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21 julio 2016

Los pájaros salvajes que buscan miel para los hombres - Wild honey birds looking for men.

By: LUCÍA RAMOS AISA @lucildaR

Un tipo de ave ayuda a los humanos a localizar panales; los primeros consiguen miel y ellos, abejas. 
Los pájaros salvajes que buscan miel para los hombres - Wild honey birds looking for men.
La civilización occidental olvidó hace tiempo qué significa vivir en medio de la naturaleza, qué supone necesitar a otras especies animales para comer dulce. Muchos no sabríamos ni encender un fuego con dos piedras.

Pero al norte de Mozambique, como en otras zonas de África, la cooperación entre seres humanos y aves parece no haber cambiado desde hace siglos. Es más, parece haber mejorado.
Los pájaros salvajes que buscan miel para los hombres - Wild honey birds looking for men.
Dos hombres del pueblo Mbamba junto a uno de los pájaros-guía. Claire Spottiswoode

Cuando consiguen entenderse a partir de los sonidos, el ave conduce a los hombres árbol tras árbol en travesías de hasta un kilómetro hasta encontrar un panal,que suele estar escondido en lo alto de las ramas. Una vez encontrado, los hombres se encargan de encender fuego.

El humo generado espanta a gran cantidad de abejas, lo que facilita hacerse con la colmena, aunque algunas aprovechan para clavar su aguijones en la piel humana. Cuando el hombre consigue bajar el panal y lo abre, el nido de abejas se convierte en dos fuentes de energía: los seres humanos disfrutan de la miel y los pájaros ingieren la cera.

UN CASO ÚNICO EN EL MUNDO

A nivel antropológico, lo resaltable de esta relación reside en lo salvaje: el hombre no ha entrenado ni enseñado al pájaro como ha hecho con perros o halcones, sino que se trata de una manera de comunicación y colaboración natural. "Lo remarcable es que implica a animales viviendo en libertad cuyas interacciones con humanos probablemente hayan evolucionado por selección natural a través de cientos de miles de años", declara a EL ESPAÑOL Claire Spottiswoode, una de las autoras del estudio, especialista en la biología evolutiva en la Universidad de Cambridge y en la Universidad de Cape Town.

"Además, la miel es una buena fuente de calorías que se puede obtener legalmente de la naturaleza, ¡y en todo el mundo a la gente le gusta las cosas dulces!", bromeala investigadora.
Los pájaros salvajes que buscan miel para los hombres - Wild honey birds looking for men.
Un hombre obtiene el panal del tronco de un árbol. Claire Spottiswoode

En el mundo animal sólo se ha observado un caso similar de interacción: en algunas costas de Brasil los delfines reúnen manadas de salmonetes en las redes de lospescadores, "pero no se sabe si es mediado por una comunicación recíproca como el caso de los guías de la miel y los humanos en África", aclara Spottiswoode.

"Este tipo de hallazgos son únicos", cuenta a este periódico Laura Jiménez Ortega, profesora de psicobiología en la Universidad Complutense y miembro del Centro Mixto UCM - ISCIII de Evolución y Comportamiento Humanos,"porque es cierto que las relaciones mutualistas y/o simbióticas en las aves con otras especies son relativamente habituales, pero es muy poco frecuente el mutualismo entre animales y seres humanos".

HACIA LO SALVAJE

Spottiswoode relata su trabajo de campo a este diario: "La increíble ayuda de la comunidad de cazadores de miel del pueblo Mbamba en la Reserva Natural de Niassa fue esencial para el estudio. Tuvimos que andar cientos de kilómetros durante la época más calurosa del año. Algunas veces nos encontramos elefantes,búfalos o leones durante el camino, pero afortunadamente los cazadores de miel son muy hábiles ante los animales y saben reaccionar para mantenerse y mantenernos a salvo, así que realmente nunca sentí peligro".
Los pájaros salvajes que buscan miel para los hombres - Wild honey birds looking for men.
Paisaje en la Reserva Natural de Niassa en Mozambique. Claire Spottiswoode

Spottswoode y sus compañeros llevaron a cabo numerosos experimentos en Niassa para entender cómo los pájaros distinguían esa llamada humana de otros sonidos. La "llamada de la caza de miel" consiste en un gorjeo seguido de un breve gruñido. Los investigadores grabaron este sonido junto a otras palabras aleatorias de los cazadores de miel, así como sonidos de otras especies de pájaros.

Al reproducir las grabaciones ante el pájaro-guía, observaron que éste reaccionaba en mayor medida al escuchar el gruñido mencionado: a través de este sonido las probabilidades de ser guiado hasta un nido de abejas incrementaba de un 16% a un 54%.

Pero cada comunidad humana y aviar tiene sus modos. En el norte de Tanzania, el investigador Brian Wood registró que el sonido que emitían los hombres de la tribu Hadza (cuya dieta se compone de miel en un 20%) para reclamar a los pájaros era un silbido.

En base a esto, Spottiswood deja una puerta abierta acerca de los pasos que hay que seguir a partir de ahora: "Nos gustaría saber cómo el comportamiento de los guías de miel y la cultura humana han evolucionado entre los diferentes casos que dan por toda África. El primer paso será saber de qué manera los pájaros adquieren el conocimiento de las señales de sus colaboradores".
Los pájaros salvajes que buscan miel para los hombres - Wild honey birds looking for men.
Un hombre ante un fuego como parte del proceso de colaboración. Claire Spottiswoode

"Nosotros elegimos Mozambique porque la Reserva Nacional de Niassa es un increíble desierto donde la gente coexiste con la vida salvaje", explica la bióloga. "Rutinariamente cooperan con los guías de la miel. Este tipo de interacciones persisten en muchas partes de África precisamente porque siguen conviviendo con lo salvaje".

LA SIMILITUD ENTRE EL CEREBRO DE UN AVE Y EL DE UN HUMANO

"Para cantar, las aves utilizan unas estructuras del cerebro determinadas muy similares a áreas lingüísticas del cerebro humano, lo que implica que tienen una gran capacidad para asignar un significado a los sonidos. Hoy en día, de hecho, se considera que el cerebro de las aves es muy similar al de los seres humanos en cuanto a estructura y función", declara Jiménez Ortega, especialista en etología (estudio del comportamiento humano y animal) de aves.
Los pájaros salvajes que buscan miel para los hombres - Wild honey birds looking for men.
Imagen del pájaro guía de la miel Claire Spottiswoode

La investigación sobre aves actualmente se focaliza en el cerebro y en las capacidades cognitivas, incluyendo la metacognición, "la consciencia de lo que uno sabe y lo que otros saben. Los humanos sabemos que tal persona no sabe algo, pero los animales también: saben ponerse en el lugar del otro y adivinar lo que sabe y lo que no", explica Jiménez Ortega.

En primates se han realizado experimentos que prueban dicha capacidad intelectual: un primer experimentador coloca comida en un lugar delante de un chimpancé. El investigador sale y entra un segundo experimentador que cambia la comida de lugar. Cuando regresa el primer investigador, el chimpancé le indica que han movido la comida, ya que es consciente de que no lo sabe.

"En aves también se han observado indicios similares, aunque es más difícil de probar porque no tienen brazos, pero por ejemplo los Cuervos de Nueva Caledonia presentan un alto nivel en esta capacidad. Lo interesante de esto es que, a partir de dos líneas diferentes de evolución, los mamíferos y las aves presentan estructuras similares con funciones parecidas", concluye Jiménez Ortega.

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16 junio 2016

CUANTAS ABEJAS TENEMOS EN UNA COLMENA? - WE HAVE MANY BEES IN A BEEHIVE?

Hay miles de especies de abejas, unas viven solas, otras en agujeros en el suelo, algunas no tienen aguijón. 

La Apis Mellifera (o abeja doméstica) forma colonias de entre 15.000 y 80.000 abejas, dependiendo de su fortaleza, climatología y hábitat. 

Las colmenas definen al super organismo que forman tres tipos de individuos: Hembra reina (una), hembras obreras (casi la totalidad) y machos zánganos (menos del 4% o ninguno, dependiendo de la época del año).

Cuando una colmena es fuerte y su reina joven puede “enjambrar”, dividir la colmena con salida de parte de las abejas y la reina, que es sustituida por una nueva. 

Este proceso de expansión se llama “enjambre”, y si se repite días más tarde con un número menor de individuos se llama “jabardo”.

Más información:

Las abejas sociales poseen una organización no igualada por ninguna otra especie, con un complejo sistema de castas en el que el individuo en sí mismo carece de valor a favor de la colectividad de la colonia. 

Por eso se habla de una colonia de abejas como un superorganismo en el que la interacción entre sus componentes da lugar a un único individuo. 

Reflejo de este hecho es que los apicultores hablan de una colmena sana o enferma o, incluso, de la muerte de una colonia aunque en ella todavía vivan varios miles de abejas.

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28 marzo 2016

LOS ENJAMBRES - THE SWARMS.

Uno de los fenómenos más importantes relacionados con los colmenares tradicionales hace referencia a los enjambres.

Recibe el nombre de enjambre la salida de la colmena de una parte de las abejas obreras, entre 10.000 y 20.000, acompañadas de una reina y de unos pocos zánganos.

Este fenómeno que dependiendo de los años puede ser intenso o no, se debe al instinto de reproducción de la especie, y suele coincidir con el período de máximo desarrollo de la colmena.

Muchos colmeneros capturan todos los enjambres posibles, porque para ellos es la única forma de reponer las abundantes bajas invernales. Ya lo dice el refrán “de una colmena, ciento; y de ciento, una”, lo que indica la facilidad con la que puede aumentar el colmenar y la rapidez con la que desaparece.

Por eso, en verano, después de comer, los vecinos se dan una vuelta por su colmenar para ver cuántos enjambres tienen “posados”. Algunos, incluso, durante ese tiempo se pasan todo el día en el colmenar.

La salida del enjambre.

Los días previos a enjambrar, las abejas se muestran inquietas, disminuye su actividad de campo, se apiñan a la entrada de la colmena , forman la “barba” (acumulación de abejas inactivas) y se atiborran de miel para tener provisiones suficientes hasta que encuentren otro alojamiento.

La salida del enjambre, normalmente al mediodía, se convierte en un espectáculo emocionante, mezcla de alegría e incertidumbre. Antes de salir, se ven muchas abejas revoloteando alrededor de la colmena, con la cabeza inclinada hacia la piquera, alejándose y regresando de inmediato, hasta que se produce un zumbido especial por la salida masiva de abejas.

Luego se forma en el aire como una nube que parece inmóvil hasta que sale la reina y toma la decisión de “posarse” o emprende el vuelo. A veces la reina tarda en salir, por lo que el grupo retorna una y otra vez a la colmena.

Lo normal es que el enjambre se pose en un arbusto próximo al colmenar, especialmente si es el primero del año porque lleva la reina madre y al estar fecundada tiene dificultades para volar, adoptando el típico aspecto de piña o de racimo, para desde allí enviar a las abejas exploradores (unas 50 por colonia) con el fin de encontrar un alojamiento definitivo.

Para evitarlo, los colmeneros colocan sobre una rama o un palo clavado en el suelo una amalgama de hojarascas o ramaje que llaman “poner sobras” para, como decimos, atraer a los enjambres e impedir que se marchen.

Persecución

Cuando el enjambre no se “posa” en el entorno del colmenar, la nube de abejas se traslada a baja altura, entre los 20-25 kms. por hora.

Yo pienso que esas creencias no tienen fundamento científico ni dan resultado, sino que sirven para alertar a los demás de que ese enjambre ya tiene dueño.

Lo más probable es que esta costumbre de perseguir a los enjambres con ese alboroto proceda de la época romana, en que el dueño del enjambre para acreditar la propiedad del mismo tenía que seguirlo por el campo repleto de agricultores, y lo hacía voceando y haciendo ruido, para dejar constancia de la pertenencia de aquella nube de abejas viajeras.

Sí parece eficaz, sin embargo, lanzar sobre el enjambre chorros de agua a modo de lluvia, arrojar puñados de tierra al aire o deslumbrar a las abejas con espejos, pues, quizás, con esos efectos, se simula una especie de tormenta imprevista que puede llevar a las abejas, asustadas y confusas, a aterrizar apresuradamente.

Recogida

Una vez que la reina aterriza, es rodeada por sus súbditas y se forma un racimo bien compacto. Y, como el tiempo que permanece parado el enjambre es variable, entre varias horas y dos días, no debe demorarse la recogida del mismo no vaya a ser que tras una breve pausa emprenda de nuevo el vuelo.

El enjambre, una vez asentado, se debe recoger con calma y sin movimientos bruscos, variando el modo de proceder dependiendo de la situación en que se encuentre: si el racimo de abejas está en el suelo, entre las hierbas, lo mejor es acercar un cajón o enjambrera.

Con un poco de humo conseguiremos que las abejas entren por sí mismas; si el enjambre está colgado en una rama a gran altura, se puede emplear un artilugio casero a modo de saco abierto, suspendido en el extremo de una barra o palitroque.

 Ese recipiente se coloca debajo del enjambre y con un golpe seco sobre la rama se hace caer dentro la masa de abejas; si las abejas están suspendidas de una rama pequeña, se la corta con una tijera y se traslada en la misma al nuevo alojamiento. 

Instalación en la colmena

Una vez que el grupo de abejas se ha apaciguado se sacude dentro de la colmena.

A veces las abejas no aceptan la nueva morada, marchándose una y otra vez. Para impedirlo, es bueno rociar la colmena con agua miel.
En el supuesto de que nadie recoja el enjambre se vuelve errante hasta que él mismo se mete en un hueco de árbol, en una chimenea, en el caño del techo de una casa, en el hueco de una persiana, etc.

Hay colmenas muy propensas a enjambrar hasta tal punto que llegan a emitir hasta diez o doce enjambres cada año, cada vez más pequeños y que el colmenero abandona.

Salvo el primero, que suele ser el mejor, todos los demás llevan reina joven sin fecundar, por lo que vuela con gran facilidad y no suele posarse cerca del colmenar.

Por: Félix Herrero García.


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