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20 mayo 2016

DOS MUTACIONES PERMITEN A PARÁSITO RESISTIR A PLAGUICIDAS Y MATAR ABEJAS - TWO MUTATIONS ALLOW RESIST PESTICIDES AND PEST KILLING BEES.

Varroa
Algunos plaguicidas son especialmente activos contra ácaros por lo que se les conoce como acaricidas. Los piretroides tau-fluvalinato y flumetrina eliminan casi el 100% de los parásitos en las colmenas. Estos compuestos actúan sobre unas proteínas llamadas canales de sodio dependientes de voltaje (VGSC, por sus siglas en inglés) que transmiten el impulso nervioso. El tratamiento, al actuar sobre el sistema nervioso de Varroa, lo sobreestimula y provoca su muerte.

En un nuevo estudio publicado en la revista PLOS ONE investigadores liderados por Joel González-Cabrera de la Universitat de València han descubierto dos nuevas mutaciones localizadas en el genoma del ácaro, precisamente en el lugar clave para el funcionamiento de esta familia de acaricidas, el VGSC, que hacen que estos acaricidas no se unan correctamente al canal de sodio, con lo que éste no se ve afectado y el parásito sobrevive a los plaguicidas. 

http://lafamiliapicola.blogspot.com/2016/05/dos-mutaciones-permiten-parasito.html
Los resultados obtenidos son muy claros: el 98 % de los ácaros que sobreviven al tratamiento son mutantes para una o las dos mutaciones, identificadas como L925I y L925M, respectivamente.

Las muestras utilizadas en esta investigación provenían de varias localidades de Florida y Georgia, en los EE UU, si bien en trabajos previos, utilizando muestras recogidas en colmenas inglesas, los investigadores ya habían descubierto una mutación diferente que estaba localizada en el mismo sitio del genoma del ácaro (L925V). Esta información ha permitido desarrollar un método de diagnóstico con el que determinar si el ácaro puede o no llegar a sobrevivir al tratamiento.

http://lafamiliapicola.blogspot.com/2016/05/dos-mutaciones-permiten-parasito.html
Joel González-Cabrera, primer firmante del artículo científico, actualmente trabaja en la Estructura de Investigación Interdisciplinar BIOTECMED de la Universitat de València con un contrato del programa Ramón y Cajal. “Podemos desarrollar nuevos métodos de cribado y mitigar el impacto del parásito. 

La prueba de diagnóstico analiza de forma rápida y precisa los ácaros individuales y detecta la presencia o ausencia de mutaciones. Si hacemos llegar esta información a los apicultores, ellos tendrán una herramienta fiable para seleccionar el tratamiento más adecuado”, ha destacado.

El parásito Varroa destructor está distribuido por casi todo el mundo y causa estragos en las poblaciones de la abeja melífera (Apis mellifera L.) que además de producir miel, es uno de los agentes polinizadores más eficaces y del que depende la producción mundial del 10% de los alimentos, lo que significa unos 150.000 millones de euros al año, según ha indicado el investigador de la Universitat.
VarroaEl efecto devastador producido por el ácaro, tanto por alimentación directa sobre abejas inmaduras y adultas, como por los diferentes virus que transmite, hace que las colmenas parasitadas sean destruidas en un máximo de 3 años si no se toman medidas eficaces de control.

Este efecto es actualmente es considerado una de las claves de la disminución en las poblaciones de abejas a escala mundial y tiene por tanto connotaciones no sólo a nivel alimentario sino también medioambiental.



Fuente original: http://www.agenciasinc.es/

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08 mayo 2016

Vídeo: La problemática de las abejas - Video: the problems of bees.

Vídeo divulgativo y didáctico donde se que expone toda la problemática de las abejas:

Informative and educational video where exposing all the problems of bees:

14 febrero 2016

Varroa, el parásito se inmuniza a los plaguicidas - Varroa parasite to pesticides is immunized.

La varroa, el ácaro que a mediados de los años 80 provocó prácticamente la desaparición de las colmenas de abejas silvestres en la península Ibérica, está desarrollando resistencias –se está inmunizando- a los productos químicos que se utilizan para frenar sus efectos entre estos insectos, básicos para la polinización de los vegetales.

Los apicultores temen encontrarse la próxima primavera con mermas de más del 30 % de la cabaña si los nuevos sistemas que están aplicando de manera experimental este invierno no dan resultado. En ese caso, los efectos de la inmunización de la varroa no serán solo económicos, sino también ambientales.

Una de las principales conclusiones del Encuentro Estatal del Sector Apícola que la organización agraria COAG celebró hace unas semanas fue la “necesidad de reeducación en el sector sobre la estrategia de lucha frente a la varroa”, ante “el agotamiento de los principios activos disponibles en el mercado” para su tratamiento, especialmente “si no están acompañados de un adecuado sistema de manejo en la explotación”.

“Después de 30 años ha desarrollado resistencias”

“Después de 30 años luchando contra este ácaro, ha desarrollado resistencias contra el espectro de productos químicos que venimos utilizando desde mediados de los años 80”, explica Ángel Díaz, responsable estatal del sector apícola de COAG, quien destaca que “algunas de esas resistencias o inmunizaciones han sido demostradas científicamente, y otras han sido ya detectadas en los campos”.

La varroa, un ácaro parasitario del tamaño de una cabeza de alfiler, que se alimenta de la sangre de las abejas y que puede llegar a exterminar las colonias en apenas tres años, “es crónica en toda la península Ibérica”, señala Díaz, que explica que su presencia provoca habitualmente bajas de “entre el 25 % y el 30 % de las colmenas, aunque en algunas zonas de España supera el 50 % y el 60 %”.

Los panales se tratan en invierno con productos químicos, aunque los apicultores han comenzado a experimentar con hongos y otros tratamientos no sintéticos –ácidos incluidos-, y en primavera se ven los efectos.

“Tras la hecatombe ambiental de los años 80, que acabó con las colmenas silvestres, la colonia de abejas está viva por los apicultores, prácticamente el 100 % de la que hay en la península es productiva”, señala Díaz. El sector explota hoy 2,6 millones de colmenas. “Son más que hace unos años, tenemos muchas más, pero producen menos”, explica, por los efectos del ácaro, cuya inmunización a los productos que se utilizan para combatirla está mermando la cabaña.

“Las abejas de colmenas con varroa polinizan, pero su número desciende”, advierte, antes de señalar que “tenemos claro que este problema lo hemos de atacar desde varios puntos de vista” y utilizar nuevos métodos y otros productos. Estos, catalogados como medicamentos de uso veterinario, deben ser autorizados por la Administración y prescritos por un especialista.

La Radiografía Social del Medio Ambiente en España destaca la “vulnerabilidad” que la agricultura presenta en varias zonas de España “ante el declive de las abejas y otros polinizadores”. En el caso de Aragón, señala que “el 68 % de los principales cultivos para el consumo directo humano dependen de la polinización por insectos” y que su agricultura “tiene un ratio de vulnerabilidad del 17,3 %” con respecto a esos animales, lo que la convierte en “la cuarta Comunidad más amenazada por la pérdida de insectos polinizadores”.

El ratio de vulnerabilidad mide “la relación entre el valor económico de la polinización y el valor económico total” del cultivo, por lo que “cuanto más alto sea el valor económico de la polinización mayor será la vulnerabilidad”.

Amenazas por la reducción de la diversidad vegetal y el cambio climático

Organizaciones como Greenpeace han llamado la atención sobre los efectos de la varroa en las abejas. Además de debilitarlas, señala la entidad ecologista en su estudio El declive de las abejas, “también puede propagar enfermedades virales y bacterias. Sus efectos son graves y, si no se controlan, suelen llevar a la muerte temprana de colonias”. Los conservacionistas, por otro lado, también alertan de la presencia de residuos de acaricidas en el polen del que se alimentan los propios insectos.

Greenpeace, que en otro estudio, titulado La pesada carga de las abejas, aboga por la prohibición de algunos plaguicidas –acaricidas, entre ellos-, señala que “la destrucción o dispersión de los hábitats naturales y seminaturales, con la expansión paralela de los monocultivos y la reducción de la diversidad vegetal silvestre, también pueden desempeñar un importante papel en dificultar la capacidad de supervivencia de las poblaciones de polinizadores”.

A esos factores, añade, se sumarían “los erráticos patrones climatológicos derivados del cambio climático como un nuevo elemento cada vez más importante, si bien de momento sus efectos aún son difíciles de caracterizar, predecir o atribuir”.

By: Eduardo Bayona - Zaragoza

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26 enero 2016

BIO-ANATOMIA DE LA VARROA JACOBSONI / BIO-ANATOMY OF MITES JACOBSONI.

La hembra de Varroa jacobsoni es de color marrón rojizo ovalada y plana y de 1.1 a 1.6 milímetros con placas de quitina en la espalda (Fig. 1). Tienen el vientre peludo con lo que se garantizan una óptima adherencia a la abeja. Los ejemplares adultos tienen cuatro pares de patas en la región pectoral que les permite agarrarse y desplazarse ágil y sorpresivamente. El primer par de patas porta los órganos sensoriales que también sirven de antenas. Ciega, trabaja con el sentido del tacto y olfato.

Fig. 1: Esquema de una hembra adulta en vista ventral (a la izquierda) y dorsal (arriba).

En la abeja adulta sólo se encuentran ácaros hembras ; el ejemplar macho es de color pálido a perlado, son menores de tamaño de 0.7 por 0.7 milímetros, tiene forma redondeada (Figura 2), no está quitinizado por lo que muere por desecación cuando la abeja hospedadora completa su desarrollo y sale al exterior y no se encuentran fuera de las celdas de cría. Tampoco se alimenta debido a que su aparato bucal está adaptado para fecundar a la hembra, los huevos miden 0.5 milímetros y son blancos, usualmente son encontrados en la base o en las paredes reproductoras de la abeja.

Figura 2: Representación de la varroa macho.

Biología de Varroa jacobsoni

El ciclo de vida de Varroa está íntimamente ligado con el ciclo de vida de la abeja mellifera; su reproducción y desarrollo está determinado por la cantidad y tipo de cría presente en la colonia de abejas; el ácaro muestra una notoria preferencia por las crías de zánganos, debiéndose esto a que existen mayores cantidades de hormonas juveniles que se encuentran en la hemolinfa o sangre de las abejas a una menor temperatura. Sin embargo cuando se carece en la colonia de cría de zángano, V. jacobsoni tiende a infestar crías de obreras donde se reproducirán y desarrollarán.

Figura 3: Ciclo de vida de la varroa.

En el ciclo de vida de V. jacobsoni existen 2 fases; una es la fase forética, la cual es cuando el ácaro permanece sobre las abejas adultas, sean éstas zánganos u obreras y generalmente se les halla en el abdomen por debajo de los escléritos abdominales donde se sostienen de las membranas intersegmentales utilizando las patas y partes bucales.

La otra fase es la reproductiva que precisamente se da en las celdas de cría operculado así como lo describe Remy Vandame en el estudio de Control Alternativo de Varroa en Apicultura en el que menciona lo siguiente.

La Varroa madre se reproduce exclusivamente en una celda de cría, generalmente después de un periodo forético; la entrada en la cría debe ocurrir a una edad de cría precisa, y constituye un punto crítico en la vida de Varroa.

Entrar demasiado temprano signfica para la futura Varroa madre, un riesgo importante de ser detectada y retirada por las abejas antes de la operculación de la cría, entrar tarde no le es posible ya que la cría es operculada; es decir, herméticamente cerrada a toda entrada o salida.

Sabe exactamente cuando una celda de cría en su noveno día está a punto de ser operculada.

Ingresa en el momento exacto, se zambulle en la papilla y se esconde sin ser detectada por las abejas obreras, cuando la celda esta operculada entra en actividad, poniendo sus huevos mientras se produce la transición de larva a pupa.

Después de haberse alimentado sobre la abeja, la Varroa madre pone por primera vez 70 horas después del operculado y queda inmóvil durante un minuto tocando la pared con su primer par de patas.

Cuando su primer huevo emerge por el orificio genital sitio cerca de la placa genitoventral, la Varroa madre lo mantiene contra la pared de la celda durante unos diez minutos con sus dos primeros pares de patas. Eso permitirá al joven Varroa tener sus patas orientadas rumbo al sustrato y caminar inmediatamente después de la eclosión del huevo. A lo máximo la Varroa madre pondrá 6 huevos, de esta manera con un intervalo medio de 30 horas.


En las celdas de obreras pone 6 huevos y en las de zángano 7; los que pasan por los estados de huevos, larvas, protoninfas, deutoninfas y adultas. Cuando la celda es infestada con una sola Varroa madre el apareamiento solo puede ocurrir entre el macho y sus hermanas, el macho se aparea con la primera hembra tan pronto cuando llegan a la fase adulta (9-10 días después de puesto el huevo) y lo repite hasta 9 veces; y así lo hace con las otras hembras.

Una Varroa hembra es fecundada únicamente en la celda donde nace, luego una parte del aparato genital se destruye; en las celdas donde el macho muere antes del apareamiento las hembras quedan infecundas para siempre y esto ocurre en un 10-46% en las celdas (22).

Posterior a la puesta de un huevo, se puede ver dentro de éste una larva, ésta se cambia en protoninfa (cuerpo esférico especialmente en las hembras); deutoninfa (la hembra tiene el cuerpo elipsoidal y aplastado de color blanco y finalmente se convierte en adulto); las hembras adultas joven tienen el cuerpo café claro, mientras las hembras mayores de 24 horas de edad y tiene el cuerpo café oscuro, la deutoninfa y el adulto macho se parecen a la protoninfa hembra, pero se distingue de ella por el cuerpo mas anguloso y de color verde. La salida de Varroa jacobsoni Oudemas se da cuando emerge la abeja de la celda, la cual trae consigo; la Varroa madre y su descendencia, en algunos casos parte de la descendencia se queda en la celda y la que sale trata de subir sobre las abejas; generalmente teniendo preferencia por abejas nodrizas.

Los ciclos reproductivos que cada hembra Varroa puede tener no se conocen pero artificialmente se conocen 7 ciclos.

El periodo de desarrollo o metamorfosis completa es de 5.5-7 días y el de las hembras 7.5 a 9 días.

La forma de alimentación dentro de la celda operculada se da mediante una punción que hace a la larva para extraerle la hemolinfa; esta punción la realizan los ácaros jóvenes y su madre.

La descendencia de la madre Varroa, ya estando maduras sexualmente requieren una alimentación adicional antes de poner su primer huevo, esto sucede entre 4 y 14 días en donde se montan en una abeja para punzarla y alimentarse; al alcanzar la madurez buscan una celda de 9 días y el proceso se reinicia.

En cambio cuando la madre Varroa emerge de la celda junto con la debilitada abeja, busca una nueva celda a punto de ser operculada y el proceso se repite.

El periodo de vida de un ácaro de Varroa es de 3 a 6 meses, esto depende de la temporada y humedad en el interior de la colmena; con temperaturas entre 13-25º C y 50% humedad relativa las hembras viven menos de 24 horas, el acaro puede sobrevivir hasta 9 días sin alimentarse fuera de su huésped.

La expansión del ácaro generalmente se da por el pillaje, la deriva del ir y venir de los zánganos y la manipulación inadecuada de colmenas por parte del apicultor.

El efecto que produce la acción de Varroas sobre las larvas es la pérdida de peso, falta de vitalidad, muerte prematura, cuando la cría es parasitada por más de 8 ácaros, las pupas mueren y no concluyen su metamorfosis (Figura 4), y esto da lugar a que se manifiesten signos parecidos a la enfermedad de Loque Americana; por el hecho de que cuando las larvas mueren sufren un proceso de putrefacción desprendiendo un olor desagradable; sin embargo las abejas retiran los opérculos quedando en el fondo de las celdas, los excrementos de los ácaros que son fácilmente observables teniendo forma filamentosa de color blanco.”

Figura 4

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