Últimamente se ha revertido totalmente el preconcepto de
la estrategia terapéutica para tratar enfermedades dando paso a un criterio
mucho más amplio que tiene que ver con la prevención y el equilibrio de la
colmena.
Para comprender y aplicar esta nueva concepción, hay que
tener en cuenta a la colmena como una gran familia con una estrecha relación y
dependencia entre los individuos que la componen.
La sanidad de una colonia puede interpretarse como el
equilibrio entre el organismo y el ambiente. Cuando por algún factor se rompe
este equilibrio, nos encontraremos frente a alteraciones de los procesos fisiológicos
normales, y éstas alteraciones dan como resultado la aparición de enfermedades.
Cuando el hombre interviene en el estado natural de una
familia de abejas, le brinda un hábitat para que pueda desarrollarse, logra que
la misma alcance poblaciones mucho más grandes que lo normal, utiliza
diferentes productos químicos, y las somete a situaciones de estrés (traslados,
altibajos en las reservas de alimentos, revisaciones periódicas, etc.), predispone
de cierta forma el desequilibrio mencionado.
Normalmente, antes de la aparición de los síntomas
clínicos, ya hubo pérdidas de producción y un decaimiento de la colmena que
llevará tiempo revertir. Recordemos que el pasaje entre la salud y la enfermedad
es un proceso progresivo con toda una gama de estados intermedios.
La prevención es la herramienta fundamental para asegurar
el buen estado sanitario de la colmena. Para
favorecer la profilaxis, se parte de la base que un individuo con un adecuado
estado fisiológico, genera una respuesta global eficiente ante la aparición de
agentes patógenos.
Hay dos factores que inciden favorablemente en el
fortalecimiento de la profilaxis, uno está relacionado con la genética
(genotipo con resistencia a patógenos), y el otro es el referido a la nutrición.
Particularmente en este último punto debemos tratar de evitar los altibajos de
alimentos.
Los desarreglos en la alimentación predisponen a un mal
funcionamiento glandular y un estado de debilitamiento general que es la puerta
de acceso de las enfermedades.
Es decir, mantener un nivel nutricional y realizar un
manejo racional de la colmena permiten sostener un estado óptimo y mejorar la
producción.
Mecanismos de defensa propios de la abeja
Hay una serie de mecanismos que permiten a la abeja
defenderse de enfermedades y parásitos. A continuación los enumeramos
sintéticamente ya que los mismos serán abordados en profundidad cuando tratemos
cada enfermedad en particular.
Comportamiento higiénico: Las adultas encargadas de
cuestiones sanitarias retiran larvas o upas enfermas de la colmena para evitar
su putrefacción, eliminando al mismo tiempo la fuente de contagio.
Mecanismo de limpieza entre abejas adultas: Es un
mecanismo de defensa contra parásitos que ha comenzado a desarrollar frente a
los elevados grados de infestación. Consiste en que las abejas altamente
parasitadas, reaccionan con sacudidas extrañas, y otras abejas reconociendo
esta forma anormal de actuar colaboran con ella removiéndole los parásitos.
Reposición de la pérdida de población: En algunas
situaciones, la reina obra aumentando su régimen de postura para hacer frente a
la mortandad de la cría.
Comportamiento de fuga: Con esta modalidad, la colonia se
aleja de un nido altamente parasitado o enfermo interrumpiendo la cadena de
infección.
Reacciones inmunológicas: Cada miembro de la colonia
desarrolla individualmente reacciones de su sistema inmunológico, con la
formación de anticuerpos en la hemolinfa.
Proventrículo: En las abejas adultas este hace las veces
de filtro que permite remover sustancias sólidas, esporas de bacterias y hongos
del buche, evitando la diseminación de patógenos.
Producción y uso de sustancias antibióticas: Son de vital
importancia para la defensa contra microorganismos. En la colmena encontramos
condiciones estériles en las celdas de cría, paredes, alimento larval y también
en las reservas.
Las enfermedades que afectan a las abejas son de origen
bacteriano, parasitario, viral y también podemos incluir como patologías la
acción de enemigos naturales y predadores.
Para tratar este punto de vital importancia en la
producción apícola, se ha dividido su estudio en tres módulos, enfermedades bacterianas, parásitos (internos y externos) y finalmente
virosis, hongos y otras problemáticas.