La miel, tal como se consume, es el resultado de las
transformaciones que sufre el néctar a manos (a glándulas, en rigor) de las
abejas. Aquellos lectores adictos a la literatura sobre apicultura recuerdan,
seguramente, que la miel es un producto elaborado por las abejas a partir del
néctar que ellas mismas recolectan de las flores.
En dicha elaboración se incluyen dos procesos diferentes: uno de ellos consiste
en un cambio químico en el azúcar y el otro resulta de un cambio físico,
mediante el cual se elimina el excedente de agua. Este proceso lo realizan las
abejas mediante su complejo sistema glandular que culmina una vez que la miel
"madura". Entonces es sellada dentro de las celdas con opérculo de
cera, que también producen las abejas.
Concentración
La abeja acopiadora de néctar ingresa en la colmena con su carga. Si la fuente
de la cual obtuvo la " materia prima" ya es conocida por las demás
pecoreadoras, camina hasta encontrarse con una abeja "doméstica", a
la cual entrega parte de su carga. Generalmente, distribuye el total del néctar
que trae, entre dos o tres individuos, en lugar de cedérselo a uno solo.
Para realizar la transferencia se efectúa una aproximación entre la abeja que
trae el "botin" y la que lo recibe. Cuando la abeja doméstica toma la
carga de la pecoreadora, la primera camina por la colmena hasta llegar a un
área descongestionada, donde toma una posición bastante característica: el
largo eje de su cuerpo en posición perpendicular y la cabeza hacia arriba;
inmediatamente pasa por una serie de operaciones, comenzando con las parte
bucales en descanso.
Las mandíbulas se abren ampliamente y la probóscide (órgano que facilita la
alimentación con líquidos, formado por los maxilares y el labio) se mueve
ligeramente hacia adelante y para abajo. Al mismo tiempo la parte distal de la
probóscide se mueve un poco hacia afuera y ofrece una pequeñísima gota de
néctar en la cavidad preoral.
Entonces se levanta todo el órgano y se retrae casi hasta la posición de
descanso, luego se deprime nuevamente y se vuelve a levantar como antes, y así
sucesivamente. Con cada depresión subsiguiente, la parte distal de la
probóscide gira un poco más hacia afuera que antes, pero no llega a la posición
de descanso.
A medida que se repiten el levantamiento y la retracción de la probóscide se va
formando una gotita de néctar, cada vez más grande, hasta llegar al tamaño
máximo. Entonces, la abeja absorbe toda la gota hacia el interior de su cuerpo.
Cuando el néctar comienza a ser absorbido, la gota toma una superficie cóncava
en su parte inferior. Esta parte distal de la probóscide se extiende hasta que
desaparece la gota, momento en el que vuelve a doblarse hacia la posición de
descanso.
A una abeja doméstica, esta tarea le insume apenas unos segundos. Después de
completar la parte del proceso de maduración descrito, la abeja busca una celda
para depositar la gota que estuvo concentrando. Cabe aclarar que este producto,
al que se denomina "miel verde", ya no es exactamente igual al que
trajo hasta la colmena la abeja pecoreadora.
Para poder desprenderse de la gota de néctar el insecto se arrastra hacia
adentro de la celda, con su lado ventral hacia arriba, siendo esta posición
característica de una abeja que deposita la miel inmadura. Si la celda esta
vacía, la abeja introduce el néctar como si estuviera pintando la pared
superior de la celda, en cambio, si el receptáculo de cera ya posee miel,
simplemente introduce sus mandíbulas en él y agrega una gota al resto del
contenido.
Cuando el néctar entra con rapidez -y especialmente si está muy líquido-, las
abejas domésticas suelen distribuirlo rápidamente, fijando una pequeña gota en
el techo de las diversas celdas.
La gota colgante expone un máximo de superficie para la evaporación. Más tarde
las abejas juntan todas las gotitas y recién entonces las pasan por el proceso
de maduración "por manipulación". La totalidad de este proceso tiene
como finalidad una rápida evaporación del agua del néctar recién recolectado.
Azúcar
Esta es la otra fase importante del proceso de maduración de la miel: la
inversión de los azúcares comienza en el mismo momento en que se está
recolectando el néctar y llevándolo a la colmena; pero la abeja doméstica
agrega más invertasa (una enzima muy importante en la miel, conocida también
con los nombres de sacarosa o sucrasa) mientras manipula al néctar antes de
depositarlo en el panal.
El néctar propiamente dicho, es decir, el obtenido por las abejas pecoreadoras
en los nectáreos de las flores contiene un 45 % de azúcar, mientras que el
depositado en las celdas como miel verde cuenta con, aproximadamente, un 60 %.
Este incremento en la concentración es atribuido a las actividades de las
abejas domésticas, al manipular el néctar por medio de sus piezas bucales,
previo su depósito en el panal.
La gran cantidad de observaciones realizadas por los investigadores demostraron
que, si en el panal hay suficiente lugar, la mayoría de las celdas no se llenan
demasiado, inclusive son muy pocas las celdas que se cargan hasta más de la
mitad con miel inmadura al final de una jornada de fuerte flujo de néctar. Si
estos paneles se sacuden, la miel verde gotea libremente.
A la mañana siguiente de ocurrido este almacenamiento, es posible ver cambios
interesantes, las celdas, que contenían pequeñas cantidades de miel de la tarde
anterior, se hallan vacíos, mientras aparecen sectores del panal casi llenos,
ahora con todas sus celdas repletas, al mismo tiempo que las celdas adyacentes
comienzan a llenarse.
En este momento aunque se sacudan los panales , ya no es factible volcar la
miel. todo lo antedicho expresa claramente lo conveniente que resulta proveer a
la colmena de suficientes panales vacíos, de modo de facilitar la maduración
correcta del producto.
Agua
La velocidad con que se elimina el agua del néctar fresco o miel sin madurar,
esta condicionado en alto grado por una serie de factores tales como las
condiciones de tiempo y del flujo del néctar, la fuerza de la colonia, la
cantidad y concentración de néctar traído en relación con determinada unidad de
tiempo, la extensión de celdas disponibles para el almacenaje, las
temperaturas, la humedad y la ventilación, cuando dentro de la colmena la
temperatura es alta, la velocidad de evaporación también es alta, en cambio con
respecto a la humedad sucede lo contrario, es decir, a mayor porcentaje de
humedad, menor capacidad de evaporación.
Es menester que se produzca un cambio del aire prácticamente continuo entre el
interior de la colmena y la atmósfera exterior, para reemplazar el aire
saturado de humedad del interior de las alzas. cuando la humedad exterior es
mayor que la interior, la acción se invierte y la miel, en particular la que
esta contenida en celdas sin sellar, absorbe humedad debido a las propiedades
higroscópicas de los azúcares de la miel.
La velocidad de la evaporación será tres veces mayor si la celda se lleno hasta
una cuarta parte de su capacidad, en lugar de haber sido llenadas hasta sus
tres cuartas partes. Artificialmente. Puede ocurrir que las abejas se vean impedidas
de madurar correctamente la miel debido a por ejemplo a altos porcentajes de
humedad del aire. La miel que no madura tiende a fermentar por exceso contenido
acuoso: 20-25%; en estas condiciones no es conveniente envasar el
producto.
Evidentemente para poder remediar tal situación, es necesario colocar la miel
en un lugar cálido, con abundante circulación de aire. este tiene como objetivo
reducir el porcentaje de humedad a un 17%. Un posibilidad adecuada para lograr
la finalidad mencionada es no extraer la miel a la que le falta maduración,
colocar los cuadros bien espaciados, dentro de alzas, apilarlas y luego
someterlas a una corriente de aire forzada de aire templado. incluso la miel la
miel operculada ya pierde algo de humedad si se la somete a este tratamiento.
Fermentación
Si bien en algún momento era habitual la práctica de traer miel sin opercular,
hoy es más común dejar las alzas colocadas en las colmenas hasta que se halla
producido el operculado o sellado de las celdas.
El empleo de miel inmadura redunda en algunos casos en desagradables
inconvenientes y la causa habitual de dichos problemas radica en la variación
del porcentaje de agua contenida en la miel de diversas procedencias, que hace
variar totalmente los resultados de la fabricación. Otro problema que cabe
mencionar es el referido concretamente a la fermentación puesto que una miel
con mucha humedad puede comenzar a fermentar en cualquier momento.
Conclusión
El apicultor, especialmente el de regiones húmedas, debe dejar la miel durante
más tiempo en la colmena. Muchos productores creen que cuando las dos terceras
partes del las celdas fueron operculadas, la miel esta totalmente madura para
su extracción pero esta no es una regla de oro. por ende puede suceder que, en
el afán de cosechar, se obtenga un producto más acuoso. Por ello lo más
aconsejable es darle tiempo a la colonia para que opercule la mayor cantidad
posible de celdas.