar a la abeja de miel Apis mellifera causando serios daños en los colmenares en todo el mundo. Desde su introducción a Chile, en el año 1992, se ha distribuido a casi la totalidad del país ocasionando graves pérdidas económicas entre los apicultores.

La enfermedad ocasionada por este ácaro (Varroasis) se inicia cuando la hembra fecundada de V. destructor abandona a la abeja adulta que ha parasitado y penetra en una celdilla de cría de abeja a punto de ser operculada. A las 48 horas de haber sido puestos los huevos nacen las ninfas del ácaro, las que comienzan a alimentarse de la hemolinfa de la cría de abeja. 

En las abejas adultas, la hembra de V. destructor busca las zonas blandas para perforarlas y succionar la hemolinfa de su huésped, causando dos tipos de daño: un daño físico al disminuir el contenido de proteínas y un daño tóxico infeccioso, debido a la transmisión de microorganismos causantes de enfermedades virales y bacterianas.

Los acaricidas registrados en el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) para el control de la enfermedad son Amitraz (tiras), Bayvarol (Flumetrina) y flumetrina (tiras). Sin embargo, es factible encontrar resistencia a estos productos y además residuos de ellos en miel y cera cuando son aplicados indebidamente. 

Otra alternativa de control es el uso de aceites y ácidos orgánicos como el ácido fórmico, oxálico y el timol, los cuales han sido intensamente estudiados en Europa y Asia.

Una alternativa de control que aún no ha sido explotada es el uso de agentes de control biológico, práctica que en los últimos años ha cobrado creciente interés, debido a la preocupación por contar con nuevas formas de control de plagas no contaminantes y más amigables con el medio ambiente. 

Además, se dispone de más información sobre la biología y producción masiva de estos organismos, incluyendo los hongos que atacaban a la varroa.

Antecedentes sobre el uso de hongos entomopatógenos (HEP) señalan que es posible controlar ácaros en todos sus estadios, con hongos tales como Beauveria bassiana y Metarhizium anisopliae. 

Ensayos de campo realizados sobre colmenas de abejas en Estados Unidos han demostrado la capacidad de M. anisopliae para controlar V. destructor.

En Chile, desde el año 2005, el Centro Tecnológico de Control Biológico del Instituto de Investigaciones Agropecuarias -INIA-, (ubicado en el Centro Regional de Investigación Quilamapu, Chillán) en conjunto con la Universidad Austral de Chile y con el apoyo del Fondo para la Innovación Agraria (FIA), han estado desarrollando el proyecto “Desarrollo de un acaricida biológico para el manejo no contaminante de Varroa destructor en colmenares comerciales”, cuyo objetivo es establecer una estrategia de manejo de varroa, mediante la elaboración y uso de un bioacaricida en base a HEP chilenos.

Hasta el momento los resultados obtenidos han permitido seleccionar un aislamiento del hongo M. anisopliae denominado Qu-M845, que en ensayos de laboratorio ha logrado un control del 98% de ácaros.

Asimismo, en evaluaciones de terreno este aislamiento ha logrado un control de 67% de varroas cuando se aplicaron las esporas sobre y entre los panales de las colmenas en otoño (Figura 1 y 2).

En aplicaciones en primavera este aislamiento incrementó la caída de varroa en un 50% en comparación a colmenas en las cuales no se aplicaron estas esporas. 

La especificidad de este tipo de control asegura que su aplicación no dañará a las abejas. Lo anterior, junto con la capacidad patogénica del aislamiento seleccionado para el manejo de Varroa destructor y su tolerancia a las condiciones ambientales a las que será expuesto, permite considerar a los HEP como una nueva alternativa de control para esta plaga. 

Glosario:
Hemolinfa: sangre de los insectos. 
Aislamiento: cepa de hongo entomopatógeno obtenida desde muestra de suelo o insecto parasitado.

Investigación: Marta Rodríguez S. Ingeniero Agrónomo. Marcos Gerding P. Ingeniero Agrónomo. M.Sc. Investigadores INIA-Quilamapu.

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17 noviembre 2015

Video: Ciclo de vida de los ácaros varroa - Video: Life cycle of varroa mites.

Video: Life cycle of varroa mites and their effect on honey bee colonies.

Video: Ciclo de vida de los ácaros varroa y su efecto en las colonias de abejas de miel.


30 octubre 2015

PAUTAS A CONSIDERAR EN UNA REVISACION SANITARIA - Guidelines to consider in a health checkup

http://lafamiliapicola.blogspot.com/2015/10/pautas-considerar-en-una-revisacion.html
Las enfermedades en las colonias aparecen en momentos definidos del ciclo de vida de la abeja. El apicultor observa los síntomas de las mismas en las crías o en las abejas adultas durante su visita al colmenar o en las colonias.

En su reconocimiento existen síntomas característicos que conducen muchas veces a un correcto diagnóstico, lo cual permite tomar inmediatamente las medidas higiénico profilácticas y terapéuticas necesarias para luchar contra ellas. Esto ocurre en aquellas enfermedades que afectan a las crías: loque europea, loque americana, cría yesificada, cría ensacada. Sin embargo, en las abejas adultas los síntomas son comunes a muchas afecciones en cuyo caso el diagnóstico debe ser confirmado por un análisis de laboratorio: nosemosis, acariosis, intoxicaciones, disentería, etc.

Las manifestaciones observadas en las colonias son producto de una contaminación anterior y el tiempo que transcurre entre esta y la aparición de la enfermedad es muy variable. Este lapso de tiempo depende entre otros posibles factores de:

- La intensidad de la contaminación, la cual está directamente relacionada con el tipo de agente patógeno y su capacidad para multiplicarse, la cual es muy variable.

- Las condiciones de la colonia: colonias débiles, sometidas a condiciones meteorológicas desfavorables, con carencias alimenticias, que hayan sufrido algún tipo de intoxicación, etc., están mas predispuestas a contraer y favorecer el desarrollo de ciertas enfermedades.

- El comportamiento de limpieza de la familia: característica variable determinada genéticamente que depende de la fuerza de la colonia – aquí el apicultor juega un papel muy importante al mantener en su colmenar colonias vigorosas – y de la composición de la colonia (cantidad de abejas limpiadoras que puede disminuir en caso de intoxicaciones, enfermedades de las abejas adultas, errores de manejo, etc.). 
http://lafamiliapicola.blogspot.com/2015/10/pautas-considerar-en-una-revisacion.html

Pautas a considerar en una revisación de colmenas:
El proceso de diagnóstico de enfermedades en las colmenas comienza no bien uno ingresa en el apiario. Para ella debemos primero considerar una serie de parámetros o condiciones externas tanto en el colmenar como en las colmenas en particular para posteriormente proceder a la revisación interna de las mismas observando cuidadosamente lo que está sucediendo en su interior.

Observaremos su ubicación en el terreno: distribución y orientación, la actividad de vuelo de las mismas – entrada y salida de abejas de acuerdo al momento de la visita – pudiendo ésta ser normal, escasa, nula o intensa; la presencia, cantidad y estado de abejas muertas o moribundas o estadios inmaduros en las entradas de las colmenas y en el suelo; manchas de heces o excrementos en los techos, frentes o entradas de las mismas en forma evidente.

Todas estas observaciones o algunas de ellas de estar presentes junto con una actividad escasa o nula en las colmenas indican alguna anormalidad en el interior de las mismas. De ser posible, en la revisación posterior estas colmenas serán las últimas en abrirse, evitando en parte con esta acción el contagio de posibles enfermedades al resto de las familias. Sin embargo, es preciso tener presente que en una colonia puede estar desarrollándose en forma incipiente una enfermedad y no se observan manifestaciones exteriores en la misma.

Al abrir una colmena en una revisación de rutina evaluaremos en primer lugar la condición en que ésta se encuentra de acuerdo a la época del año observando:

- El espacio disponible en la colmena - falta o sobra - de acuerdo a la cantidad de población existente.

- La presencia de la reina y su calidad.

- El desarrollo de la colonia - cantidad y tipo de población.

- Cantidad, calidad y ubicación de las reservas alimenticias.

- Existencia de signos de alguna enfermedad u otra anormalidad.

- Estado de los materiales.

La respuesta a estos parámetros nos dará la información que necesitamos para trabajar en forma adecuada corrigiendo aquellos que se encuentren alterando el normal desarrollo de las mismas.

Con respecto a la existencia o no de signos de alguna enfermedad u otra anormalidad, al observar las colonias debemos notar el aspecto normal de las diversas etapas de desarrollo de las abejas el cual cambia cuando alguna enfermedad y/o trastorno no infeccioso está presente. Conociendo la apariencia y forma de los individuos normales - huevos, larvas, prepupas, pupas y abejas adultas – en la colonia, podremos luego advertir cualquier anormalidad, al notar algo no usual trataremos de descubrir la o las causas y confirmar un diagnóstico solos, con ayuda de otro apicultor experimentado, a través de consultas en servicios de extensión en el tema, con un profesional idóneo en apicultura o bien enviando una muestra adecuada a un laboratorio especializado en el diagnóstico de enfermedades de las abejas.

Observación de la cría:
Al revisar una colmena para determinar la presencia o no de enfermedades que afectan a la cría debemos primero seleccionar y observar el aspecto o apariencia del panal de cría en su conjunto y posteriormente de cada larva o pupa en particular. Esta operación se repetirá en todos los panales que contengan cría.

En una mirada panorámica del panal lo primero a considerar es el patrón de cría el cual en condiciones normales debe ser uniforme es decir que observando la cría desde el centro del panal hacia los bordes del mismo deben existir en celdas contiguas huevos, larvas o pupas de edad semejante. Las crías abiertas – larvas – deben ser de color blanco perlado brillante y estar enroscadas en forma de coma en el fondo de las celdas. En la cría operculada o sellada, los opérculos deben ser de color uniforme, marrón claro u oscuro dependiendo de la edad del panal y ligeramente convexos.

Cada mínima irregularidad que altere el aspecto normal de un panal de cría como la existencia de larvas muertas en celdas abiertas y/o cerradas presentes en forma desordenada – cría salteada – opérculos agujereados, de colores no uniformes, hundidos, es un llamado de atención.

Luego de haber observado las características del panal en su conjunto debemos, de presentarse algún problema mirar el contenido de las celdas y establecer ciertas condiciones como: edad de las larvas muertas, posición que adoptan en su interior, color, olor y consistencia del material larval muerto.

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Estado normal de la cría en sus diferentes estadios.
Será tarea del apicultor establecer si la causa de estas irregularidades corresponde a un problema sanitario o si se debe a otras causas no infecciosas (hambre, frío, reinas, calor excesivo, etc.).

De no existir cría presente en la colmena en el momento de la inspección se observarán los panales en los cuales hubo cría con anterioridad, en este caso en particular debemos observar las celdas de cría vacías, sin restos de material de cría muerto en las paredes o fondos de las mismas.

Juntando estos elementos podemos llegar a formular un diagnóstico bastante seguro. Sin embargo, muchas veces es conveniente corroborarlo a través de un análisis de laboratorio ya que los caracteres macroscópicos o salientes y que se observan a simple vista que son diferentes para las enfermedades que afectan la cría como: loque americana, loque europea y cría ensacada, pueden en condiciones particulares atenuarse y confundirse o bien pueden presentarse todas juntas de coexistir varias enfermedades. En esos casos es conveniente tomar una muestra del panal de cría con material sospechoso de 20 cm. por 10 cm., envolverlo en papel de diario, colocarlo en una caja de cartón y enviarlo a un centro de diagnóstico de enfermedades de las abejas.

Observación de las abejas adultas:
La mayoría de las enfermedades que afectan a las abejas adultas son difíciles de diagnosticar en una observación directa debido a que muchos de los síntomas no son únicos ni específicos de cada enfermedad.

Ya que el hábito y las características de las abejas en forma individual y de la población en general que presentan una afección son frecuentemente similares en las enfermedades de las abejas adultas y en otros desórdenes no debidos a problemas sanitarios es aconsejable tomar una muestra de la población y enviarlas a un laboratorio para obtener un diagnóstico correcto. Ejemplo de ello es la confusión en el diagnóstico que puede presentarse ante casos de nosemosis, acariosis, virosis, intoxicaciones por plaguicidas, disentería y otras donde pueden observarse algunos de los siguientes síntomas: abejas con abdómenes hinchados, temblorosas, con alas dislocadas, arracimadas en los pastos cercanos a la colmena o alejándose de la misma, paralizadas sobres los cabezales de los cuadros, etc.

Conclusión:
La detección precoz de cualquier problema sanitario que afecte a las colmenas nos permite adoptar inmediatamente las medidas higiénico profilácticas y terapéuticas necesarias para luchar contra ellas. Tan o más importante es la prevención de las enfermedades es decir, evitar en lo posible su aparición en las colmenas. Debemos tener presente que no siempre una colmena débil o la presencia de anormalidades en las abejas adultas o en las crías es consecuencia de alguna enfermedad y que existen ciertas pautas de manejo como las anteriormente citadas que deben ser respetadas y cumplidas a lo largo del año que conducen al éxito de la explotación.
By: SUSANA BEATRIZ BRUNO. 
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17 octubre 2015

LA DISMINUCIÓN DE LAS ABEJAS EN MEXICO - THE DECLINE OF BEES IN MEXICO.

http://lafamiliapicola.blogspot.com/2015/10/la-disminucion-de-las-abejas-en-mexico.html
Los efectos de este suceso en México, aunque no se presumen tan graves como el de otras regiones del mundo, ya se vio reflejado en la producción apícola, según los especialistas.

Un grupo de científicos del Centro Nacional para la Investigación Disciplinaria en Microbiología Animal (Cenid-Microbiología) estudia la disminución de las abejas en México, luego de identificar siete virus que afectan a estos insectos.

El estudio se espera entregar a principios de 2016 y busca evidenciar el estatus sanitario por la presencia de los virus en las poblaciones de abejas en el país, dijo la especialista Marisela Leal Hernández, en una entrevista con la Agencia Informativa del Conacyt.

De acuerdo con la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), las poblaciones de abejas en el mundo enfrentan un declive importante, evento que es conocido como síndrome del colapso de las colonias o “colapso de la colmena”.

Los efectos de este suceso en México, aunque no se presumen tan graves como el de otras regiones del mundo, ya se vio reflejado en la producción apícola, según los especialistas.

Los investigadores buscan medir este fenómeno en México mediante el declive de los productos apícolas, que en años recientes disminuyeron casi en 20 por ciento, mientras que en Europa descendió alrededor de 40 por ciento y en Estados Unidos hasta 30 por ciento.
Leal Hernández indicó que las investigaciones establecen una combinación de factores como los virus, bacterias y parásitos, además del cambio climático y los pesticidas usados a gran escala en el sector agrícola.

“Lo que puedo adelantar es que en todos los estados donde realizamos los muestreos aparecen los siete virus diferentes, y el principal factor predisponente es un ácaro conocido como Varroa destructor”, dijo.

“Este ácaro cuando se alimenta es capaz de transmitir los virus que estamos estudiando y prácticamente no hay colmena que no lo tenga. Donde hay abejas hay Varroa”, añadió.

La Varroa se alimenta de la hemolinfa, el equivalente a la sangre en las abejas, por lo que además de la transmisión de los virus genera afectaciones en el desarrollo de una colmena, dando como resultado abejas débiles con alas malformadas que en muchas ocasiones no pueden levantar ni el vuelo.

La investigadora subrayó que algo importante es tener bajo control este ácaro, porque en el caso de la apicultura no es tan fácil manejar fármacos para combatir estas situaciones, ya que se puede contaminar la miel.
 
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26 julio 2015

Abejas colombianas entre las más sanas del mundo - Colombian bees among the healthiest in the world.

Tras analizar 500 colmenas en apiarios del país, investigadores de la U.N. encontraron que las abejas presentan bajos índices de enfermedad o ningún síntoma, gracias al manejo sin químicos.


Según los investigadores, hay al menos 18 virus que afectan a las abejas, de los cuales 7 causan pérdidas importantes, como lo muestran estudios adelantados en otros países.

La apicultura inició en Colombia con abejas europeas, reconocidas por ser mansas. No obstante, en la década del 70 ingresaron las africanizadas, cuyo rasgo característico es que son menos dóciles, lo cual generó una resistencia a emplearlas de forma productiva.

Lentamente se aprendió a trabajar la Apis mellifera africanizada y la apicultura comenzó un proceso de resurgimiento, con un valor agregado frente al entorno mundial, gracias al manejo que le dieron los apicultores, quienes no emplearon productos químicos para enfrentar enfermedades tan graves como la varroasis.

Según la profesora de la Universidad Nacional de Colombia, Judith Figueroa, “las enfermedades de las abejas africanizadas no habían sido estudiadas en el país, por lo cual fue necesario generar un reporte de su estado sanitario, encaminado a caracterizar las causadas por hongos, bacterias, virus y parásitos”.

Durante tres años, investigadores de la U.N., apoyados por Colciencias trabajaron en ese aspecto en tres departamentos: Sucre, mayor productor de miel; Boyacá, mayor productor de polen, y Magdalena, específicamente en la Sierra Nevada, donde hay un ecosistema alternativo para su diversificación.

En consecuencia, el equipo investigador trabajó en tres frentes para generar parámetros de diagnóstico, de acuerdo con las enfermedades que deben ser rastreadas según la Organización Mundial de la Salud Animal (OIE).

El primero de ellos se enfocó en las enfermedades parasitarias. Estas son causadas por Acarapis, un ácaro muy pequeño que vive en la tráquea; Nosema, microsporidio que se aloja en el tracto digestivo; y Varroa, ácaro visible al ojo humano que más estudios tiene en el mundo. Este último succiona la hemolinfa (sangre de la abeja) y debilita al insecto. Además, se reproduce en las crías y cuando hay niveles de infestación muy altos puede causar la pérdida de la colonia.

Origen:  Vanguardia.com
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