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08 agosto 2017

YUCATAN (MEXICO), POTENCIA PRODUCCION DE MIEL.

Sugieren integrar métodos típicos con los modernos.

La producción de miel de Yucatán es la más importante de México, de modo que invertir en esta industria significará grandes beneficios para la población no sólo en materia económica, sino también debido a las estrategias ambientales para proveer un ecosistema equilibrado para las abejas, fue la conclusión a la que llegaron Liborio Vidal Aguilar y la experta en apicultura Nelly Ortiz Vázquez.

Las cifras de 2016 indican que de las 55,000 toneladas de miel que se produjeron en el país, 7,490 salieron de Yucatán; es decir, el 14%, según datos de la Secretaría de Desarrollo Rural.

Para mantener y mejorar estas cifras se requiere integrar los métodos ancestrales y artesanales con nuevas tecnologías que sean amigables con el medio ambiente y permiten tener mayor eficiencia en la producción.

Entrada de nido de Scaptotrigona mexicana
Entrada de nido de Scaptotrigona mexicana
“Yucatán tiene todo para ser una potencia melífera y de productos derivados a nivel mundial y de la mano con ello conservar las especies silvestres como el tajonal y el dzidzilché, plantas que otorgan la calidad que tanto valoramos a nivel local y en otros países del mundo”, manifestó Vidal Aguilar.

Estudios internacionales han demostrado la importancia de las abejas en la conservación del medio ambiente, al ser las polinizadoras de las plantas garantizan su reproducción y contribuyen a mantener la biodiversidad de cada zona.

La disminución del número de colmenas o la muerte de las abejas constituyen indicadores de que hay un desequilibrio medioambiental o que se agravan los problemas, no sólo en el lugar donde ocurre el fenómeno sino que tiene repercusiones en todo el mundo.

“Nuestros ancestros sentían un gran respeto por el entorno y eso es lo que tenemos que rescatar, nuestra meta debe ser el desarrollo sustentable, es decir invertir en la tecnología para incrementar la producción a la par que se mejoran las condiciones del medio ambiente y así garantizar que habrá un futuro para nuestros hijos y nietos”, expresó.

18 septiembre 2016

QUE ES LA APICULTURA??? - WHAT IS THE BEEKEEPING ???

La apicultura es la actividad dedicada a la crianza de las abejas y a prestarles los cuidados necesarios con el objetivo de obtener y consumir los productos que son capaces de elaborar y recolectar.


El principal producto que se obtiene de esta actividad es la miel. La miel es un factor de beneficio para los humanos.

QUE ES LA APICULTURA??? - WHAT IS THE BEEKEEPING ???La cría de abejas constituye, en la mayoría de los casos, una actividad (considerada “menor” dentro de la ganadería) complementaria de granja muy remunerativa, que produce importantes ingresos al productor, con sólo dedicarle los momentos libres que le deja su actividad principal.

Ello aparte de su principal función biológica como agente polinizador en diversas plantas de fecundación cruzada (ejemplo en los manzanares).

En cuanto a la función polinizadora de las abejas, conviene señalar que ha cobrado singular importancia en el mejoramiento cualitativo y cuantitativo de diversos frutos y semillas.

El cultivo similar de otras abejas productoras de miel (melipónidos) se denomina meliponicultura. La vespicultura es la explotación de las escasas especies de avispas mielíferas.

El apicultor es la persona que practica la apicultura.

Son diversas las actividades que desarrolla el apicultor, durante la primavera y verano normalmente trabaja con las abejas realizando trabajos de control de población y extracción de la miel, pero durante el invierno o estación de receso, el trabajo consiste en la preparación del material de madera, para la temporada que viene en donde alojará las nuevas familias, así como advertir posibles enfermedades o plagas de las poblaciones de abejas para poder tratarlas a tiempo.

Historia:
El uso de la cera de abejas se remonta a la era de piedra según estudios realizados sobre restos de objetos de cerámica en más de 150 sitios arqueológicos en Europa, en regiones por debajo del paralelo 57 (es decir, excluyendo Escocia y Fennoscandia).

Pintura rupestre de las cuevas de la Araña en Bicorp: Individuo recolectando panales. Declarada por la Unesco en 1998: Patrimonio de la Humanidad.

En las pinturas rupestres del mesolítico presentes en la Cueva de la Araña, en Bicorp (Valencia),
En las pinturas rupestres del mesolítico presentes en la Cueva de la Araña, en Bicorp (Valencia), proliferan escenas de la recolección de la miel, si bien es difícil determinar su origen, se calcula que estas pinturas podrían datar entre 7.000 y 8.000 años de antigüedad. En el Mesolítico 10.000 a 5.000 años adC, el hombre comienza la recolección de miel de colmenas silvestres y en el Neolítico cuando aprendió a controlar las abejas y enjambres.

Existen datos históricos que señalan la existencia de prácticas apícolas en el periodo predinástico de Egipto, trasladando sus colmenas en embarcaciones a lo largo del río Nilo. Hay papiros que datan del año 2400 a. C. donde podemos observar la práctica.

Los griegos, que fundan Éfeso en el año 1100-1000 a. C. en el Asia menor en la Anatolia hoy Turquía, veneraron la apicultura dado que la DiosaArtemisa (después Diana para los romanos) era representada en las monedas2 con el cuño de una abeja en los años 480 a. C. En la Tracia también fue muy común acuñar monedas con una abeja. Los romanos, también practicaron la apicultura y en general heredaron las prácticas helénicas e hicieron de ellas un objeto de culto. Los poetas geórgicos dedicaron obras a la descripción de los instintos, costumbres, inteligencia de las abejas y a la explotación racional de estos animales que nunca dejaron de sorprenderlos. En general, siempre en los relatos de las sociedades más avanzadas de todas las épocas, se han encontrado vestigios del conocimiento de las abejas y de la explotación racional de la miel y la cera.

La apicultura moderna comienza con la creación de los panales y los cuadros móviles, en virtud que no destruyen los mismos al realizar la cosecha de miel, las hojas de cera estampada y los extractores mecánicos, alcanzando su apogeo a fines del siglo XIX y a principios del siglo XX gracias a los trabajos de estudiosos como Arturo Wulfrath Brockhoff, Huber, Dzierzon, Quimby, Langstroth, Hermano Adán, Fabre, Hoffman, Miller, Alley,Doolittle, De Hruschka, Mehring, Root, Munn, Miner, Harbison, Wolf, Phillips, Smith, Dadant, Fabre y Farrar, Georges de Layens.

Panal con obreras y larvas, durante la revisión por parte de un apicultor.
Panal con obreras y larvas, durante la revisión por parte de un apicultor.

Habitantes de una colmena.
Las abejas son insectos sociables que siempre viven agrupados en la colmena. En una colmena hay tres tipos de abejas: abeja reina, abeja obrera y zángano, en función de la alimentación que suministren las abejas obreras a la larva una vez ha eclosionado el huevo.

Habitantes de una colmena.
La reina.
La abeja reina tiene como función poner huevos de los que sale el resto de habitantes de la colmena, es de tamaño más grande que la abeja obrera, abdomen más alargado y con alas más cortas. Otra de sus funciones es la de segregar una feromona que mantiene unidos a todos los habitantes de la colmena. La producción de esta feromona disminuirá con la edad de la abeja, cesando en torno a los 4 años.

Una vez eclosionado el huevo, la larva será alimentada durante todo su ciclo con jalea real preparada por las abejas obreras. El huevo del que parte la reina se sitúa en una celdilla que las abejas obreras transforman para darle una forma y tamaño adecuado, llamándose realera.

Abeja obrera
Las abejas obreras cuentan con un gran número de efectivos en la colmena (20.000-60.000). Una vez que la larva sale del huevo, sólo recibirán jalea real durante 2 días y medio y luego será alimentada por una masa de miel, polen y agua.

La abeja obrera se desarrolla durante un periodo de 21 días, sucediéndose 3 fases: huevo (3 días), larva (6 días) y ninfa (12 días).

Una vez alcanzado el estado adulto, desarrolla diferentes trabajos en la colmena en función de su edad: los 3 primeros días limpian las celdillas, los 6 siguientes días segregan la jalea real con las glándulas que tienen en la cabeza alimentado a las larvas y también a la reina, mantienen la temperatura y humedad del nido ventilando la colmena si es necesario, y acompañan a la reina, preparan pan de abeja para alimentar a las larvas después de su tercer día de vida, segregan cera con sus glándulas especiales en la parte externa del abdomen, segmentos 4 al 7 en los llamados espejos de la cera que son unas superficies muy pulimentadas sobre las cuales se sitúan 4 pares de glándulas productoras de cera, elaboran el néctar traído de las flores reduciendo la humedad para convertirlo en miel, construyen los panales tanto para criar nuevas abejas como para almacenar miel y construirán las celdas reales para que nazcan nuevas reinas y pueda la colonia enjambrar o renovar su reina demasiado vieja o con alguna tara.

Cuando cuentan con una edad de 19 a 20 días, vigilan la colmena para que no entren otros insectos y a partir de los 21 días salen al campo en busca de polen, néctar y resinas. El polen es depositado en una especie de canastillas a los lados de las patas traseras y el néctar en un buche previo al intestino. Con las resinas de los árboles elaboran el propóleo.

El zángano
Los zánganos nacen de un huevo sin fecundar puesto por la reina (partenogénesis) y reciben jalea real durante tres días, después pan de abeja como las obreras. Requieren 24 días para alcanzar el estado de adulto, pasando por tres fases: huevo (3 días), larva (5 días y medio) y ninfa (15 días y medio). Tienen como función fecundar a la abeja reina y dar calor a la cría, aunque están muchas horas en el campo y son las obreras las que mantiene la humedad y temperatura adecuados. Viven solo en primavera y verano, no tienen aguijón por lo que no colaboran en la defensa de la colmena y no recolectan néctar ni elaboran miel. A diferencia de las obreras o la reina, los zánganos con frecuencia entran libremente en colmenas a las que no pertenecen. Este comportamiento es clave para posibilitar el intercambio genético entre distintas colonias; sin embargo también convierte a los machos en vectores de transmisión de parásitos y enfermedades.

En las colonias desorganizadas algunas obreras activan sus atrofiados ovarios y depositan varios huevos en cada celdilla de donde nacerán zánganos de menor tamaño que sus hermanos.

BENEFICIOS QUE PRODUCE LA APICULTURA

Los beneficios podemos clasificarlos en directos e indirectos:

Directos: miel, cera, polen, jalea real, veneno, propóleos, núcleos, enjambres y subproductos, en su mayoría derivados de la miel: vino de miel, hidromel, vinagre de miel, licores, arrope, dulces, aplicación en repostería, caramelos, etc.

El polen es depositado en una especie de canastillas a los lados de las patas traseras

Indirectos: consiste en la polinización por las obreras pecoreadoras, de multitud de flores de plantas que solamente se polinizan y producen frutos y semillas con intervención de los insectos, entre los cuales se incluye en primer lugar la abeja doméstica (Apis mellifera).

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08 julio 2016

BUSCAN PROTEGER LA ABEJA IBERICA - SEEKING TO PROTECT THE BEE IBERICA.

Científicos del grupo de investigación Tecnogam del Instituto de Investigación en Ciencias Ambientales (IUCA) de la Universidad de Zaragoza, con sede en la Escuela Politécnica Superior de Huesca, llevan a cabo un proyecto para caracterizar y conservar la abeja negra autóctona en la comunidad autónoma, cuyo nombre científico es Apis mellifera iberiensis.

 La importancia de la apicultura va mucho más allá de su relevancia económica directa -España es el principal país productor de miel en la Unión Europea-, ya que las abejas son los insectos polinizadores más eficaces. Se estima que al menos la tercera parte de los alimentos que consume el ser humano depende de la polinización y la mayor parte de ella, de la realizada por las abejas melíferas.


A pesar de su importancia, el número de abejas y otros polinizadores, tanto silvestres como domésticos, parece estar disminuyendo en todo el mundo; en especial, en Norteamérica y Europa. Hay indicios de que la falta de diversidad genética de los linajes más frecuentemente utilizados en apicultura puede jugar un papel relevante en este descenso, existiendo consenso sobre la necesidad de identificar estas valiosas variedades regionales para preservar a las abejas adaptadas a nivel local.
En la Península Ibérica, parece haberse conservado mejor que en otros países la abeja local, la abeja negra ibérica (Apis mellifera iberiensis), aunque en los últimos años se observa una tendencia creciente a la introducción de abejas mejoradas de otras subespecies, lo que supone un riesgo para la conservación de la abeja autóctona.

En Aragón, parece haberse conservado en pureza el linaje M de Apis mellifera iberiensis, aunque se necesitan estudios más amplios y actualizados que lo confirmen. De hecho, la comunidad autónoma presenta un elevado riesgo de introducción de abejas foráneas ya que es una región típicamente receptora de apicultores trashumantes de otras regiones, incluidos apicultores franceses en los últimos tiempos. Esta recepción de abejas de diversas zonas sin ningún control genético implica un riesgo para la abeja local.

Recientemente, se ha observado también que algunos apicultores profesionales han optado por la utilización de abejas mejoradas de otras especies, con el riesgo consiguiente de hibridación en esas zonas. Otro importante peligro para el mantenimiento de la abeja autóctona y su variabilidad es el importante aumento de mortalidad de las colonias como consecuencia del síndrome de despoblamiento de las colmenas. Esta muerte de un porcentaje importante de colonias todos los años provoca una importante disminución de la variabilidad genética al contar con un menor número de colonias para reponer las pérdidas.

El proyecto de los profesores Pilar Santolaria y Jesús Yániz pretende contribuir al mantenimiento de la abeja autóctona en la región para afrontar en mejores condiciones los importantes riesgos a los que se enfrenta la apicultura en la actualidad. 

Para ello, será necesario en primer lugar realizar una adecuada caracterización de las abejas existentes, para a continuación iniciar un proceso de conservación de la abeja negra autóctona antes de que se ponga en riesgo su continuidad.

El proyecto está financiado por una beca de investigación del Instituto de Estudios Altoaragoneses y por la DGA, a través de la financiación del grupo Tecnogam (A40). En él colaboran también el ADS Número 1 de la provincia de Huesca y más de 40 apicultores de nuestra comunidad.

España es el principal país productor de miel en la Unión Europea (UE) y se encuentra entre los 12 primeros del mundo. También destaca por superar al resto de países europeos en el número de colmenas (unos 2,3 millones) y de apicultores profesionales. 

Pero la importancia de la apicultura va mucho más allá de la producción de miel, ya que son los insectos polinizadores más eficaces debido a su número, a los largos vuelos que realizan y a la diversidad de flores que visitan.

Las abejas domésticas, que son las únicas que pasan el invierno en comunidad, liban multitud de plantas. Durante la recolección de néctar y polen, polinizan las flores. Esta colaboración entre el reino animal y vegetal es muy valiosa puesto que permite la abundancia en frutas y hortalizas y aseguran también la biodiversidad floral que nos rodea.


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19 junio 2016

CUANTA MIEL PRODUCE UNA ABEJA EN SU VIDA?? - HOW MUCH PRODUCE HONEY A BEE IN YOUR LIFE??


Las abejas obreras tan solo viven unos 45 días en épocas de fuerte floración. Solo en la última parte de esos días irán a recoger néctar, polen, agua, resinas para propóleos y mielatos. 

Para reunir un kilo de miel hacen falta 2.540 abejas volando 156 kilómetros cada una para que cada abeja libe néctar en 3.900 flores. O lo que es lo mismo, en números redondos: 1kg Miel = 180.000 kilómetros de vuelo + el néctar de 4,5 millones de flores y el trabajo de 2.500 abejas. 

La producción de una colmena completa y fuerte varía según su salud, territorio, floración y clima, desde 12 kilos a 60 kilos en zonas extremadamente fértiles. Al menos 8 kilos deberán conservarse en la colmena como reservas de invierno para las abejas.
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